Por primera vez en siete años el Barcelona no jugará la semifinal de la Liga de Campeones de la UEFA y creo que, realmente, ese resultado se veía venir. El Atlético de Madrid no es mejor que el club blaugrana, al menos si analizamos la plantilla, pero el fútbol, como sabemos, es un deporte colectivo y, sobre el césped del «Camp Nou» y el «Vicente Calderón», los «colchoneros» jugaron como un gran equipo y merecieron ganar, incluso por mayor diferencia, el partido de vuelta.
El revés estoy seguro de que adelantará una renovación en la nómina blaugrana que muchos han pedido hace tiempo, quizás desde la salida de Pep Guardiola (hubiera sido interesante presenciar una semifinal Bayern Múnich-Barca y Chelsea-Real Madrid. ¿Se imaginan ese reencuentro de los dos directores más famosos del mundo con sus antiguos equipos?, pero, bueno, no sucedió).
Creo que los días del «Tata» Martino en el banquillo culé podrían estar contados. Tal vez solo el título en la Copa del Rey (si lograra superar al Madrid) y otro campeonato de la Liga influiría en que el argentino regresara la próxima temporada para cumplir su contrato de dos años.
La imagen del Barcelona en el Calderón fue lamentable. Messi volvió a desaparecer, Cesc está distante de sus mejores días y no entiendo cómo Xavi puede decir, en la conferencia de prensa, que el equipo «mereció el empate». ¿De veras? El Barca vive «horas grises» y no dudo que los problemas fuera de las canchas hayan influido en los resultados futbolísticos. Demasiadas distracciones. Corrupción. Una vez más, quizás la «mano negra» tantas veces mencionada por el presidente Bartomeu, esté dentro.