“No me regales más nada, déjame ganármelo yo, no me lo cobres luego a pedradas”
Buena Fe, en “Gracias por el fuego”, del disco “Presagios” (2006)
Como era de esperarse, el “tema Dayron Robles” continúa produciendo titulares mediáticos. Por un lado, la Federación Francesa de Atletismo asegura que existe interés en nacionalizar al vallista, aunque todavía no hay nada confirmado; mientras que, de este lado del Atlántico, diversos medios de comunicación republicaron una entrevista concedida por Alberto Juantorena, titular de la Federación Cubana de Atletismo, en la que abordó, nuevamente, el “caso Robles”.
Las palabras de Juantorena—el único hombre que ha ganado los 400 y 800 metros planos en una misma Olimpiada—volvieron a ser polémicas; pero no pretendo, en este post, analizar todas sus declaraciones, sino centrarme en una frase que me pareció muy llamativa:
“Recuerdo que también recibió como estímulo, luego de su medalla de oro olímpica en Beijing´08, un automóvil Peugeot, una casa en Guantánamo, su provincia natal, y estaba planificado entregarle otra en La Habana”
Me detengo en la idea del “estímulo”, porque creo que este es uno de los principales problemas que afronta el movimiento deportivo cubano y que los decisores deberían abordar directamente y sin mayor dilación. No comparto todas las posiciones asumidas por Dayron Robles y creo que quedan puntos “oscuros” en esta historia-sin-fin; pero…el guantanamero fue recordista mundial entre 2007 y 2012, campeón olímpico en Beijing, monarca mundial bajo techo y triunfó en no pocos mítines atléticos. Con todas esas victorias, estoy seguro de que ganó suficientes premios en metálico para comprarse, por sí mismo, aquellas cosas que determinara imprescindibles para mejorar su nivel de vida.
Pero… (y regresan los peros), los atletas cubanos solo obtienen el 15% de lo que ganan en los eventos; mientras su entrenador recibe apenas el 5%. La matemática es aplastante: 20% para deportista-coach y 80% para el país. La desproporción es inmensa y espero que, más temprano que tarde, se produzca un viraje total. Por ejemplo, en una reciente entrevista el pelotero Alfredo Despaigne declaró que había recibido el 80% del total de su contrato con los Piratas de Campeche, en la Liga Mexicana de béisbol. Esta es una cifra más justa, entonces, ¿por qué no aplicarla a todos los deportes?
Entiendo también que de ese aporte monetario sale parte—o, quizás, una gran parte— del presupuesto del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) para mantener al movimiento deportivo cubano, para pagar las cuotas mensuales (en pesos libremente convertibles) que reciben los medallistas olímpicos y mundiales; pero…ojalá llegue el día en que los atletas no tengan que pensar más en “estímulos”, sino que sepan que, únicamente con su esfuerzo, pueden construir, en su país, una mejor vida.
¿Que tal Masjuan? Excelente una vez más tu artículo y los puntos de vista que expones en el. Esas diferencias me imagino que crearan bastante disgusto en los deportistas. Lo más justo por puro sentido común es igualar todos los deportes y que nuestros deportistas tengan derecho al cobro de, como mínimo, el 70% de lo que ganan. Son cambios que, entre otros, se antojan imprescindibles para el futuro del movimiento deportivo cubano y para el país en definitiva, que saldrá más beneficiado que perjudicado si toma las decisiones que tiene que tomar con celeridad. No se puede seguir actuando con lentitud y con la táctica de la gota de agua, a no ser que les importe un comino el desarrollo del deporte en Cuba. Si no lo hicieran mucho me temo que el caso Robles no será el último, sino uno más en la larga lista que está por venir. Como conclusión se podría decir la siguiente frase: Cuando se actua siempre en cámara lenta, la dinámica de la vida acaba por pasarte la cuenta. Un saludo