En el primer partido de la Final de la NBA, LeBron James consiguió otro triple doble, pero el Miami Heat no pudo aguantar a los San Antonio Spurs y terminó con un revés de 92-88. Era la tercera vez que los floridanos comenzaban una final debajo en la serie; aunque, a diferencia de las otras, esta vez jugaban en casa.
D-Wade llamó al segundo partido de “vida o muerte”; sin embargo, hasta el tercer cuarto, parecía que el duelo podría terminar nuevamente mal para los actuales campeones. El mejor jugador de la NBA, el MVP por cuarta ocasión, en fin, el Rey LeBron no estuvo en su mejor noche y falló disparo tras disparo (10 de sus primeros 13). Los Spurs iban delante 62-61; pero ahí llegó el recital de disparos de tres puntos y el Heat, vaya sorpresa, paseó la distancia en el último cuarto, hasta el definitivo 103-84.
Los triples en línea de Mario Chalmers—jugó probablemente el mejor partido de playoff de su vida—Ray Allen y Mike Miller iniciaron una impresionante seguidilla del Heat, de ¡33 a 5! que definió el desafío. Los Spurs, a diferencia del primer desafío, cuando solo tuvieron 4 pérdidas de balón, jugaron de manera muy errática. Parker perdió cinco balones y solo encestó 5 de 14; mientras, Tim Duncan estuvo peor: 3 de 13.
LeBron logró mejorar sus números hacia el final, aunque de cualquier forma terminó por debajo de lo esperado: 7 de 17 (17 puntos), 8 rebotes y 7 asistencias. Chalmers fue el más productivo, 19. Ahora el playoff por el título se traslada hasta San Antonio. La derrota ante Miami significó el final de varias rachas para los tejanos: siete victorias consecutivas en la postemporada y seis éxitos en Finales de la NBA, desde 2005; pero, supongo que Greg Popovich no se haya marchado insatisfecho de la humedad floridana, pues los Spurs obtuvieron lo que esperaban: una división.