Árbitros, futbolistas, jugadores de baloncesto y hasta controladores aéreos saben o creen conocer una estrategia muy efectiva que forzaría a sus contrapartes a dejar a un lado todas las diferencias anteriores, para buscar una posible solución que satisfaga los intereses de aquellos involucrados en el conflicto: la huelga.
La pronunciación de este término despierta alarmas en atletas, propietarios de equipos, especialistas y, sobre todo, en los fanáticos al deporte, quienes terminan siendo los verdaderos perdedores en la mayoría de las polémicas. En los últimos meses de 2010 las huelgas han aparecido en reportes relacionados con la NBA, NFL y diversas ligas europeas de fútbol. Algunas se mantienen como amenazas latentes para el año próximo; otras llegaron a cumplirse y causaron un serio daño al espectáculo.
En España las demandas no atendidas de los controladores aéreos provocaron el cierre de muchos aeropuertos. Esto afectó la movilidad de los equipos de la llamada “Liga de las estrellas” que se vieron forzados a recorrer grandes distancias, por carretera, para arribar a los estadios.
Quizás todo esto habría recibido una menor atención de la prensa deportiva si el mejor club del mundo, el Barcelona, no hubiera estado involucrado; pero al director de los blaugranas, Pep Guardiola, se le ocurrió continuar la absurda tradición de viajar en el mismo día hacia el terreno rival. Con un jet privado a su disposición esto nunca sería un problema; sin embargo, al estar cerrados los aeropuertos, pues el equipo tuvo que trasladarse en autobús hasta Pamplona. Los “culés” llegaron tarde, se ganaron las rechiflas de los hinchas del Osasuna…y terminaron goleando.
Las cosas parecen un poco más complicadas en Italia, porque allí no es una cuestión sobre qué medios de transporte utilizarán los clubes del Calcio para viajar. Los propietarios y jugadores—por lo general protagonistas de casi todas las huelgas—no terminan de ponerse de acuerdo en dos temas muy puntuales: los dueños exigen tener la potestad para forzar a un jugador a entrenarse fuera del primer equipo—y, por tanto, cobrar menos—y también demandan que los futbolistas que se encuentran en su último año de contrato acepten ser transferidos a cualquier otra selección o, de lo contrario, recibirían solo el 50% de su salario.
Si la primera exigencia recibió críticas por parte de la asociación de jugadores, con la segunda las voces de protesta se multiplicaron y, de no llegarse a un entendimiento, los millones de fanáticos al fútbol en Italia podrían tener, al menos, un fin de semana sin su principal pasión. Este sería otro fortísimo golpe a un deporte que no tiene un historial muy limpio en los últimos años. Los arreglos de partidos, mediante la compra de los árbitros, son hechos muy recientes y la credibilidad del Calcio podría verse nuevamente afectada con la amenaza de huelga.
En Escocia la preocupación de los árbitros de fútbol es muy diferente a la de sus colegas italianos. Ellos protestaron por las críticas que constantemente recibían de los clubes y que los presentaban como los “culpables” por las derrotas de determinadas selecciones. Los comentarios ofensivos no eran atacados con suficiente vehemencia por la Liga, consideraron los jueces, así que optaron por tomarse una jornada de vacaciones. Los directivos de la Liga escocesa intentaron convencer a los árbitros de la segunda categoría; pero prevaleció la unidad en el gremio y no hubo más remedio que “importar” a hombres de Luxemburgo, Malta e Israel.
Parece que esta huelga podría ofrecer un resultado inmediato, porque el jefe de la asociación escocesa, Stewart Regan, afirmó que se producirían grandes mejorías para los árbitros y el fútbol en esa nación.
Al otro lado del Atlántico, las principales ligas profesionales estadounidenses saben muy bien cuánto les puede costar una huelga. El béisbol de Grandes Ligas vivió la suya, en 1994, y la suspensión de la Serie Mundial alejó a los fanáticos de los estadios durante más de un lustro. El baloncesto tuvo una crisis similar, con la breve temporada de 1999 y la NHL (hockey sobre hielo) todavía no ha logrado recuperar el apoyo de sus seguidores, luego de la huelga en 2005.
