Fueron 13 años los que tuvo que esperar la Liga Nacional para finalmente ganar un Juego de las Estrellas y lo hizo a su mejor manera: con mucho pitcheo, escaso, pero oportuno bateo y una defensa endeble que pudo complicar el resultado final. Después que Robinson Canó impulsó la primera carrera, en el quinto capítulo, creí que todo estaba terminado para la Nacional; sin embargo, Phil Hughes no vino bien y el relevo del zurdo Thormton fue horrible, pues permitió que otro zurdo, Brian McCann, conectara el triple que trajo las tres carreras que decidieron el partido. Por cierto, me llamó la atención que Alex Rodríguez quedara en el banco y no escuché nada de una lesión; además, si CC Sabathia lanzó el domingo y por la reglamentación de la MLB no podía actuar, ¿por qué no incluir a otro lanzador? De todas formas, a la Americana le faltó el batazo oportuno ya que tuvieron algunas posibilidades interesantes, con dos hombres en circulación; pero fallaron, entre otros, Canó. Girardi tal vez no movió bien a sus peloteros, porque después que David Ortiz se embasó en el final del noveno, ante Jonathan Bronxton, ya no quedaba nadie para sustituir al más que lento slugger de las Medias Rojas.
El Juego de las Estrellas futuras no me impresionó como el del año pasado; aunque ciertamente hay varios peloteros allí sobre los que de seguro se escribirá y mucho. En cuanto al Derby, me alegré muchísimo que Big Papi Ortiz lo ganara, al mismo tiempo me asombró que el líder de cuadrangulares en la Americana, José Bautista, no estuviera incluido (tal vez rechazó la invitación, como hicieron tantos otros), ni tampoco Paul Konerko; no obstante, el Derby estuvo interesante, con una final entre dos dominicanos. Los batazos de Ortiz recorrieron grandes distancias por el jardín derecho en el Angel Stadium y ojalá terminen, definitivamente, las críticas al corpulento atleta que al igual que 2009 comenzó muy mal la temporada; aunque ya tiene 18 vuelacercas.
En medio de las celebraciones, la noticia de la muerte del «Jefe», George Steinbrenner, entristeció al mundo de la MLB. Es cierto que este personaje fue en extremo polémico, con posiciones y actuaciones criticables, a ratos ácido con la prensa y jugadores; pero nadie podrá quitarle su impacto en las Grandes Ligas y en el crecimiento de un equipo, los Yankees de Nueva York, convertido en el más exitoso (y caro, se calcula su precio en mil 600 millones de dólares) de todas las ligas profesionales del deporte.
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