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La breve e infeliz vida del brazo de Strasburg

Cuando en 1974 el doctor Frank Jobe operó el brazo de lanzar de Tommy John, probablemente no imaginó que a partir de esa fecha su nombre sería recordado cada vez que un pitcher—por lo general muy joven—tiene que recurrir al quirófano para intentar la recuperación de su principal arma: el brazo.

El último nombre ilustre en ingresar a la ya gruesa lista de la “cirugía Tommy John”, quizás haya sido el chico más impresionante de los últimos años en las Grandes Ligas norteamericanas. Creo que muy pocos comienzos han sido similares al de Stephen Strasburg. Los Nacionales de Washington lo firmaron por 15,1 millones de dólares y el muchacho, de 22 años, pareció valer cada centavo cuando ponchó a 14 bateadores la primera vez que subió a un montículo de la llamada “Gran carpa”.

Realmente se esperaban grandes cosas de Strasburg. La velocidad de su recta se mantenía estable por encima de las 95 millas y en no pocas ocasiones sobrepasaba la barrera de las 100; además, esta extraordinaria velocidad la mezclaba con una buena slider y un cambio de velocidad que podía sacar de paso a cualquier bateador.

Strasburg lo tenía todo. En sus 68 innings, ponchó a 92 hombres y ganó cinco partidos. Cada vez que se anunciaba su presentación, los estadios mostraban un lleno absoluto, entre ellos, el fastuoso “National Park”, en la capital estadounidense. Esta instalación ha tenido poquísimos “vendidos completos” y es lógico que sea así, pues el equipo, que jugó durante tanto tiempo en Montreal, tal vez solo sea comparable en mediocridad con los Piratas de Pittsburgh.

Strasburg lo tenía todo…menos salud. Su primer ingreso a la lista de lesionados preocupó a los pocos seguidores de los Nacionales. “Inflamación en el hombro” le diagnosticaron y esa fue una clara señal de que algo no andaba bien en el preciado brazo del “chico-maravilla”. Pasó un corto tiempo y finalmente un detallado examen físico mostró un fuerte daño en el ligamento del codo de Strasburg que lo obligará a someterse a la temida “cirugía Tommy John”. Si la operación fuera exitosa—y es muy probable que lo sea—el lanzador tardaría entre 12 y 18 meses en recuperarse, dicen que “completamente”. Yo tengo mis dudas. Por un lado, la estrella de los Marlins, Josh Johnson tuvo un regreso triunfal y algo parecido pudiera decirse de Francisco Liriano; pero no a todos les ha sucedido lo mismo.

Stephen Strasburg regresará a los terrenos en 2012. Solo que, lamentablemente, su brazo de seguro no será el mismo. Nunca más. Cada vez que leo sobre los problemas que sufren los jóvenes en sus codos—y en Cuba hay una “larga experiencia” de prospectos dañados (Eriel Sánchez, Maels Rodríguez, Omar Luis Martínez, Giorge Díaz) —me pregunto cómo era posible que Nolan Ryan, Braudilio Vinent o Jorge Luis Valdés, para no hablar de lanzadores en las primeras décadas del siglo pasado, pudieran mantenerse, temporada tras temporada, más de 200 innings en el box, sin sufrir lesiones ¿Será que ahora los jóvenes son más endebles?

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