En la final de la Copa del Rey, frente al archirrival de siempre, el Barcelona volvió a mostrar lo que muchos ya temíamos y había quedado claro en las líneas del sitio de apuestas OddsRing: aquel estilo de juego impactante, el tiki-taka que en no pocas ocasiones terminaba en un gol está, definitivamente, en el pasado.
Sobre la cancha de Mestalla ni siquiera hubo atisbos de aquel club que lo ganó todo bajo la conducción de Pep Guardiola. Quizás la mayoría de los nombres sean los mismos; pero «algo» falta. El Real Madrid no fue mucho más, sin embargo, logró concretar a lo que apostó desde el pitazo inicial: un contragolpe que incluyó una larga corrida de Gareth Bale (ahora todos justifican el abultado fichaje del galés) que burló a la inexistente defensiva azulgrana y a un indeciso Pinto.
Lionel Messi estuvo nuevamente de vacaciones. El mejor jugador del mundo trató por la derecha, por el centro…pero nada. Ni un disparo a gol. Sus críticos achacan su «desconcentración» a que no se ha concretado una nueva extensión de contrato. En realidad, la desmotivación de Messi y su bajo nivel es el mismo que el del resto del equipo, solo que, en su caso, lógicamente se siente más.
La nueva derrota deja a los culés sin títulos en la temporada 2013-2014 y estoy seguro de que adelantará la renovación de la plantilla blaugrana. Quién sabe…tal vez en poco tiempo los que seguimos al club culé «agradezcamos» la victoria del Real Madrid.