No es de los temidos virus informáticos, ni tampoco una entidad infecciosa microscópica que se multiplica dentro de las células de otros organismos; sin embargo, los dueños y directores de clubes de fútbol lo consideran como uno de sus peores enemigos. Lo llaman “virus FIFA”, porque no pocos jugadores lo contraen cada vez que tienen que defender los colores de su país y, cuando regresan lesionados, no pueden rendir para el equipo que paga su contrato.
El debate sobre la excesiva cantidad de partidos en los que intervienen los jugadores a lo largo de un año no es nuevo; pero a pesar de las críticas por todas partes, en realidad el número de desafíos, combinados con largos y agotadores viajes, va en aumento. El factor económico tiene un rol predominante en la elaboración del calendario, porque ni los clubes ni las Federaciones nacionales quieren agregar más días de descanso, pues necesitan a los encuentros para ganar dinero.
Las ligas profesionales se han quejado, una y otra vez, sobre esta situación a la UEFA y a la FIFA, ya que son los clubes los que depositan el dinero en las cuentas bancarias de los futbolistas. La protesta es sencilla de comprender: mientras más juegue un atleta, mayores serán las posibilidades de sufrir una lesión y los ejemplos de torceduras de tobillo, roturas de ligamento y otros daños todavía más serios son, tristemente, abundantes.
Uno de los que no entiende la obligación de los clubes de ceder siempre a sus jugadores para las “fechas FIFA”—días en que se celebran los partidos oficiales o amistosos entre selecciones nacionales—es el técnico del Real Madrid, José Mourinho. Sus ideas, en muchas ocasiones, no son compartidas por la comunidad futbolística; pero ahora “Mou” sí recibió apoyo.
Mourinho aclaró que él compartía la importancia de los partidos de clasificación, para torneos como la Copa Mundial o la Eurocopa; pero que los amistosos, organizados por las Federaciones nacionales, frente a rivales inferiores y en países distantes, con el único objetivo de ingresar más dinero, deberían disminuir notablemente en un corto período de tiempo.
Otra de las voces que se sumó a la protesta fue la del presidente del club más completo en la actualidad, el Barcelona. De acuerdo con Sandro Rosell, la UEFA y la FIFA tienen la obligación de escuchar a los clubes y pagar altas cifras—como un seguro médico—ante cada partido internacional disputado por un jugador.
“No creemos que sea justo que nosotros paguemos los salarios y ellos usen a nuestros jugadores y obtengan ingresos usándolos. Esto es algo que debe ser tratado seriamente”, aseguró el titular catalán. Las protestas del Real Madrid y el Barcelona son comprensibles porque en todas las fechas FIFA pierden, durante varios días, a casi toda su plantilla.
El “virus FIFA” atacó nuevamente en los más recientes enfrentamientos de selecciones nacionales. En el Atlético de Madrid están muy preocupados por la lesión en el músculo aductor menor del muslo derecho que sufrió Radamel “el Tigre” Falcao, en un entrenamiento con Colombia. El daño no fue grave; no obstante, el delantero sudamericano se perderá el siguiente partido de la Liga española.
Peor suerte corrió el argentino Nicolás Burdisso quien juega para la Roma. Durante el desafío ante Colombia, en las eliminatorias de la CONMEBOL, el defensor se rompió los ligamentos de la rodilla izquierda y estará de baja por más de seis meses. Otra “víctima del virus” fue el peruano Farfán, del Schalke 04, porque frente a Ecuador tuvo un desgarro del ligamento interno en su rodilla y permanecerá inhabilitado por seis semanas.
Además de las lesiones—la lista de afectados es mucho más extensa—a los clubes les preocupa el cansancio de sus jugadores. Los constantes viajes debilitan al atleta y no sería extraño que varias de las principales estrellas, con Messi en primer lugar, recibieran algunos días de descanso, para asegurar su total recuperación.
¿Soluciones al “virus FIFA”? Para Rosell una idea sensata sería disminuir el número de equipos en las ligas profesionales—propuso 16 en España, en lugar de los 20 actuales—y privilegiar a otros certámenes, especialmente la Liga de Campeones de la UEFA, que ofrecen mayores dividendos económicos. A esto se uniría el pago de las Federaciones nacionales a los clubes por la utilización de los atletas y el compromiso de disminuir el número de desafíos anuales.
Las propuestas de reducción de partidos probablemente no sean bien recibidas por las Federaciones, así que se opondrán, de forma rotunda, a esa medida y podrían exigir que sean los clubes quienes den el primer paso. El asunto se complica más, porque acortar las ligas profesionales tampoco sería una opción válida para los propietarios y fanáticos de clubes pequeños que tienen al fútbol como su principal atracción deportiva.
Encontrar una cura al “virus FIFA” será muy difícil. Las partes involucradas en el debate tendrían que ceder y ninguna parece dispuesta a eso. Un detalle interesante: ¿dónde quedan los jugadores en la elaboración de los calendarios? Tal vez nadie los toma en cuenta y ellos, no las finanzas de los clubes, son los principales afectados por el “virus FIFA”.
Muy bueno tu comentario. El virus FIFA sigue, y quién sabe qué solución se le halle a los partidos…y cuán afectados continúen los jugadores.
Por si acaso yo me mantengo con el virus del Barcelona!!
Muy buen comentario. Quién sabe qué salida se le halle el virus FIFA y cuán afectados sigan los jugadores…
Yo mientras me mantengo con el virus del Barcelona…
Gracias por tu comentario Leydi…la salida parece difícil, porque alguien tendría que ceder (perder dinero) y mientras los jugadores no adopten una «posición común», pues seguirá el virus FIFA protagonizando titulares cada vez que concluye una jornada de eliminatorias o de amistosos