viernes, noviembre 22Un espacio para todos los deportes

Una celebración largamente esperada por el béisbol cubano

Alfredo Despaigne, en mi opinión el mejor pelotero cubano del momento
Alfredo Despaigne, en mi opinión el mejor pelotero cubano del momento

Todos celebraron el espectacular cuadrangular de Alfredo Despaigne que le dio a Cuba el título del Campeonato mundial universitario, desde el policía que me puso una multa por “obstruir” el paso de la autopista nacional en mi viejo Lada, hasta los campesinos, con un radio en el bolsillo, que apenas unos kilómetros más adelante intentaron venderme la libra de queso a precios exorbitantes. En fin, que después de una sequía de casi tres años, el béisbol cubano alcanzó finalmente un título en un torneo de carácter mundial.

Las celebraciones han enardecido a no pocos colegas. “Un jonrón mítico”, una “victoria inolvidable”… Ciertamente fue un excelente triunfo; pero me parece que una vez más el excesivo apasionamiento nos lleva a perder la perspectiva. El Mundial universitario tuvo un pobre nivel, sobre todo porque Japón y Corea del Sur presentaron equipos muy débiles; ni hablar de Sri Lanka y China y solo Estados Unidos llevó a una selección “decente”, de seguro con el objetivo de mantener la corona que había conquistado en las últimas tres ediciones de este evento.

Mientras Cuba viajó hasta Japón con la mejor selección de sus jugadores universitarios—estudian todos, imagino, Cultura Física—y el camino hacia la final fue muy fácil, con un despliegue ofensivo extraordinario, ante un pitcheo de bajísima calidad. Incluso el lanzador Hinojosa tiró un juego perfecto, probablemente el segundo en la historia del béisbol cubano en torneos internacionales (el anterior, el de Lázaro Valle en la Copa Intercontinental de 1989).

Pero llegó el partido decisivo y las cosas se complicaron frente a los norteamericanos. La aplastante ofensiva antillana desapareció; aunque desde el montículo, Miguel Alfredo González supo combinar sus lanzamientos. Parecía que Cuba dejaría al campo a los estadounidenses en la parte baja del noveno capítulo; sin embargo, el relevista norteño dominó a tres bateadores de forma consecutiva.

El juego se fue a extrainnings y aquí ocurrió lo increíble: el director cubano, el doctor en Ciencias de la Cultura Física, Eduardo Martín Saura, mantuvo en el box a su abridor, después de nueve capítulos y más de 120 lanzamientos. Escribir sobre la especialización del pitcheo aburre. Torneo tras torneo sucede lo mismo con los directores antillanos. “Miguel Alfredo me pidió continuar”, declaró después Martín Saura.
Así de sencillo. Mucha voluntad, valor, pero el cansancio nunca perdona. Martín Saura tenía a excelentes ¿relevistas, abridores? en el banco. Coloco la frase entre signos de interrogación porque en Cuba cualquiera abre o cierra un partido y, por supuesto, esto ha traído como consecuencia un atraso táctico de décadas y también el fin de muchos brazos jóvenes que no han podido resistir el cambio constante de planes de entrenamiento.

Después de las dos anotaciones norteamericanas, el director decidió que la noche de Miguel Alfredo había terminado. Esta demora pudo costar muy caro; pero ya sabemos lo que vino más tarde: el pelotero cubano más espectacular del momento, un muchacho sencillo, sin tantos dientes de oro, ínfulas y la publicidad mediática que reciben otros de apellidos más ilustres, demostró que él es el número uno del país y su enorme jonrón por el jardín izquierdo desató la alegría cubana, en Tokio y a miles de kilómetros de distancia.

Las victorias siempre se celebran y ganarle a Estados Unidos, incluso si es a un equipo universitario (como los que llevaron a los Mundiales durante décadas) pues le añade un elemento extra al festejo. Yo también disfruté el cuadrangular; pero no me dejo asaltar por la euforia triunfalista. Prefiero analizar el Mundial juvenil, en el que la selección cubana repitió el bronce y nadie me impresionó a la ofensiva, sí en el pitcheo. Con estos chicos hay que trabajar mucho más y ni siquiera las condiciones “objetivas” debieran suspender el campeonato nacional de esta categoría. Si no formamos a los talentos desde los juveniles, tal vez la sequía de éxitos en torneos internacionales no demore mucho en regresar.

Vea además:
Sitio oficial del 5to Campeonato Mundial universitario
Estadísticas del equipo cubano en el Mundial universitario  Bateo / Pitcheo

5 comentarios

  • janczeck

    Lo siento todos sabemos incluso la prensa internacional que los cubanos no eran universitarios
    en estos dias eso ha sido un festin de burla.

