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Voleibol cubano: Morenas lejos del Caribe

Las "Morenas" junto al gran entrenador (ya fallecido) Ñico Perdomo
Las «Morenas» junto al gran entrenador (ya fallecido) Ñico Perdomo

Durante mucho tiempo fueron conocidas como las Espectaculares Morenas del Caribe. Bajo la dirección de Eugenio George, Antonio Perdomo y Luis Felipe Calderón (en distintos períodos), la selección cubana de voleibol fue indetenible, especialmente en la década del noventa. Tres títulos olímpicos consecutivos, dos campeonatos mundiales, dos Grand Prix, siete coronas panamericanas en línea ilustran cuán grande fue el dominio de una generación que tuvo en Regla Torres—reconocida como la mejor voleibolista del siglo XX— y Mireya Luis a sus dos grandes líderes.

Después, como tristemente sabemos, vino la debacle y, en la actualidad, el voleibol femenino cubano lo ha perdido todo (o casi todo), a tal punto que ni siquiera domina en su zona geográfica. ¿Las razones para tan profunda caída? Muchas, pero podríamos resumirlas en la incapacidad de adaptación al deporte contemporáneo. En otras palabras, al igual que sucede con el voleibol masculino, las jugadoras más talentosas ya no están en el Caribe y sí dispersas por diferentes ligas del mundo.

Esto no es nada nuevo, pero las “solicitudes de bajas” en el equipo nacional han aumentado notablemente. Las últimas en realizar esta petición fueron las pasadoras Ana Yilian Cleger y Lilianne Marcillán, por lo que la selección quedó, de repente, sin acomodadoras.
Ciertamente es muy difícil para cualquier cuerpo técnico obtener resultados cuando su plantilla es inestable y, además, cuando sabe que, quizás en un futuro no tan lejano, cualquiera de sus estrellas emergentes pudiera, también, “solicitar la baja”, para luego reaparecer, probablemente dos años después, en la nómina de algún club profesional.

Creo que todos han identificado el “problema”, pero lo que más me preocupa es la ausencia de decisiones que afronten, directamente y sin tapujos, el tema principal.  Analicemos algunas declaraciones recientes de Eugenio George, ese formidable director técnico, sin dudas el más completo del siglo XX y quien ahora ocupa el puesto de Presidente de la Federación Cubana.

De acuerdo con George, “ninguna liga foránea va a resolver nada, tenemos que trabajar en nuestro país deportistas, entrenadores, directivos, todos, en aras de rescatar los valores que han caracterizado a nuestro deporte”. A partir de estas palabras, entonces me parece que, por el momento, la inserción de jugadoras cubanas en ligas profesionales está “fuera del tablero de negociaciones”.

Además, supongo que con estas posiciones, pues también sigue en “línea de espera” la posibilidad de reincorporar al equipo nacional a voleibolistas que juegan (o lo harán próximamente) en el extranjero. La lista, como también sabemos, es larga e incluye a Giselle Silva, Yanelis Santos, Wilma Salas, Kenia Carcasés, Nancy Carrillo, Daimí Ramírez y Rosir Calderón. Cualquier parecido con lo que sucede en el voleibol masculino no es mera coincidencia. Entonces, aquí tenemos el punto neurálgico del problema: la no utilización de todo ese talento que se formó en Cuba (incluso algunas brillaron con la selección nacional). ¿Por qué no utilizarlo? ¿Por qué no avanzar hacia posiciones que superen las diferencias y nos permitan disfrutar de nuevos triunfos de las que una vez fueron “Espectaculares Morenas del Caribe”.

Por lo pronto, el equipo nacional regresará al Grand Prix, pero en ese certamen su principal objetivo será “aprender” y “tomar experiencias”, dos frases que cada vez son más comunes en casi todas las modalidades deportivas que se practican en Cuba.

Algunos datos del Grand Prix:
Cuba ha participado en 18 de las 20 ediciones. De acuerdo con el diario Granma, las mejores actuaciones de las cubanas ocurrieron en el debut de estos certámenes, en Japón, 1993 cuando ganaron el título, y en el 2000, al repetir el primer escalón. No asistieron a las citas del 2009 y el 2010, mientras que sus peores actuaciones tuvieron lugar en 2003 y 2011, al finalizar en el onceno escaño.

En la vigésima edición, Cuba jugará contra Holanda, China y Bulgaria en el primer fin de semana; luego el equipo viajará a Ekaterimburgo, donde chocará contra Tailandia, Italia y las anfitrionas rusas. Después cerrará en Kazajstán, frente a Brasil, Holanda y las locales.

La selección estará liderada por la atacadora opuesta Yoana Palacios (22 años) y la central Rosanna Giel (18); mientras, como pasadoras debutarán Beatriz Vilches (18) y Dairilis Cruz (22) quien hasta hace muy poco era atacadora auxiliar. Completan al equipo: Melissa Vargas (¡de solo 13 años!),  Jennifer Álvarez (19) y Sulian Matienzo (18), las centrales Daymara Lescay (20), Alena Rojas (20) y Heidi Rodríguez (20), y las líberos Emily Borrell (21) y Dayessi Ruiz (16).

Juan Carlos Gala se mantiene como director técnico y contará con el apoyo de Regla Torres y Wilfredo Robinson.

Pobres resultados en 2013 de la selección cubana:
Dos torneos en China, donde enfrentaron a las locales, Puerto Rico y Tailandia: el balance fue de 0 y 6
Copa Panamericana en Perú: finalizaron en el cuarto lugar y aseguraron un boleto para el Grand Prix de 2014
Copa Boris Yeltsin: cuarta posición entre seis participantes.

Vea además:
Espectaculares Morenas del Caribe… ¿la debacle? (I): Eugenio George
Espectaculares Morenas del Caribe… ¿la debacle? (II): Mireya Luis
Espectaculares Morenas del Caribe… ¿la debacle? (III): Juan Carlos Gala

2 comentarios

  • Javier

    No recuerdo pero acaso no fue «separado» el propio Eugenio por haber contratado a las morenas del caribe en ligas foraneas al principio de los 2000?

    • Saludos Javier! Tienes muy buena memoria…Eso ocurrió después de una «pequeña apertura» que fue muy beneficiosa, a comienzos de siglo, pero que, como sabemos, terminó muy rápido y Eugenio cayó en el ostracismo durante algún tiempo

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