Cepeda, sus 200 jonrones y el olvido

Frederich Cepeda se ha concentrado en hacer lo que más conoce: batear. Sus conexiones, como ha sucedido durante 14 años consecutivos, han ido por todas las bandas del terreno y los lanzadores prefieren otorgarle la base por bolas. Nadie parece capaz de detener a quien, me parece, es el mejor bateador de la pelota cubana en estos momentos.

Anoche Cepeda llegó a su jonrón número 200 en Series Nacionales y mientras lo veía recorrer las bases, realmente me sentí feliz por él. En tiempos en que cada vez resulta más difícil convertir en ídolo a un atleta, reconozco que Frederich ha sido uno de mis peloteros favoritos desde mucho antes de que sobrepasara ampliamente las 200 libras de peso corporal.

A todos nos sorprendió cuando Cepeda quedó fuera de la selección nacional que intervino en la última Copa Intercontinental. Su rendimiento en el fracaso cubano en el Pre-Panamericano de Puerto Rico había sido bueno; además, era el capitán del equipo. Algo sucedió y de inmediato aparecieron las más diversas versiones sobre lo que había pasado con el pelotero. Nunca hubo una explicación oficial, así que las especulaciones subieron de tono y por ahí aparecieron más rumores, incluso apoyadas por notas publicadas sobre supuestas (¿o reales?) entrevistas con dirigentes del país. Lo cierto es que toda Cuba añoraba el retorno de Frederich a los terrenos. Hemos perdido ya a muchas estrellas, que solo vemos a través de vídeos, por eso me alegré tanto cuando leí que el número 24, finalmente, jugaría la 50 Serie Nacional.

Cepeda prefirió olvidar lo sucedido. Al menos eso es lo que infiero, porque en las pocas entrevistas que concedió no aceptó preguntas relacionadas con su ¿descanso? forzoso. Quiso alejar la polémica (no siempre con éxito) y prefirió responder con el bate en la mano y con carreras impulsadas y cuadrangulares. Quizás hizo bien. Guardó las respuestas, tal vez hasta las inconformidades para sí mismo y salió a demostrar que su presencia es imprescindible en el equipo nacional cubano. Yo lo aplaudo por eso.