Todas las miradas estaban centradas en el campeón Viswanathan Anand. Diez años atrás su triunfo sobre Alexei Shirov, en la final del Mundial de Teherán, lo elevó a la categoría de ídolo deportivo en la India y ahora estaba a punto de unirse a otro momento histórico del ajedrez. Los 20 483 jugadores reunidos en una plaza de la Universidad de Gujarat esperaban la señal del monarca y cuando este finalmente sonó la campana, entonces comenzó la mayor simultánea de todos los tiempos.
En 2010 se rompieron varios récords del ajedrez: Hou Yifan, de solo 16 años, se convirtió en la reina más joven de la historia; además, el israelí Alik Gershon mostró una enorme resistencia al enfrentar de forma simultánea a 523 jugadores, durante más de 10 horas y en la última semana del año, los indios decidieron que era el momento oportuno para imponer una nueva marca.
El récord Guinness de simultáneas gigantes ha tenido varios cambios en la última década. En 2000 la Ciudad de México acogió a 10 mil jugadores; pero dos años más tarde, en la clausura de la primera Olimpiada del deporte cubano, se reunieron en la Plaza de la Revolución de La Habana 11 mil 320 personas. Esta amplia participación impactó al universo ajedrecístico y el asombro probablemente haya aumentado cuando, en 2004, en Santa Clara, el número de ajedrecistas creció hasta 13 mil.
Los mexicanos volvieron a demostrar su capacidad organizativa en 2006. En esa fecha convocaron a 13 446 jugadores y 700 maestros para intentar batir la marca cubana. El invitado de honor de aquella simultánea, al igual que había ocurrido en 2004, fue el ruso Anatoly Karpov. La experiencia resultó un éxito y parecía que la impresionante cifra lograda esa tarde de octubre, en Ciudad de México, podría mantenerse en los libros por un largo período; sin embargo, los indios tenían otra idea.
Anand fue una de las personas que más apoyó la iniciativa de efectuar la simultánea gigante en su país. El campeón veía a este proyecto como una forma muy efectiva de impulsar el interés por el ajedrez, en una de las naciones más pobladas del planeta.
La fecha elegida para celebrar el evento no fue casual: el 24 de diciembre de 2000 concluyó, en Teherán, el match por la corona mundial, en el que Anand venció sin dificultades al español Alexei Shirov, por 3,5 a 0,5 y de esta manera obtuvo su primera corona mundial. Una década después Anand era la figura central en la plaza de la Universidad de Gujarat.
Los organizadores previeron hasta los más mínimos detalles. Por ejemplo, los jugadores estaban vestidos del mismo color de las piezas que defendían. Esto se combinó con una distribución muy intencionada de las mesas para lograr que la plaza de Gujarat luciera como un inmenso tablero, conformado por escaques negros y blancos.
La lista de invitados al récord incluyó a varias de las figuras más célebres de la India, entre ellas estrellas de cine—ya sabemos cuánto ha aumentado el impacto de Bollywood en el mundo—, actores de televisión y figuras de la política. Tal vez pocos supieran algo de ajedrez; pero su presencia contribuyó a darle una mayor cobertura mediática al evento.
Uno de los elementos más llamativos de la simultánea fue la amplia presencia de estudiantes. Este era uno de los propósitos fundamentales de Anand y de seguro el monarca quedó satisfecho, porque participaron 12 mil niños, la mayoría de los cuales provenía de la Academia MindChampion NIIT, un proyecto impulsado por Anand, con el que busca reunir a los jóvenes talentos de la India.
Además, también intervinieron estudiantes universitarios, jugadores de diversos clubes y, por primera vez, personas invidentes. Los 1024 maestros que enfrentaron a los 20 483 rivales cumplieron con un requisito indispensable para considerar válido el récord: vencieron en el 80% de las partidas. Al finalizar el último duelo y luego de casi seis horas de intensa actividad, la jueza Tarika Vara, enviada por el libro Guinness, tuvo la última palabra; pero ya todos conocían lo que ella iba a anunciar, así que su discurso fue interrumpido por los aplausos de quienes sabían que esa tarde habían inscrito sus nombres en la historia del ajedrez.
Publicado en Cubasí