No pudo ser. Una vez más pasó “algo” en el momento decisivo y Víctor Mesa, el hombre que ganó cuatro títulos de Series Nacionales como jugador de Villa Clara, seguirá esperando por su añorada primera corona como director.
En Matanzas ahora lo adoran; mientras en la tierra donde nació, creció y brilló no pocos tienen sentimientos encontrados hacia el siempre presente número 32. De seguro quisiéramos verlo de regreso al frente de Villa Clara, quizás para dotar a esos jugadores de la explosividad que les falta y que tampoco estuvo presente en las dos discusiones por el título que perdieron los naranjas ante Industriales en 2003 y 2004.
El crecimiento de Víctor como director es evidente. Los tiempos de “locuras” en el estadio “Sandino” han quedado atrás. Ya no hay cambios constantes de jardineros, ni formaciones defensivas especiales, ni tantas peleas con los jugadores. En el banco hay un manager maduro, por supuesto, impulsivo, exigente; pero que, a diferencia de la enorme mayoría de los directores cubanos, emplea conceptos del béisbol moderno.
Víctor aplica la teoría del zurdo vs. zurdo; Víctor aplica la especialización del pitcheo, con un cerrador bien definido que, bajo ningún concepto, sale a lanzar en el quinto capítulo, ni siquiera cuando su selección lo necesita. Creo que lo aprendió durante sus años en México, donde dirigió en diferentes niveles. Víctor no tiene miedo a decir lo que piensa y cuando muchos deciden callar sobre la posibilidad de jugar en el extranjero, el número 32 habla con claridad. Sabe que lo escuchan y que muchos lo apoyan; aunque otros lo sigan tildando de loco. Ojalá tuviéramos más como él.
Después de caer en su tercer playoff frente a Industriales, la tristeza-resignación era evidente en el rostro de Víctor Mesa. Nadie puede exigirle más al número 32, porque colocó a Matanzas en la tercera posición de la Serie Nacional y por primera vez en 20 años ese equipo estuvo en la postemporada; pero Víctor quería más. Estuvo tan cerca de incluirse en la final; sin embargo, tal y como sucedió con Villa Clara, no fueron sus errores los que causaron la derrota en el séptimo desafío de la final occidental. Dice que regresará el año próximo con Matanzas y que su objetivo es ganar el campeonato. Con esa convicción, ¿cómo no creer en él?
Mi hermano en que mundo tu vives si en villa clara le jugaron maja por pesao y plasta que es a ese nada mas que lo quieres tu
Saludos Ronny y gracias por comentar en mi blog. Ciertamente Víctor Mesa es uno de mis ídolos, crecí viéndolo jugar y todavía recuerdo, con dolor, la forma atroz en que lo retiraron (y que él aceptó, en 1996). Por tanto, sí, soy su seguidor, pero también muy crítico con su personalidad. Con Villa Clara estuvo 8 años, desde la XL Serie, en 2000-2001 hasta la campaña 2007-2008, y en ese período llevó al equipo a dos finales contra Industriales (perdidas ambas por 0-4) y dos terceros lugares. Luego partió hacia México y cuando Eduardo Martín Saura planteó su salida de la dirección de Villa Clara, una de las primeras propuestas que se valoró fue traer de regreso a Víctor. No pudo ser, por diferencias probablemente internas, pero nunca «le jugaron maja»…En Matanzas acaba de completar una actuación fenomenal, porque ese equipo llevaba 20 años sin jugar en los playoff y la colocó en el tercer lugar. No un «plasta» como despectivamente lo señala ud. y si tiene dudas sobre cuánto ha significado ese director para Matanzas, le sugiero que busque las imágenes (quizás estén en YouTube o si vive en Cuba de seguro las vio en directo) después del triunfo en el séptimo juego de cuartos de final sobre Sancti Spíritus, cuando la afición matancera, en el estadio Victoria de Girón, lo cargó y lo paseó por el estadio. Además, a diferencia de otros que prefieren callar y guardar un silencio «cómplice», Víctor Mesa ha hablado, incluso en televisión nacional, sobre los principales problemas de la pelota cubana y sobre la necesidad de insertar a nuestros peloteros en las principales ligas profesionales del mundo. Por tanto, «no solo lo quiero yo»….