Alexander Grishuk pensó que tenía una posición ganadora contra Leinier Domínguez, en la décima ronda del Grand Prix, en Salónica. El fortísimo GM ruso, de 2779 puntos de coeficiente ELO, tenía ventaja material y parecía que era solo cuestión de tiempo para que el cubano, que condujo las negras, inclinara su rey.
Entonces, el mejor ajedrecista de Latinoamérica encontró un plan “salvador”, que lo condujo a la división del punto, por jaque perpetuo. La jugada decisiva fue la 24, cuando el cubano entregó el caballo en c3 y esto provocó que su alfil y dama se combinaran para los tres jaques sucesivos.
Leinier planteó la Defensa Grüenfeld y en la conferencia de prensa declaró que no recordaba mucho de la teoría (¿seguirá sin laptop? ¡Espero que no!); pero se las arregló para introducir una novedad que mejoró la posición de las negras. Este fue el cuarto empate del cubano en Salónica, por lo que arribó a 7 puntos y quedó solo en la segunda plaza del certamen, porque el estadounidense Gata Kamsky (en su cumpleaños 39), destruyó fácilmente a Alexander Morozevich y llegó a 7,5 unidades.
La cuarta parada del Grand Prix ha tenido a dos jugadores brillantes (Leinier y Kamsky) y dos que han vivido una “pesadilla griega”: Morozevich quien perdió su cuarta partida consecutiva y Vassily Ivanchuk que ha cedido casi 30 unidades en su coeficiente.
En la última ronda, Leinier llevará las blancas ante Veselin Topalov (2793). El búlgaro no ha tenido un buen torneo (recordemos que había ganado la tercera fase del Grand Prix); pero no por gusto es el jugador de mayor coeficiente. Otro empate le permitiría a Domínguez cerrar por todo lo alto el “torneo de su vida”.
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