El mejor futbolista del mundo la estaba pasando muy mal. La prensa argentina criticaba absolutamente todo lo que hacía sobre el campo de juego, incluso algunos cuestionaban su comprometimiento con el país, porque Lionel Messi…no cantaba el himno nacional. El equipo albiceleste no convencía en la Copa América 2011 y el único culpable de la pésima imagen mostrada en los primeros desafíos parecía ser el hombre con el número 10 en su espalda.
“No juega como lo hace en el club Barcelona”, “no es argentino, porque se formó en la cantera de los azulgranas”, “tiene una gran deuda con la selección” y la lista de juicios negativos en contra de Messi podría ocupar no pocas cuartillas. Argentina había empatado dos partidos y el equipo apenas acumulaba un gol. Messi, en realidad, no estuvo bien. Erró pases, lució perdido sobre el terreno y ante cada nueva pifia solo atinaba a taparse el rostro con la camiseta.
Probablemente Messi se sentía avergonzado de su rendimiento. Uno de sus compañeros, Nicolás Burdisso, lo insultó al final del duelo frente a Bolivia. “La última pelota se corre” y soltó una palabrota. Tal vez otro futbolista hubiera respondido de forma airada a este improperio. Lio discutió; aunque quizás creía que merecía la crítica; pero de seguro no en el tono en que fue pronunciada.
Luego ambos atletas se disculparon ante el resto de la plantilla y el director técnico, Sergio Batista, explicó que después de la igualada a cero contra Colombia ellos trabajaron más en charlas que en la parte física. El talento estaba allí; sin embargo, faltaba comunicación en la selección.
Mientras Argentina se preparaba para el decisivo duelo contra la sorprendente Costa Rica el universo futbolístico trataba de explicarse qué sucedía con Messi y el equipo. Diego Armando Maradona tenía respuestas para esas interrogantes. “Defiendo a Messi, no le echemos la culpa a él….en Argentina somos muy injustos con Leo y tenemos al mejor del mundo, un chico excepcional”, aseguró el Pelusa. Aunque es difícil concordar a veces con Maradona, esta vez el ídolo tenía razón en todo lo que decía.
Otra gran personalidad del fútbol que salió a defender a Messi fue Alfredo di Stéfano. Desde Madrid el respetado goleador apuntó hacia uno de los ataques más viscerales contra Leo: el compromiso con su país. “Es en la cancha donde se demuestran los sentimientos hacia la Patria, como lo está haciendo Messi”, dijo.
Confianza. Eso era todo lo que necesitaba Argentina; no obstante, durante casi toda la primera mitad del partido ante Costa Rica continuó la sequía goleadora de los locales. El público se desesperaba y en ese momento apareció el disparo desde fuera del área de Gago, hubo un rebote y Sergio “Kun” Agüero estaba en el lugar correcto para recoger la pelota y abrir el marcador. Sin dudas Messi respiró tranquilo.
El gol despertó a Argentina. Ya sin tanta presión los sudamericanos arrasaron en el segundo tiempo y Messi lanzó excelentes pases que permitieron ampliar el marcador. Solo faltó su propia anotación; pero el jugador que lució una descuidada barba se retiró, al fin, entre aplausos muy merecidos.
¿Será esta la reconciliación de Messi con los fanáticos argentinos? Afirmarlo luce como una posición demasiado optimista. A la “Pulga” siempre le recriminarán que no salió de la cantera de alguno de los clubes más emblemáticos de la liga local como Boca Juniors, River Plate – que vive horas muy bajas- o Vélez Sarsfield. Parece que el “pecado” de formarse en la Masía del Barcelona lo perseguirá toda su vida; otros también dirán, con razón, que tiene una deuda pendiente con la selección nacional y, por tanto, es imposible compararlo con Maradona.
Messi tiene 24 años y lo ha ganado todo en Barcelona; mientras que con Argentina obtuvo el oro olímpico en Beijing, 2008; sin embargo, en momentos claves de las Copas Mundiales de 2006 y 2010 y en la Copa América de 2007, no brilló como se esperaba.
¿Qué necesita hacer Messi para acallar, definitivamente, a las críticas? La respuesta es sencilla: guiar al equipo a un título. En Argentina existe un ferviente deseo por levantar un trofeo. Hace mucho tiempo que ese país no celebra el triunfo en un evento importante, así que ante cada oportunidad crecen las ansias. La Copa América es un escenario perfecto. Messi lo sabe; aunque ni siquiera la mejoría en su nivel de juego sería suficiente para impulsar a su selección. No en un deporte colectivo.
[…] […]