En uno de los paquetes audiovisuales que ahora se comercializan con tanta profusión en la capital cubana encontré dos videos, capturados de una cinta VHS, que incluían imágenes del playoff final de las Series Nacionales de 1994 y 1996, en los que se enfrentaron Industriales y Villa Clara.
El archivo realmente no estaba en las “mejores condiciones” de audio y sonido, pero eso no me importaba mucho, porque lo valioso para mí era volver a ver aquellos jugadores, muchos de los cuales hicieron historia y pasaron a ser ídolos de mi infancia. Luego decidieron vivir fuera de Cuba. Confieso que sentí nostalgia en aquella media hora, algo similar a lo que me acaba de ocurrir al presenciar un video, filmado con un teléfono móvil, que contenía algunas escenas de los partidos celebrados en Miami, entre veteranos jugadores cubanos.
Esta serie había sido anunciada con muchísima anticipación y creo que desde ese momento comenzó a ser polémica, en ambos lados del Estrecho de la Florida. El Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) no apoyó la idea de celebrar los 50 años de Industriales (debutó con ese nombre en la Serie Nacional de 1963) con el enfrentamiento en Miami entre jugadores cubanos, pero que viven aquí y allá; sin embargo, tampoco conozco de alguna traba impuesta. Siempre quedó claro que esa era una “iniciativa por cuenta propia”.
En Miami, la idea de la empresa Somos Cuba despertó sentimientos encontrados. Probablemente a muchos les interesaba ver a algunos de sus “héroes de juventud”, a otros no les importaba para nada ese duelo de veteranos y otros, los menos, creo, armaron la habitual algarabía ante cualquier acción que signifique reencuentro. En este caso, las “críticas” estaban dirigidas a Javier Méndez y Juan Padilla, dos de las figuras más icónicas de Industriales quienes se opusieron, durante un partido de los Panamericanos de Winnipeg, en 1999, a la provocación de un cubano que vivía en Estados Unidos. Las estridencias de estas personas provocaron que la Universidad Internacional de la Florida retirara el “visto bueno” a su estadio.
Parecía que la serie “caería” ante la intolerancia; pero se produjo el viaje a Miami de 10 peloteros (Lázaro Vargas, Juan Padilla, Javier Méndez, Armando Capiró, Lázaro Valle, Rey Vicente Anglada, Pedro Medina, Armando Ferreiro, Tony González y Enrique Díaz). Su presencia allí recibió, en un inicio, una amplia cobertura mediática. Así aparecieron las declaraciones de Vargas a Edmundo García, la visita a la Ermita de la Caridad del Cobre, el reencuentro de Anglada con su hijo; pero después fue difícil encontrar informaciones detalladas sobre los encuentros.
Las negociaciones solo lograron el permiso para utilizar el pequeño estadio de la Alonso High School, en Tampa. El primer partido se desarrolló el viernes 23 de agosto. Industriales vistió con su uniforme azul y sus contrarios de rojo, bajo el nombre de “All Star Cuba”. De acuerdo con los datos de Yasel Porto, recogidos en el sitio Crono Deportes, los azules alinearon con Enrique Díaz en el jardín izquierdo, Rey Vicente Anglada en la intermedia, Lázaro Vargas como antesalista, Javier Méndez en el centro, Pedro Medina en la inicial, además de Juan Padilla en el campo corto, Armando Ferreiro de receptor, más los refuerzos René Arocha como bateador designado y Osmani Estrada en el jardín derecho. Lázaro Valle fue el pitcher abridor.
Los “All Star” fueron dirigidos por el villaclareño Orlando Chinea a quien pude ver en el video del play off de 1994. Industriales marcó cuatro carreras, en el segundo inning, gracias en buena medida al jonrón de Armando Ferreiro, con Javier y Padilla en circulación.
Luego y cito textualmente a Porto: “los locales descontaron ante Valle, quien se presentó con gran velocidad y su habitual slider envenenada En su labor de 4 innings pudo llevarse por la vía del ponche a 6 bateadores. Sin embargo, la rodilla derecha le empezó a doler en el cierre del primer tercio, y ya en el quinto inning fue necesario traer como relevista a Arocha.”
Luego, un cuadrangular con las bases llenas de Ángel “el Diablo” López, receptor titular en los tres títulos consecutivos de Villa Clara en 1992, 93 y 94, dio ventaja al “All Star”. Este equipo más tarde amplió la diferencia, por la actuación ofensiva de otro integrante de la Naranja Mecánica de los 90, Osmany García, y del pinareño Yobal Dueñas.
Industriales igualó la pizarra, en el sexto inning, por el bateo de Arocha y Enriquito, pero en el cierre de ese capítulo, los “All Star” tomaron definitiva ventaja de 7 carreras a 5 y así concluyó el desafío.
Al día siguiente, Anglada tuvo problemas con su rodilla y no pudo jugar, por lo que Industriales necesitó “refuerzos.” Los Azules empezaron debajo; pero remontaron y se pusieron 4 a 2, ante el trabajo del habanero Larry Rodríguez. El primer relevista de los “All Star” fue una sorpresa para mí, porque pensé que Mario Véliz ya no podía lanzar ni una pelota. Frente a este pitcher— que brilló con Villa Clara— Industriales anotó dos veces e igualó, en ese momento, el desafío a cinco carreras.
En el cierre del séptimo capítulo llegó la lluvia y el partido fue suspendido, con empate a 5. Por el “All Star” sobresalieron Yobal Dueñas, Osmany García y Ángel López, quienes tuvieron el apoyo ofensivo de los habaneros Juan Carlos Millán y Luis Enrique Piloto.
Según Porto, entre los dos partidos asistieron más de mil personas al estadio. En el video pude apreciar que algunas partes de las gradas estaban completamente ocupadas, mientras otras lucían vacías. Pensé que más peloteros cubanos que viven en Estados Unidos se sumarían a esta iniciativa, pero no sucedió así. Los jugadores en activo están inmersos en la temporada regular de las diferentes competiciones del béisbol organizado; sin embargo, de otros no pude encontrar ninguna declaración. Quizás la mayor ausencia haya sido la de Orlando “el Duque” Hernández.
El 31 de agosto cerrará la serie, con un encuentro previsto para el Fort Lauderdale Atlantic Stadium, un sitio que tiene capacidad para 8000 personas y que sirvió como sede de los entrenamientos primaverales de los Orioles de Baltimore.
Cinco décadas atrás se formó el equipo más seguido y polémico de la pelota cubana, el que más Series ha jugado y el que más títulos acumula. Muchos de los jugadores que formaron a esa selección en las últimas dos décadas ahora residen en el exterior, por lo que la idea de la serie en Miami de cierta forma nos recuerda que “detrás de los que no se fueron, detrás de los que ya no están, hay una foto de familia, donde lloramos al final”, en palabras de Carlos Varela, de su canción Foto de Familia (del álbum Como los peces). Me gustaría pensar que en la foto de familia del béisbol cubano (compuesta por millones de personas, a pesar de las “distancias y la separación”) terminaremos por reír.