  • Miguel Darias Rivero

    Hola a todos los cubanos, y muchas gracias por el artículo ¨Una celebración largamente esperada por el beisbol cubano¨ a su autor. Ciertamente pocas veces en nuestra prensa se publican artículos tan objetivos sobre el tema del béisbol. Recuerdo que hace aproximadamente 6, 7, u 8 meses aparecieron de forma recurrente opiniones de varios comentaristas deportivos, acerca de los problemas de nuestro pasatiempo nacional y la génesis estructural que se aprecia en la mayoría de ellos, algunos fueron más atrevidos y otros menos, y aunque por un problema de respeto no se decían algunas cosas por su nombre, cualquier persona con conocimientos elementales sobre el funcionamiento de esta disciplina en el país, se daba cuenta que el mensaje iba más allá de las referencias expresas contenidas en ellos, y sin dudas atacaban lo que para mi resulta el trasfondo real del declive en esta pasión de los cubanos, que resulta extensivo a todas las disciplinas deportivas que se practican en el país.

    Con el permiso del autor del artículo, y aunque su objetivo directo en el mismo no era tan amplio como lo que pretendo abordar, si me sirve de pretexto para comentar algunos elementos que a mi entender guardan una relación especial con el asunto.

    Ahora daré mi opinión muy particular, sobre la cual pueden existir infinidad de discrepancias, de todas formas si es así, adelante, estoy en la mejor disposición de enfrentar el intercambio respetuoso de criterios.

    El beisbol en Cuba como la totalidad de las disciplinas deportivas, con la diferencia que en otras es todavía más acentuado, pasa por la permanente carencia de recursos materiales y financieros y la falta de motivación para lograr escalar peldaños superiores, sin que esto suponga dejar por sentado que se juegue sin estímulo alguno, porque soy de los que creo que el amor a la bandera y a los valores que hemos defendido han sido y todavía son los mayores estandartes de nuestro deporte, lo que no quita que cada uno de estos atletas tenga ambiciones personales y aspiraciones diversas, que no pueden ni deben estar limitadas por una política rígida e inamobible, que no le otorga absoluta libertad para decidir de manera personal lo que desean hacer con su carrera deportiva.

    La repetición hasta la saciedad de la consigna, que el deporte revolucionario no es una mercancía, y por tanto no entrará en el juego de la comercialización creciente que cada día vemos en el escenario internacional, y que coincido llega hasta grados repugnantes, no puede ser la justificación para la inacción, y peor aún, para destruir si ¨es que es necesario destruir¨, lo que con tanto sacrificio y tanta inteligencia se alcanzó en estos años de revolución. Considero que, con la misma sabiduría y claridad con que se enfrentó el inicio del desarrollo de nuestro deporte revolucionario, hay que ser capaces de asumir los retos actuales. Si bien es cierto que el deporte rentado no es la aspiración suprema de nuestro concepto, también es cierto que librar y ganar una batalla equivale a preservar lo alcanzado, y muchos de los que nada quieren mover, y nada quieren sacrificar, bajo el bastante frágil argumento a mi entender de no renunciar a los principios, parece que prefieren la destrucción total del movimiento deportivo cubano. No resulta ningún secreto para nadie, aunque poco o nada se hable sobre el tema, al menos seriamente con un enfoque causal y sistémico, que en los últimos años se viene produciendo, un éxodo bastante significativo de talentos desde nuestro país, hacia países que pueden ofrecer sustanciales beneficios económicos a estos atletas, pero también es cierto que en nuestro sistema se obvia olímpicamente las aspiraciones individuales de estos, y lo que es peor, cada día se deteriora más toda la infraestructura creada por nuestro sistema social para el desarrollo deportivo, tanto en instalaciones, como en logística, y en estructuración de esquemas competitivos que propicien desde edades tempranas, la lógica preparación de la futura cantera de talentos, que en esencia constituye la continuidad y el progreso del sistema. Sino es así, que comentario merece la suspensión de la serie selectiva de este año, por solo citar un ejemplo dentro de un millón, y estamos hablando del pasatiempo nacional, donde el país pone su máximo empeño en destinar la mayor cantidad de recursos a todo su soporte, para brindarle al pueblo el mejor espectáculo dentro de las posibilidades existentes. Claro está, con la filosofía del deporte puro, limpio de todo vestigio que huela a contaminación, el estado, como en casi la totalidad de las esferas de la vida en nuestro país, tiene que asumir la totalidad de la carga que supone el sostenimiento de tan costoso espectáculo, algo que por muchas buenas intenciones y deseos que tenga la dirigencia del país, no puede competir contra la prioridad de adquirir alimentos para la población, en un país con dificultades económicas.
    Con esta simple demostración solo quiero invocar la reflexión oportuna y urgente de todos los que tengan que ver con el mantenimiento y el desarrollo de nuestro sistema deportivo, algo que no permite espera, si es que se pretende rescatar y sostener lo hasta ahora alcanzado. La comercialización no es la esencia, la esencia está en el desarrollo de nuestro sistema deportivo, en la justa prioridad que merecen nuestros atletas, en la identificación con sus intereses, sus aspiraciones, ¿qué particular daño puede ofrecer a nuestro sistema deportivo, qué atletas como los peloteros, con su reconocida calidad, luego de brindado su aporte al pasatiempo nacional, al cabo de 5, 6, 7 u 8 años, o los que determinen los entendidos, puedan ser contratados por países como Japón, para irse a jugar a esas ligas, donde indiscutiblemente existe una gran calidad, y que de los contratos que reciben, una parte se quede en manos de las autoridades deportivas del país para seguir garantizando la continuidad del desarrollo de este deporte? Pero no hablo de EEUU, porque la política del bloqueo estoy casi convencido que no permitiría esta entrada de ingresos a nuestro país, lo que no quita que por nuestra parte se elimine cualquier elemento que pueda resultar un obstáculo a esta posibilidad, que pésele a quien le pese, es la liga donde mayor desarrollo existe en la disciplina, y vamos a hacer una abstracción total de consideraciones de índole política. Pero debemos llegar más lejos, ¿Porqué los atletas que se van no pueden integrar después las filas de nuestra selección nacional? Fíjense que estoy hablando única y exclusivamente de facilidades, y no de limitaciones, no de destruir lo que tenemos. La serie nacional se debe y tiene que preservar, porque es un espectáculo de pueblo, y es donde reside el sentimiento de identificación de nuestro pueblo con nuestros atletas, con nuestro sistema deportivo, es el elemento que valida y legitima nuestra identidad nacional, los jugadores siempre se irían a jugar fuera, luego de cumplido el término establecido por nuestro sistema, si es que lo desean, de lo contrario continuarían aquí, y la posibilidad de que los atletas que vayan a jugar en el extranjero, integren la selección nacional, siempre se haría previa medición en igualdad de condiciones con los que están en el patio. Comencemos por reconocer que estos atletas, en su inmensa mayoría no se van por problemas políticos, y no tienen ningún problema de falta de patriotismo, y esto también ofrecerá posibilidades de enriquecer el desarrollo de nuestro sistema deportivo con experiencias nada desdeñables.