El panorama no luce muy alentador para 2011. La crisis económica también llegó hasta el multimillonario negocio que es la NBA, por lo que directivos y propietarios encontraron una rápida “solución” a sus problemas: reducir en un 30% el salario de los jugadores. Con esta medida la NBA busca ahorrar entre 750 y 800 millones de dólares al año.
La decisión ya ha causado múltiples controversias que podrían conducir a la huelga. El sindicato de basquetbolistas aseguró que no ha habido progresos en las negociaciones alrededor de un nuevo convenio laboral que, lógicamente, incluye el polémico tema de las contracciones salariales, por lo que de no llegarse a un acuerdo, entonces quedaría cancelada la temporada 2011-2012.
Algo muy similar ocurre con la liga profesional más seguida en Estados Unidos. El convenio laboral entre los jugadores de fútbol americano y los propietarios de los equipos concluirá al finalizar la actual campaña y no hay indicios claros que muestren un posible entendimiento en una idea central: cómo se repartirán las amplias ganancias de la NFL.
Las reacciones ante las huelgas por los fanáticos han sido diversas; pero, en sentido general, muchos han optado por desentenderse de estas pugnas por la redistribución de millones de dólares. Es una “batalla” en la que ellos no toman parte; aunque sí resultan perjudicados, no precisamente por los movimientos que puedan tener sus cuentas bancarias, sino porque una vez más vuelve a desvanecerse el sueño de tener un deporte donde representen más que una cifra por las entradas vendidas o un posible blanco para una campaña publicitaria.
Publicado en Cubasí
Miguel..Este es un mundo material…y esos son movimientos para cada cual coger mayor tajada del pastel…y los fans??..Bien gracias, ellos son los que pagan…..pero..a veces castigan tambien…
Saludos…sin dudas los fans somos los que más sentimos estas huelgas…y también somos los más afectados, porque ellos luchan por millones, mientras nosotros pedimos el mejor y más profesional espectáculo…por eso me parece muy bien que los deportes pierdan credibilidad cuando suceden cosas como estas…el béisbol de la MLB lo sufrió en el 94 y la supuesta confianza de los fans se recuperó, nada menos que con el festival-de-jonrones-impulsados-por-esteroides de Sosa y McGwire
Felicitaciones por tus premios, colega, en el Gonzalez Barros 2010.
Saludos
ROFES
Muchas gracias Rofe…sin dudas la noticia fue gratificante…ojalá eso ayude a darle un poco más de visibilidad al blog….saludos
MIguel..Viste la guerra que hay en Espana ahora por uso de sustancias controladas por muchos deportistas??…
A la gente debería tirarle más el equipo de su tierra que el que está a 600, 700 o 1000 km, yo prefiero ver a mi equipo jugando con el Eibar (con todos mis respetos hacia el Eibar) antes que un Madrid-Atlético eso te lo puedo garantizar. ¿No ves el problema? Si todo el pastizal se lo llevan los mismos, cada vez hay más y más diferencias entre los clubes ricos y los humildes, con lo cual la competitividad va desapareciendo progresivamente.
Saludos Agustín, estoy de acuerdo contigo en que la diferencia entre clubes (no solo en España) es tan abismal que la Liga se torna muy aburrida. La huelga pudiera ser una opción, ojalá no la única, para intentar aproximar las distancias. ¿Mayores impuestos a los clubes que tienen mayores nóminas? En Estados Unidos se aplica en la MLB, NFL y ha dado algunos resultados, aunque en sentido general las franquicias más ricas pagan «gustosas» el impuesto, porque al final del día reciben mayores ingresos por publicidad o por la venta de derechos televisivos o simplemente suben el precio de las entradas a los estadios