Los días olímpicos del béisbol terminaron después de los Juegos de Beijing, 2008. Este mismo problema afectaba al softbol, así que ambos deportes decidieron que el mejor camino para retornar a las citas estivales era formar una única organización, la Confederación Mundial. Esa unión ya produjo un resultado muy favorable: la candidatura conjunta logró incluirse entre las tres finalistas que buscarán una plaza en el programa oficial de los Juegos de 2020. ¿Podrá derrotar a la lucha y al squash? Difícilmente.
La Asamblea General del Comité Olímpico Internacional (COI), prevista para septiembre, en Buenos Aires, promete ser tensa, porque se decidirán dos cosas esenciales: la ciudad sede de los Juegos de 2020 y el deporte número 28. Tokio, Madrid y Estambul tratarán, hasta el último minuto, de presentar las ventajas de su propuesta para convencer al mayor número posible de delegados. Algo similar ocurrirá con las tres modalidades que también se someterán a votación.
Entre las tres, la lucha es la principal favorita. Su salida del programa oficial de competencias, en febrero, fue una enorme sorpresa, porque este deporte ha estado presente en todas las ediciones de los Juegos. Al parecer, el COI no estaba satisfecho con los cambios en la reglamentación, sobre todo en la modalidad greco-romana, ya que, supuestamente, afectaban al espectáculo televisivo.
Desde que se produjo esa fortísima “llamada de alerta”, los directivos de la lucha cambiaron al presidente de la Federación internacional y aseguraron la implementación de modificaciones en las reglas de los combates. Esto sería suficiente para garantizar su continuidad dentro de los Juegos, pues más de un siglo como parte del movimiento olímpico y decenas de miles de practicantes en todo el mundo lucen como argumentos de enorme peso.
El squash nunca ha estado en unos Juegos y probablemente se mantenga así por otro ciclo más. “Es la primera vez que estamos tan cerca”, dijo el presidente de la Federación, el indio Narayana Ramachandran. Tal vez el mayor triunfo de este deporte haya sido llegar hasta la ronda final de votación, por delante de modalidades como la escalada, el karate, el wushu y el wakeboard.
¿Queda alguna posibilidad para el béisbol/softbol? Después de sus fallidos intentos por reingresar al movimiento, en los Juegos de Río de Janeiro 2016, estos dos deportes comprendieron que debían presentar una propuesta conjunta. Con ella eliminaron una de las principales críticas: era la única especialidad donde no competían los dos sexos.
La fusión de las organizaciones internacionales de ambas especialidades en la Confederación Mundial de béisbol y softbol, con dos copresidentes, Riccardo Fraccari y Don Porter, fue un paso inteligente. Solo este movimiento convenció al Comité Ejecutivo del COI para otorgar el pase a la ronda final de votación, en Buenos Aires, porque el otro problema que provocó la exclusión del béisbol sigue sin resolverse: el compromiso de participación de la Major League Baseball (MLB) con sus principales jugadores.
La celebración del III Clásico Mundial, en marzo de este año, mostró el mejor rostro del béisbol y también sus lados oscuros. La Confederación lo presentó como el principal torneo de pelota y exaltó sus buenos resultados económicos y el alcance global del certamen; aunque, como sabemos, también hubo grandes dificultades, por el habitual desinterés de jugadores y propietarios de equipos de Grandes Ligas.
El Clásico es organizado por la MLB y ni siquiera eso garantizó la presencia de todas las estrellas. Entonces, ¿qué podemos esperar para una Olimpiada? Por lo general las citas estivales se celebran en los meses de verano, cuando la temporada regular en Estados Unidos está en uno de sus momentos definitorios. Detener el calendario, aunque sea por una semana, parece muy poco probable. Quizás MLB otorgue determinados permisos a peloteros que juegan en ligas inferiores (AAA y AA), como sucedió en las ediciones de 2000 y 2008 con la selección estadounidense; pero esto no convencerá a los delegados del COI.
Sin un compromiso serio por parte de la MLB, lamentablemente el esfuerzo de la Confederación por retornar a los Juegos no fructificará. Como muchos temíamos, los días olímpicos del béisbol parecen haber terminado con aquel batazo de Yuliesky Gourriel, en la discusión del título, ante Corea del Sur, en Beijing.