    Ojalá el contenido de esta modesta opinión sea interpretado en el sentido y asumido con la transparencia que amerita un tema tan sensible para nuestro país en estos tiempos difíciles, como lo es el béisbol, o más que eso, nuestro deporte revolucionario, y no se mantengan posturas prefabricadas que en nada ayudan a tratar de solucionar los problemas que tenemos.
    Muchas gracias, y disculpe el autor por haberme servido de su artículo para formular esta opinión.

    Miguel.

    • micolumnadeportiva

      Saludos Miguel y le agradezco su extenso y muy interesante comentario. Sin dudas hay varios puntos de los que plantea que pueden generar polémicas y eso está muy bien. Es la idea de este blog y debería serlo de todos los medio de comunicación. Por tanto, bienvenidas sus líneas y ojalá se repitan. Sobre lo que comenta, estoy de acuerdo en que el inmovilismo no conduce a nada. Me duele leer la lista de peloteros que deciden continuar su carrera deportiva en otro país, soy un ferviente seguidor de Villa Clara y claro que me duele que Leonys Martín haya tomado otro camino, que el receptor Julio César Ramírez haya intentado algo similar; también que varios peloteros guantanameros hayan decidido, sencillamente, partir. Confieso que me gustaría verlos jugar en la Serie Nacional, con sus equipos; pero ellos quisieron tomar otro camino. Lamentablemente, muchos han optado por una idea similar Entonces, ¿qué va a hacer la Comisión Nacional al respecto? El silencio no puede ser la respuesta, hay que buscar iniciativas que nos permitan mantener las bases de nuestro deporte, pero que al mismo tiempo frenen la partida de tantos jóvenes talentos. Ahora, la contratación de los atletas en ligas foráneas es uno de los temas más álgidos del deporte cubano. Para muchos, hacer esto sería claudicar ante la creciente comercialización, justamente criticada; sin embargo, no podemos mantener mentalidades cerradas, no en 2010. Ojalá tuviera respuestas más completas, aunque ese es el trabajo de los que dirigen el deporte en la Isla. Nosotros podemos hacer sugerencias, pero son ellos los que tienen la responsabilidad—enorme—de dar los pasos que nos conduzcan a los verdaderos avances.

  • Leron K

    En eso si tienes razon. El comentario de Miguel fué, por lo menos, extenso. Me tuve que tomar un descanso y despues regresar a segir leyendo. Eso de escribir misivas sin fondo le viene de familia a Miguelito.

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