El Comisionado provincial Miguel Martín dijo que el director Alfonso Urquiola optó por un “descanso voluntario”; pero creo que detrás de esa decisión se esconden muchas historias, no muy agradables, que nadie quiere sacar a la luz. Algunos incluso me han comentado que la noticia fue bien acogida en Pinar del Río, porque algunos lo tomaron como un “castigo”, pues el veterano manager no incluyó a ningún jugador pinareño en la selección cubana que intervino en la última Copa Mundial y los Panamericanos de Guadalajara; pero yo me niego a creer esos “reportes”. Sería una injusticia muy grande con uno de los hombres que más respeto me inspira en un béisbol cubano que pide cambios a gritos.
Me parece que a Alfonso Urquiola lo dejaron cargar, solo, con todo el peso de las actuaciones mediocres del equipo nacional. No digo que no tenga responsabilidad, por supuesto que sí; pero culparlo a él sería querer tapar el sol con uno dedo y en eso nosotros somos especialistas. No puedo comprender cómo los pinareños no reclamaron con fuerza la presencia de Urquiola nuevamente al frente de una selección a la que convirtió en campeona nacional, contra todos los pronósticos; tampoco puedo comprender cómo Víctor Mesa—mi pelotero favorito—llega a los micrófonos de una emisora de radio y declara que él “hubiera llevado a otros peloteros al equipo” e incluso menciona nombres; pero, ¿él no formaba parte del colectivo que concluyó con plata mundial y bronce panamericano? Su declaración parece reafirmar, una vez más, que las selecciones se construyen no de la forma más colaborativa…Por tanto, poco ha cambiado en la pelota cubana. Nos dedicamos a “despedir” directores, uno detrás de otro y pensamos que el siguiente traerá una varita mágica…
Falta poco para que comience la 51 edición de la Serie Nacional. Las nóminas que he consultado son muy similares a las del año pasado, con ausencias que ya todos imaginaban, por motivos también imaginables. La vida parece seguir igual, ya que la inclusión de Metropolitanos, aunque casi todo el mundo la haya criticado hasta el cansancio, se mantuvo y los estadios siguen igual—o peor, como sucede tristemente con el “Augusto César Sandino”, de Santa Clara—y el espectáculo…bueno, sí, el espectáculo necesita espectáculo, porque sin espectáculo…seguiremos repitiendo este trabalenguas que, dolorosamente, cada vez convence menos.
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