Los fanáticos de los Indianápolis Colts—entre los que me encuentro—de seguro lo extrañarán. Por primera vez desde 1998 Peyton Manning, el mariscal de campo más estable de la última década, podría perderse una gran parte de la temporada, después de su tercera operación en el cuello en menos de 19 meses. Sin el liderazgo del efectivo número 9 Indy parece un equipo incapaz de incluirse en los play offs y la NFL—finalmente sin huelga—luce como una Liga a la que le falta una pieza importante en un espectáculo que, aunque solo se juega en Estados Unidos, atrae a personas de todos los continentes.
Manning «solo» ha ganado un Súper Bowl en su exitosa carrera de 14 años; pero incluso sin ese añorado triunfo—logrado ante los Bears, en 2007—Peyton tendría un puesto seguro entre los mejores QB de la historia. Sus números son impresionantes: mantuvo una cadena de 227 aperturas consecutivas, condujo a los Colts a 11 apariciones en la postemporada, ocho títulos divisionales y dos títulos en la Conferencia Americana.
El debut en la nueva temporada de la NFL no pudo ser peor para los Colts: el más que veterano Kerry Collins (¿realmente la única opción en el mercado?) poco pudo hacer ante los Houston Texans y los campeones del Sur del año pasado fueron superados en todos los sentidos. Quizás sea una señal de lo que le espera a este equipo en la campaña. Los médicos pronosticaron un posible retorno de Peyton, tras una recuperación que tardaría entre 8 y 10 semanas. Este es un tiempo demasiado largo y quizás cuando Manning esté capacitado para regresar, ya sea demasiado tarde para los Colts.