En la lejana provincia china de Tai Zhou, separada por doce horas en tren de Beijing, el entrenador de Hou Yifan comprendió rápidamente que aquella niña de seis años no era igual al resto de sus alumnas. Ella aprendía con facilidad los secretos del juego ciencia y nada parecía capaz de romper su concentración. “Llegará lejos”, auguraron no pocos en el pueblo. Tuvieron razón, pues Yifan, ahora con 16 años, se convirtió en la campeona mundial más joven en la historia del ajedrez.
Será solo una cuestión de tiempo, escribieron algunos, después que Yifan, entonces con 14 años, perdió de forma muy cerrada el título universal ante la rusa Alexandra Kosteniuk, en 2008. La espera, realmente, no fue larga y Hou ratificó los pronósticos de la inmensa mayoría de los especialistas quienes la consideraron la lógica favorita para obtener la corona en el torneo efectuado en Hatay, Turquía.
Su coeficiente ELO de 2591 no era el más alto del evento, porque la india Humpy Koneru la superaba por nueve unidades; tampoco era la jugadora de más experiencia; sin embargo, ninguna otra ajedrecista había tenido un desarrollo tan espectacular en su nivel de juego en los últimos dos años. Esa superioridad quedó evidenciada sobre el tablero.
Yifan venció en su primer match a la ecuatoriana Carla Heredia Serrano por 2-0 y luego no tuvo problemas para dejar en el camino a la rusa Marina Romanko. Su paso lucía indetenible, pero su siguiente rival, la “qatarí” Zhu Chen, forzó la celebración del tie-break. Zhu se las ingenió para entablar el primero de los cotejos rápidos—a 25 minutos por cada jugadora—, por lo que la presión aumentó todavía más; aunque Yifan dio muestras de una gran madurez—que le faltó en 2008—y ganó el encuentro decisivo.
En el match de cuartos de final la Gran Maestra ucraniana Kateryna Lahno, una de las mujeres más seguidas por la prensa, gracias a su belleza física, estuvo por debajo de lo esperado y Yifan alcanzó la semifinal sin las complicaciones que algunos le auguraban.
De seguro Hou no se sintió sola en Hatay, porque otras dos coterráneas suyas, Lufei Ruan y Xue Zhao, lograron situarse entre las cuatro mejores y ratificaron así el dominio chino del ajedrez femenino. Ese amplio liderazgo, ejercido durante toda la década del noventa y en los primeros años del siglo XXI, fue interrumpido por la búlgara Stefanova y la rusa Kosteniuk; sin embargo, la generación de Yifan volvió a dejar muy claro quiénes eran las reinas del llamado “reino de la diosa Caissa”; aunque en la Olimpiada de Khanty-Mansiysk las rusas triunfaron con mucha facilidad.
Hou mantenía la condición de favorita al título; pero Lufei Ruan, de 24 años, había acaparado más titulares mediáticos, pues primero dejó sin corona a Kosteniuk y más tarde fue mejor que la india Dronavalli Harika. En su duelo semifinal, ante Xue Zhao, Lufei demostró nuevamente su ecuanimidad en las partidas rápidas y avanzó hasta la gran final.
El otro match atrajo la mayor atención. La india Koneru, con un ELO de 2600, se había mantenido durante un largo tiempo en las primeras posiciones del ranking mundial; no obstante, su gran sueño seguía siendo la disputa del título. Ahora solo tenía que derrotar a Yifan y el sueño estaría más cerca de cumplirse. Tampoco pudo ser en 2010. La chica de 16 años venció a la muy experimentada india por 1,5 a 0,5.
De esta manera se vivió la primera final en la historia entre dos ajedrecistas chinas. Yifan era la favorita; pero después de los convincentes triunfos de Lufei no era muy difícil pronosticar un match reñido. Ciertamente lo fue. La primera partida concluyó en tablas, luego de casi seis horas de juego y 73 movimientos. No hubo descanso y al día siguiente Yifan planteó una defensa Siciliana y aprovechó dos errores de Lufei para tomar ventaja. En el tercer encuentro reaparecieron las tablas y cuando la coronación de Hou parecía segura, ocurrió lo inesperado.
Lufei sabía que ya no tenía nada más que perder, así que lo arriesgó todo y ese esfuerzo la condujo a una inspiradora victoria que llevó el match al tie-break. Una vez más se puso a prueba la madurez de Yifan. En 2008 falló en el momento decisivo contra Kosteniuk; pero en 2010 la chica se encargó de dejar muy atrás sus fantasmas y triunfó en dos de las cuatro partidas rápidas.
Con solo 16 años y 300 días, Hou Yifan rompió una de las marcas más antiguas del ajedrez: se convirtió en la campeona más joven de la historia, porque en 1978 la georgiana Maya Chiburdanitze había cumplido los 17 años cuando comenzó su magnífico dominio que se extendió hasta 1991. Entre los hombres el ucraniano Ruslan Ponomariov tenía 18 años cuando derrotó a Vassily Ivanchuk, en el Mundial de Moscú, en 2002.
Hou Yifan aparece muchas veces relacionada con Magnus Carlsen. Ambos son prodigios y durante algún tiempo se especuló sobre cuál de los dos llegaría primero a la cima del ajedrez. Carlsen lidera el ranking; sin embargo, anunció su renuncia al próximo ciclo de matches de candidatos, del que saldrá el retador del monarca Anand, por tanto, los que aspiraban a verlo coronado tendrán que esperar por un cambio en la opinión del noruego…y de su entrenador Garry Kasparov.
Mientras Carlsen muestra sus dudas sobre la viabilidad del sistema implantado por la Federación internacional, Yifan ya está en lo más alto, junto a otras leyendas del ajedrez femenino como Vera Menchik, Nona Gaprindashvili, Chiburdanitze, Xie Jun y Judith Polgar. Quizás lo más impresionante de la chica que continúa admirando el juego de Bobby Fischer, que tiene a su madre como compañera inseparable de viaje y que prefiere estudiar sola, sea que cuenta con todo el tiempo y el talento para romper los récords—pocos— que todavía no posee.
Publicado en Cubasí
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