La historia de las actuaciones cubanas en Juegos panamericanos está llena de momentos emocionantes. Quizás uno de los más recordados y espectaculares haya sido el gran salto triple de Pedro Pérez Dueñas, en la cita de Cali, en 1971.
Esos Juegos realmente fueron importantes, porque marcaron el ascenso definitivo de Cuba a la segunda posición en la tabla general de medallas. En el estadio de atletismo de Cali, el 5 de agosto, Pérez Dueñas, en su primer intento, se estiró hasta los 17 metros y 40 centímetros, con los que aventajó, por un centímetro, el anterior récord mundial que poseía un atleta soviético. La marca universal del cubano fue la primera que se impuso en unos Panamericanos.
Una de las tradiciones más interesantes de las últimas ediciones de los Panamericanos ha sido la de elegir a un rey y una reina. Para esta selección se tiene en cuenta el número de preseas obtenidas por el atleta, así como su comportamiento dentro y fuera de la competencia. En la “sucesión monárquica” Cuba ha tenido excelentes resultados.
Por ejemplo, tuvimos una reina que mantuvo su corona en dos Juegos consecutivos y un rey todavía más impresionante porque extendió su dominio a 12 años y es el deportista que mayor cantidad de títulos y medallas acumula en la historia de seis décadas de los Panamericanos.
Pocas veces una mujer combinó tan bien su gracia y belleza en Panamericanos como lo hizo la gimnasta cubana Lourdes Medina. En 1987 y 1991 ella cautivó al mundo deportivo con sus actuaciones en Indianápolis y La Habana.
En la ciudad norteamericana, Lourdes alcanzó tres títulos y dos medallas de plata en el debut panamericano de la gimnasia rítmica. Allí ella conquistó las modalidades de máxima acumuladora, clavas y aro; mientras concluyó en la segunda posición en la cinta y la cuerda.
Cuatros años después, en la subsede de Santiago de Cuba, Lourdes volvió a demostrar toda su capacidad y logró cuatro preseas doradas y dos de plata. Su desempeño fue fundamental para que Cuba finalizara en el primer lugar de la gimnasia y, por supuesto, sus seis medallas también contribuyeron al triunfo general en 1991.
Si Lourdes Medina brilló en dos ediciones otro gran gimnasta, Erick López, fue el rey de ¡4! Panamericanos. En sus participaciones Erick alcanzó la impresionante cifra de 22 medallas, distribuidas en 18 doradas, 3 plateadas y una de bronce.
El dominio de Erick se inició en La Habana, en 1991, cuando apenas sobrepasaba los 17 años. En la capital cubana obtuvo triunfos en el concurso de máximo acumulador, caballo de salto y barras paralelas. A partir de esa fecha, ningún otro gimnasta del continente pudo acercársele y Erick continuó brillando en los Panamericanos de 1995 y 1999.
Frente a los fanáticos dominicanos, en Santo Domingo, en 2003, Erick rindió una actuación casi perfecta y ganó seis títulos más. Esa cita fue la última y su retiro dejó un vacío en el deporte panamericano. Sus 22 medallas lo mantienen como el máximo ganador de medallas y podría ocupar esa posición quizás para siempre.
La historia del atletismo cubano es imposible de escribir sin el nombre de Ana Fidelia Quirot. En ella era notable su versatilidad y lo demostró en múltiples oportunidades. Quirot protagonizó una hazaña en el atletismo panamericano, ya que en dos citas consecutivas alcanzó el primer lugar en los 400 metros y 800 metros planos.
Ana Fidelia sorprendió a todos con el doblete en Indianápolis, 1987. Cuatro años después, ante su público, en el estadio Panamericano, en La Habana del Este, Ana Fidelia impuso dos récords panamericanos que todavía están vigentes. En los 400 metros registró 49,61 segundos y en los 800, 1:58,71 minutos.
En este rápido recorrido por algunas de las mejores actuaciones cubanas en los Panamericanos no puede quedar fuera el boxeo, porque en las seis décadas de Juegos los pugilistas nacionales acumulan 107 preseas, de ellas 76 de oro.
Varios han sido los boxeadores que se han destacado. Por ejemplo, cinco cubanos conquistaron tres títulos, entre ellos están: Rolando Garbey, Orestes Solano, Julio González, Teófilo Stevenson y el gigante guantanamero Félix Savón.
El tres veces campeón olímpico debutó en los Panamericanos de 1987 y allí derrotó en la final al argentino Juan Díaz. Luego, en La Habana, Savón culminó su combate por el oro con un fulminante derechazo que envió a la lona al norteamericano Shannon Briggs y en su última incursión panamericana, en Mar del Plata, Savón venció a otro estadounidense, Lamon Brewster.
La lista de atletas cubanos que alcanzaron grandes triunfos en los Panamericanos es, afortunadamente, mucho más extensa. ¿Cómo olvidar las 19 preseas del gimnasta Casimiro Suárez o las 12 del remero Ismael Carbonell o las 11 de la tenista de mesa Madeleine Armas o los cuatro títulos, en el béisbol, de Braudilio Vinent, Antonio Pacheco, Víctor Mesa, Lourdes Gourriel, Omar Linares, Orestes Kindelán y Luis Ulacia?