“Pudiera ser”, respondió el presidente de la Asociación internacional de béisbol (IBAF), Ricardo Fraccari, cuando los periodistas le preguntaron si el Mundial que organizará Panamá, en septiembre, sería la última edición de un evento que sobrepasa las siete décadas de existencia. La duda en sus palabras dejó abierta la posibilidad a una supuesta continuidad del certamen; pero en el contexto actual la explicación del italiano pareció más diplomática que realista.
La tan esperada reunión del Ejecutivo de la IBAF en La Habana, después de los encuentros en Lausana, con el titular del Comité olímpico (COI), Jacques Rogge y en Nueva York, con directivos de la Major League Baseball (MLB) tuvo como resultado más visible el otorgamiento de la Copa Mundial 2011 a Panamá, por encima de Venezuela; pero en los otros temas que tanto preocupan al universo beisbolero hubo muy poca definición.
Luego de finalizada la Copa Intercontinental, en Taipei de China, crecieron las especulaciones sobre la posible cancelación del Mundial. A la MLB no le interesaba la celebración de este evento y en su lugar proponía al Clásico como el gran torneo del béisbol internacional. No obstante, había dos naciones que estaban dispuestas a organizar la Copa: Panamá y Venezuela.
En la capital cubana los panameños ofrecieron mayores garantías monetarias y también el comprometimiento gubernamental con una Copa que corre el peligro de no tener entre los países asistentes al campeón vigente, Estados Unidos. La MLB podría negar el permiso de participación a los jugadores de AA y AAA que pertenecen a franquicias de las Grandes Ligas. Los propietarios de seguro no protestarían ante la prohibición, pues a ellos tampoco les importa una Copa que no ofrece ningún beneficio económico. Quizás en la reunión de IBAF y MLB, prevista para julio, se pueda negociar la autorización; pero sería la última vez.
La MLB parece estar dispuesta a “ayudar financieramente” a la IBAF; aunque el gesto probablemente no sea desinteresado. La entrega del financiamiento en realidad luce como una inversión: las dos instituciones organizarían certámenes mundiales, de categorías inferiores y para los mayores quedaría, como único torneo relevante, el Clásico Mundial, cuya tercera versión está prevista para 2013.
El desarrollo de torneos sería una excelente oportunidad para detectar a los futuros talentos que se unirían a franquicias de las Mayores, por lo que la inversión mostraría resultados a mediano y largo plazo. Esto no es un secreto; sin embargo, la IBAF atraviesa por una fuerte crisis económica y la unión con MLB quizás sea una medida costosa, pero imprescindible para mantener el funcionamiento de la organización.
Entonces, ¿cómo quedaría el escenario del béisbol mundial? Anualmente se celebrarían campeonatos para niños y jóvenes y cada cuatro años estaría el Clásico Mundial. Este certamen también suscita polémicas, pues en sus dos ediciones la MLB invitó a las naciones que estimó conveniente. Al revisar la lista es evidente que faltaron países con mayor tradición y fuerza beisbolera que Italia, China y Sudáfrica.
Para evitar que se repita esta situación, la IBAF le propondrá a MLB que al Clásico Mundial se acceda a través de torneos clasificatorios, con 28 selecciones. De esos certámenes saldrían los 15 equipos que le disputarán el título a Japón, el doble monarca. ¿Aceptará MLB el proyecto? Tal vez otorgue su consentimiento, en la reunión de julio, pues eso ampliaría su negocio; aunque antes incluiría determinados acápites para garantizar la presencia automática de países que harían viable económicamente al evento, especialmente Estados Unidos.
Otro de los puntos que podría discutirse sería el posible apoyo de la MLB al empeño de la IBAF en lograr el retorno del béisbol al programa de las citas estivales. Después de cinco presencias consecutivas, la pelota perdió su cupo, en 2005 y luego fue incapaz de convencer a los miembros del COI que optaron por el golf y el rugby como modalidades oficiales para la Olimpiada de 2016, en Río de Janeiro.
Este año el COI elegirá los seis deportes que lucharían por un sitio en el listado para la cita de 2020. Fraccari se mostró optimista ante las posibilidades del béisbol de ser incluido; aunque en su reciente reunión con Rogge las críticas no variaron: la pelota tenía escasa popularidad— ¿y el golf es popular?— y los jugadores de las Mayores no participaban en los torneos olímpicos.
Los ejecutivos de la IBAF llevarán este tema otra vez a la mesa de negociación con MLB; aunque es previsible que tampoco se llegue a un acuerdo, porque el calendario de las Grandes Ligas coincide con el de las Olimpiadas y los dueños de equipos no aprobarían un receso, ni siquiera de una semana.
En La Habana los periodistas le preguntaron a Fraccari por su visión sobre el futuro de la pelota. “Ni optimista, ni pesimista, soy realista”, declaró el presidente; pero, ¿cuál es la realidad de la institución que este hombre lidera? Casi sin fondos—en esto influyó la disminución de la ayuda económica del COI—, la IBAF se encuentra ante una encrucijada difícil de resolver, pues la solución más cercana proviene de una organización a la que, realmente, no le importa el Mundial en Panamá ni ningún otro torneo que no dirija y que tiene una forma muy particular de entender el desarrollo del béisbol, es decir, “a su manera o a la carretera”.
Publicado en Cubasí
Lea la traducción de este artículo: The Last World Baseball Championship
Es logico..no se puede hablar de un mundial sin estar presentes los mejores..como el soccer…