Los japoneses quedaron sorprendidos cuando conocieron la cancelación de un importante torneo de lucha sumo, por evidencias que probaban el arreglo de combates entre los peleadores; mientras los seguidores del ciclismo continúan tratando de entender qué ocurrió realmente con el “presunto” dopaje de Alberto Contador. Estos son apenas dos hechos que demuestran cuán complejo es el escenario actual del deporte. ¿Solución? Algunos directivos creen que una Agencia mundial anticorrupción, independiente y con amplios poderes, sería fundamental para combatir a las mafias.
La preocupación por la proliferación de las apuestas ilegales y el dopaje es enorme. En 1999, después de varios escándalos por corrupción, el Comité olímpico internacional (COI) apoyó la creación de la Agencia mundial antidopaje (AMA) que en su primera década de existencia ha desarrollado un buen trabajo. Quizás sus resultados habrían sido mejores en ese período si las ligas profesionales de diferentes partes del mundo hubiesen reconocido la legitimidad de la AMA. En Estados Unidos ni la MLB, NFL, NBA y NHL se han “preocupado” por aceptar los estatutos de la AMA que buscan estandarizar la concepción del doping y, sobre todo, las sanciones a los implicados.
A pesar de los esfuerzos, los casos de dopaje han aumentado. Tal vez lo más preocupante no sea la “Operación Galgo” que involucró a importantes atletas españoles o la carne de res contaminada que supuestamente fue la causante del test positivo de Alberto Contador. En realidad lo que provoca más dolores de cabeza es la certeza de que en la lista de castigados faltan nombres—entre ellos el pelotero Alex Rodríguez— a los que se les ha comprobado el uso de sustancias prohibidas y, sin embargo, después de algunas críticas, nada parece cambiar para estos atletas que engañaron, pública y notoriamente, a todo el mundo.
Otro grave problema que afecta a la credibilidad del deporte es la proliferación de apuestas…ilegales. Ya no resulta extraño que las principales casas de apuestas patrocinen a clubes importantes, especialmente de fútbol. Para colocar su logo en la camiseta del Real Madrid o el Milán estas empresas han tenido que desembolsar millones de euros; pero la inversión es rentable, porque cada vez son más las personas que acuden a los sitios online con el propósito de ganar dinero a través de predicciones.
Sin embargo, este tipo de apuestas no preocupa a los directivos del deporte—no pueden correr el riesgo de perder a esos patrocinadores—, sino que ellos han centrado su atención en las mafias que controlan las apuestas ilegales e influyen en los resultados de partidos y torneos. En Italia probablemente nunca se olvide el gigantesco escándalo de 2006, por los desafíos arreglados en el Calcio. La Juventus de Turín perdió el scudetto, después que se comprobó que la administración del equipo compró a los árbitros. Todavía ese torneo lucha por recuperar la credibilidad perdida.
En Japón la lucha sumo es muy especial y los campeones son considerados grandes ídolos; pero la idea de una lucha justa y honorable ha quedado muy dañada, a partir de una investigación que probó la existencia de un amplio plan para arreglar los combates de uno de los eventos más populares: el Gran torneo de verano. La policía encontró mensajes de textos en celulares de 14 competidores que muestran el vínculo de entrenadores y peleadores con las apuestas ilegales.
Entonces, en un contexto donde cada vez son más comunes la manipulación de partidos y el tráfico y consumo de esteroides, la propuesta lanzada por el titular de la AMA, David Howman, de crear una Agencia mundial anticorrupción no pudo llegar en un mejor momento.
Con esta nueva institución, apoyada por el COI, las federaciones deportivas y los gobiernos tendrían nuevos instrumentos para luchar contra las mafias que lavan el dinero mediante las apuestas y el dopaje. De no tomar acciones inmediatas, el submundo de la criminalidad continuaría infiltrándose y el futuro del deporte “sería negro”, aseguró Howman.
Desde Lausana el presidente del COI, Jacques Rogge, consideró que la propuesta de la agencia era válida. De acuerdo con el belga, en los Juegos Olímpicos no se comprobaron negocios ilegales de apuestas; pero ellos estaban conscientes de que ese flagelo podría golpear al olimpismo y a través de la agencia anticorrupción se frenaría o al menos disminuiría la incidencia de las mafias.
Un elemento importante que recalcaron no pocos expertos sobre el proyecto lanzado por Howman fue la necesidad de organizar una agencia independiente. Por ejemplo, no tendría sentido que una investigación terminara, únicamente, en las manos de un determinado directivo de una federación, porque quedaría abierto el camino a los conflictos de intereses y los resultados del estudio, tal vez, no recibirían una amplia divulgación.
La agencia anticorrupción parece un paso importante; pero, probablemente, surja rodeada de grandes dudas. ¿Permitirá la todopoderosa FIFA que “investigadores independientes” analicen las denuncias por arreglos de partidos internacionales? ¿Estarán dispuestas las ligas profesionales—no solo de Estados Unidos— a aceptar el veredicto de una comisión que podría dañar la credibilidad de atletas y equipos? Los problemas con los que lidia a diario la AMA serían los mismos que enfrentaría la futura organización que pretende ¿dificultar, detener, eliminar? el impacto de las mafias en el deporte.
Publicado en Cubasí
Poderoso caballero…Don Dinero!!!!…Vivimos en un mundo material donde los estimulos materiales satisfacen muchas necesidades terrenales; que tal vez’ en un mundo virtual y/o spiritual no hagan falta…the show must go on….and on….
¿Cuando se realizarán torneos de ajedrez abiertos? No creo que hagan falta muchos recursos, ademá de que se puede cobrar una cuota de inscripción.
Don dinero nos ha privado de los eventos nacionales de ajedrez