La Olimpiada de Londres siempre será recordada por grandes actuaciones individuales y colectivas. Usain Bolt, Michael Phelps, David Rudisha, el once mexicano, las selecciones norteamericanas de baloncesto ocuparon múltiples titulares mediáticos; sin embargo, otros atletas y equipos decepcionaron tanto, que tratarán de borrar de sus recuerdos los Juegos de 2012.
En el atletismo se vivieron varios de los momentos más espectaculares de Londres y también hubo algunas sorpresas nada agradables para favoritos como Liu Xiang, Dayron Robles, Yelena Isinbayeva o el relevo estadounidense de 4 x 400. Los fanáticos y especialistas esperaban que estas grandes figuras brillaran en la capital británica; pero fallaron en el momento decisivo.
Antes de que comenzaran los Juegos, la final de los 110 metros con vallas despertaba mucha expectación: en el previsible duelo entre Xiang, Robles y los corredores norteamericanos podía caer el récord mundial del cubano. La historia es conocida: Xiang chocó con la primera valla; mientras Robles volvió a lesionarse. Ninguno pudo subir al podio de premiaciones y la marca de 12,87 segundos parece que resistirá un año más.
A pesar de la inestabilidad de sus resultados en los últimos dos años, la rusa Yelena Isinbayeva era la principal candidata para retener el título olímpico en el salto con pértiga. Los espectadores añoraban presenciar un nuevo récord mundial; pero no fue la tarde de la “Zarina”. Isinbayeva se vio superada por la estadounidense Jennifer Suhr y la cubana Yarelis Silva. La rusa recorrió el estadio con una sonrisa en su rostro; aunque, por dentro, probablemente no estuviera muy feliz.
Una de las especialidades que tenía un pronóstico menos complicado en el atletismo era el relevo masculino de 4×400 metros. Desde los Juegos de Helsinki, en 1952, hasta la cita de Beijing, en 2008, los estadounidenses dominaron sin problemas ese evento, por lo que, esta vez, fueron considerados nuevamente los favoritos. Sin embargo, la extensa cadena de victorias terminó en Londres, cuando el velocista de Bahamas superó en los últimos 50 metros a Angelo Taylor.
Otro de los deportes que despertó un enorme interés entre los fanáticos británicos fue el tenis. La presencia en Wimbledon de varios de los mejores jugadores del mundo —solo faltó el español Rafael Nadal— presagiaba un torneo fortísimo, en el que el serbio Novak Djokovic y el suizo Roger Federer fueron señalados como los rivales de mayor cuidado. Djokovic sufrió más, porque cayó en dos partidos consecutivos y quedó sin medallas; mientras que Federer no pudo obtener el “Slam Dorado”, al perder de manera abrumadora en la final, frente al británico Andy Murray.
En las especialidades colectivas se cumplieron casi todos los pronósticos; no obstante, hubo espacio para las decepciones, especialmente en el fútbol. Después de 84 años de ausencia, Uruguay pudo clasificar al torneo olímpico y los charrúas confiaban en repetir las hazañas de París, 1924 y Ámsterdam, 1928. Ese sueño tendrá que esperar, al menos un ciclo más, porque los dirigidos por Oscar Washington Tabares fueron eliminados en la primera fase. Algo similar ocurrió con los españoles, quienes llevaron a los Juegos a tres campeones de la Eurocopa celebrada en Ucrania y Polonia; pero poco pudieron hacer Jordi Alba, Javi Martínez y Juan Mata.
La derrota más publicitada en el fútbol fue la de la selección brasileña. Los sudamericanos querían conquistar en Londres el único título que faltaba en su impresionante palmarés, por lo que convocaron a un fortísimo equipo, liderado por Neymar. El ataque impresionó a lo largo del certamen y el once promedió tres goles por partido, así que pocos creían que México pudiera resistir a los pentacampeones mundiales. Sin embargo, el terreno rápidamente mostró una realidad distinta. Los mexicanos anotaron a los 26 segundos y luego supieron resistir, hasta el triunfo por 2 goles a 1.
Aunque los brasileños quedaron, una vez más, decepcionados por la actuación de su selección de fútbol, quizás el fracaso más asombroso en Londres se haya producido en el polo acuático. Durante tres Olimpiadas consecutivas (2000-2008) el equipo húngaro de polo acuático fue invencible. Nadie se atrevió, en los pronósticos, a dejar fuera del podio a los magiares; pero estos tuvieron una pobre actuación en la fase de grupos, luego cedieron ante Italia, y se marcharon sin preseas.
Las sorpresas también estuvieron presentes en el voleibol masculino. Poco antes del comienzo de la Olimpiada, se desarrolló la final de la Liga Mundial, en la que Polonia resultó ser un equipo muy superior al resto. En ese certamen, Estados Unidos concluyó en la segunda posición y Cuba fue tercera. Ninguna de estas selecciones llegó al podio de los Juegos. Los cubanos ni siquiera clasificaron a la cita estival; mientras Polonia y Estados Unidos fueron barridos en los cuartos de final. Los brasileños se resarcieron de su pobre papel en la Liga; aunque por mucho tiempo les molestará el revés, en cinco sets, contra Rusia, en la discusión del oro.
En los próximos años, los atletas y equipos que decepcionaron se involucrarán en disímiles eventos. Probablemente, la mayoría de ellos vuelva a ascender a lo más alto del podio; pero el recuerdo olímpico persistirá. Tal vez solo un título, en Río 2016, pueda borrar los tragos amargos de la cita londinense.