Después de tres partidos con muy poca ofensiva, la selección cubana de béisbol “despertó” en la Semana de Haarlem y puso fuera de combate (12 carreras a 1) a un débil equipo universitario de Japón.
Con esta victoria, la novena que dirige Víctor Mesa aseguró un puesto en la semifinal cruzada del certamen y, de paso, mejoró notablemente las estadísticas colectivas; pero esos números—ojalá se interpretaran así—no significan que se haya producido el ansiado cambio.
Nadie puede negar la capacidad “inventiva” del director cubano. Si frente a Taipéi de China trajo a su mejor abridor, como relevista, ahora colocó a un relevista, Darién Núñez, como abridor. Realmente no entiendo qué pasa con mi ídolo deportivo. Por supuesto que todos sabían que Japón era el rival más débil, no por la tradición—vamos, que han ganado los dos Clásicos Mundiales—, sino porque los asiáticos llevaron a un equipo de muchachitos universitarios que han recibido “palos” de todos los colores en Haarlem.
Pero ni siquiera ese “conocimiento del rival” justifica la utilización de Núñez, un novato, por encima de otros lanzadores, también relevistas, y de mayor experiencia. El nuevo invento de Víctor terminó en el quinto inning, cuando los japoneses amenazaron con acercarse en el marcador (perdían 5 a 1, en ese momento).
La elección del abridor quedará como simple anécdota; pero lo que más me preocupa es la improvisación. El partido ante los japoneses fue muy fácil y desde el segundo inning quedó decidido. Cepeda impulsó otra carrera más, con un doble en el capítulo inicial; mientras algunos “dormidos”, como Despaigne—que solo tenía un imparable—logró dos jits; Yuliesky Gourriel impulsó tres carreras y Ariel Pestano conectó el tercer cuadrangular de Cuba en el torneo.
A la selección nacional solo le falta un partido para culminar la etapa clasificatoria, ante Holanda; pero este no representaría nada, porque los dos ya están clasificados.
El cómodo triunfo sobre Japón posibilitó que el promedio colectivo del equipo subiera hasta 230. Además, Gourriel, Rusney Castillo, Despaigne, Pestano mejoraron sus estadísticas; pero… no somos tontos. Esos datos parecen “espejismos” en medio de un desierto ofensivo. Cayó Japón; aunque no retornó la confianza…todavía, dirían los más optimistas.