Las discusiones sobre la manera en que ha jugado Lionel Messi la Copa Mundial de fútbol van desde las miradas más optimistas (“definió dos partidos de la primera fase”, “dio la asistencia a Di María ante Suiza”) hasta visiones muy críticas (“no ha estado en su mejor forma”, “no ha corrido lo suficiente”). Entre tanta diversidad, al menos hay consenso en un punto: la actuación de Messi será determinante en el destino final de Argentina, en el partido por el título de la Copa Mundial ante Alemania.
Messi ha disputado 92 encuentros internacionales con la selección argentina; pero ninguno tan importante como el de este domingo, frente a los “tanques teutones”. En Brasil 2014, la “Pulga” ha marcado cuatro goles y ha dado dos asistencias; pero poco importará esto si no logra brillar en el momento decisivo; Messi ha ganado cinco títulos de la Liga Española y tres Orejonas de la Liga de Campeones de la UEFA; con Argentina ganó el Mundial Sub-20, en Holanda 2005 y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing; sin embargo, ningún momento parece más relevante que levantar la dorada Copa FIFA, en el Maracaná.
¿Qué podemos esperar los que soñamos, suspiramos, sufrimos por el destino de la albiceleste? La respuesta es sencilla: frotemos la lámpara y esperemos que el Enano, “embotellado” en sus últimas dos presentaciones, nos conceda un único deseo, o sea, goles que lleven la tercera estrella al uniforme argentino.