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Capablanca y los jaques perpetuos del ajedrez cubano

Leinier y Bruzón aparecen entre los 50 mejores jugadores del mundo
Leinier y Bruzón aparecen entre los 50 mejores jugadores del mundo

Todos los Grandes Maestros cubanos crecieron escuchando sus historias de matches impecables contra Kostic y Lasker y derrotas incomprensibles, como la sufrida frente a Alekhine. Del estudio de sus partidas probablemente hayan obtenido grandes enseñanzas, quizás la más importante sea que el ajedrez es un juego infinito, porque cuando creen que han llegado a algún punto, comprenden que falta todavía mucho por aprender.

Ciento veintitrés años atrás nació el mayor genio ajedrecístico en Cuba y uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Hoy la influencia de José Raúl Capablanca es fuerte y sus lecciones sobre cómo jugar los finales continúan siendo analizadas por los ajedrecistas. En 1988 la Federación internacional (FIDE, por sus siglas en francés) decidió que el 19 de noviembre—fecha de su nacimiento— sería considerado el “Día mundial del ajedrez”.

Capablanca ha sido el único campeón mundial latinoamericano y no sería arriesgado afirmar que esa condición la podría ostentar por otro siglo más. Después de su repentina muerte, ocurrida en 1942, el ajedrez cubano esperó, con paciente impaciencia, por buenas noticias, hasta que llegó la organización del primer Memorial Capablanca, en 1962 y luego la Olimpiada de La Habana, en 1966. Casi una década más tarde, ya con el nuevo sistema de títulos de la FIDE, Silvino García se consagró como el primer Gran Maestro del país.

Desde esa fecha muchas cosas han cambiado en el juego ciencia en Cuba. La masificación del ajedrez trajo excelentes resultados y el trabajo de los entrenadores con los talentos puede apreciarse en cifras muy significativas: 26 Grandes Maestros entre los hombres; mientras ocho mujeres ostentan la máxima condición de la FIDE; además, Leinier Domínguez y Lázaro Bruzón aparecen entre los 60 mejores del ranking universal.

La organización de eventos ajedrecísticos nacionales e internacionales ha mejorado; aunque el presupuesto para el ajedrez no sea de los más elevados. El Memorial Capablanca ha consolidado su prestigio como el torneo más importante que se organiza en Latinoamérica y en su más reciente edición el grupo principal alcanzó la categoría XIX, con un ELO promedio de 2712 puntos. La presencia en La Habana de figuras establecidas o de talentos ávidos por ascender, sin dudas contribuye a reforzar la imagen del ajedrez en Cuba.

Los números ofrecen conclusiones muy interesantes: desde el título de Silvino García, en 1975,  hasta 2000, en el país se formaron 11 Grandes Maestros; mientras en la siguiente década el total creció hasta 26; aunque los últimos dos en ingresar a la lista, el villaclareño Sandro Pozo y el matancero Yusnel Bacallao, esperan por la ratificación de su condición. En el avance influyó la continua inserción de los ajedrecistas cubanos en certámenes en diferentes partes del mundo, sobre todo en España.

Durante mucho tiempo las principales coberturas mediáticas las recibían Leinier y Bruzón. Esto lógicamente se mantiene; sin embargo, la amplia actividad de jugadores cubanos, con títulos de Maestro internacional y Gran Maestro, ha provocado dos evidentes modificaciones: el ajedrez ganó mayor espacio en los medios de comunicación y el ranking nacional, entre la cuarta y la décima posición, ha sufrido varios cambios en un corto período de tiempo.

El sueño de tener a un equipo olímpico, conformado por cinco jugadores de más de 2600 puntos de ELO, ya no parece tan lejano. Tal vez para la siguiente Olimpiada, en Estambul, en 2012, esa aspiración se convierta en realidad.

DAMAS EN JAQUE

El panorama del ajedrez femenino cubano no es tan alentador. Las mujeres no reciben muchas invitaciones a torneos y cuando logran incluirse en algunos certámenes, la inexperiencia a veces juega malas pasadas; no obstante, en los últimos tiempos varias de las mejores ajedrecistas nacionales han logrado excelentes resultados y esto despierta esperanzas.

La generación de las Grandes Maestras más veteranas, encabezada por Vivian Ramón, le ha dado paso a las más jóvenes y la pinareña Lisandra Ordaz y la santiaguera Oleiny Linares están cada vez más alejadas de sus compañeras en el ranking. Esa distancia creció luego de los sobresalientes resultados obtenidos por las dos en el Abierto de Panamá, donde Ordaz agregó 20 unidades a su coeficiente ELO, por lo que en la próxima actualización del listado mundial aparecería con 2378 puntos, un nuevo récord nacional.

¿Qué necesita el ajedrez cubano para continuar superándose? La respuesta se parece mucho a las de otras disciplinas: aumentar el número de partidas contra rivales de calidad. El ajedrez no compite en los Juegos Olímpicos—aunque tiene un evento con un nombre similar—, ni tampoco ofrece medallas en Panamericanos o Centroamericanos; sin embargo, pocos deportes en Cuba dominan tanto en el continente como lo hace el ajedrez. Capablanca estaría orgulloso.

Vea además:

Ranking nacional masculino y femenino

Publicado en CubAhora

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