Ningún equipo es tan bueno cuando gana, ni tan malo cuando pierde. Esta frase, tantas veces repetida (¡por ser cierta!), podríamos aplicarla una vez más a los playoffs divisionales en la Liga Nacional. El primer día, los Piratas de Pittsburgh y los Bravos de Atlanta lucieron tan mal que, probablemente, no pocos se hayan apresurado en pronosticar cómodas barridas por parte de Cardenales y Dodgers. 24 horas después, la historia fue completamente diferente.
El novato Gerrit Cole lanzó el partido de su vida y los Piratas lograron una importantísima victoria, 7 por 1, sobre los Cardenales. Ahora, con la serie empatada y Francisco Liriano en el montículo para el tercer partido, en el PNC Park, creo que los pronósticos de ese playoff cambiaron y no poco.
Los Cardenales cometieron varios errores (Jay no debió perder el fly) y la ofensiva de los Bucs, con Pedro Álvarez como líder, conectó los batazos decisivos. ¿Regresará la serie a San Luis?
UN PROBLEMA NO “MINOR” EN ATLANTA
Zach Greinke no afrontó muchas complicaciones, solo que los bateadores de Atlanta conectaron batazos en los momentos decisivos y lograron igualar la serie, gracias al cerrado triunfo de 4 por 3. Este ha sido, hasta ahora, el único desafío realmente interesante en los playoff.
Los Dodgers comenzaron delante; pero, luego, los locales tomaron el mando (Greinke lamentará por un largo tiempo el jit de Chris Johnson, con dos outs). Mientras, el zurdo Minor comenzó a mezclar mejor los lanzamientos y los angelinos poco pudieron hacer hasta el octavo inning, cuando, ya con Minor en las duchas, Hanley Ramírez disparó un jonrón que acercó a los campeones del Oeste; sin embargo, el cerrador Kimbrel no afrontó problemas en el final.
Ahora la serie se traslada a Los Ángeles. En su terreno, los Dodgers fueron imbatibles en el calendario regular y creo que siguen siendo favoritos; pero los Bravos mostraron su mejor rostro en el segundo duelo y, de seguro, este triunfo eleva la confianza del equipo.