Las Copas Mundiales de fútbol ya tienen ocho décadas de existencia y en este largo tiempo han ocurrido muchísimos hechos interesantes, más allá de goles y triunfos de brasileños, italianos, alemanes o argentinos.
La primera versión de la Copa Mundial de fútbol se efectuó en 1930, en Uruguay, y los organizadores tenían previsto que todos los partidos se desarrollaran en un único estadio, que se construiría especialmente para el evento. Sin embargo, las condiciones meteorológicas por poco echan a perder esos planes, pues los torrenciales aguaceros que cayeron durante un largo período sobre Montevideo impidieron que la construcción del estadio, llamado “Centenario”, terminara en tiempo.
Ante este serio problema, los uruguayos tuvieron que recurrir a otras instalaciones más pequeñas. Por suerte las lluvias cesaron y al sexto día se pudo finalmente inaugurar el “Centenario”, donde de seguro los más de 93 mil fanáticos que asistieron al encuentro por el título salieron complacidos, pues Uruguay venció a Argentina, por 4 goles a 2 y entró a los libros como el primer campeón mundial de la historia.
Si en Uruguay hubo lluvias, las cosas fueron peores para sus vecinos de Chile. En 1956 la Asociación de fútbol de ese país solicitó y recibió la sede de la octava Copa Mundial; sin embargo, en 1960, dos años antes del pitazo inicial, un fortísimo terremoto que provocó más de 50 mil muertes y cerca de 2 millones de damnificados puso en peligro la organización del Mundial. No obstante, el fuerte trabajo de los chilenos se combinó con la ayuda internacional y pudieron prepararse otras sedes que posibilitaron el desarrollo de la Copa, ganada por Brasil.
La violencia también ha estado presente en los Mundiales y quizás uno de los ejemplos más recordados sea la “Batalla de Santiago”, un desafío que tuvo poco de fútbol y sí mucho de boxeo, protagonizado por Italia y Chile, en la Copa de 1962.
La prensa italiana había sido muy crítica con la situación socioeconómica chilena, especialmente de su capital y un reportaje titulado “Santiago, el confín del mundo”, fue republicado en un periódico nacional y caldeó los ánimos en la sede. Para complicar más el asunto, el calendario ubicó a chilenos e italianos en el mismo grupo eliminatorio.
El partido entre ambas selecciones se esperaba con mucha expectación. Los jugadores italianos, cuando entraron al estadio, lanzaron claveles blancos al público, en clara señal de paz; pero el gesto no fue bien recibido por los fanáticos quienes no aceptaron las flores y las devolvieron al terreno, en medio de una enorme rechifla. Lo que vendría después sería un desastre, uno de los más grandes en las Copas.
Apenas a los siete minutos, el delantero europeo Giorgio Ferrini golpeó a un defensor chileno y el árbitro inglés Ken Aston lo expulsó de inmediato. Ahí no terminaron los problemas porque Ferrini se negó a abandonar el terreno y tuvieron que intervenir los policías quienes arrestaron al iracundo jugador italiano. Esta fue la única forma de sacarlo de la cancha.
Más adelante hubo otros encontronazos que el juez Aston se hizo de la vista gorda, porque los jugadores intercambiaron jabs, rectos de izquierda y derecha, como en una pelea de boxeo y para completar el desagradable espectáculo, también aparecieron las patadas. Al final ganó Chile 2 a 0 y esta “batalla” es recordada como uno de los partidos más violentos en la historia del fútbol.
Ocho años después, en 1970, en el Mundial de Ciudad México, no se produjo ni una sola expulsión. La única vez que esto ha sucedido en las décadas de Copas y estuvo muy a tono con la calidad futbolística de ese torneo, considerado por especialistas y fanáticos como uno de los mejores de todos los tiempos.
En los Mundiales también se han vivido historias menos dramáticas y un tanto más divertidas. Por ejemplo, en Francia 1998, la gran sensación era el delantero brasileño Ronaldo Luiz Nazario de Lima quien había asegurado que marcaría 13 goles y llevaría a Brasil al título. En realidad Ronaldo no pudo cumplir ninguna de esas promesas; pero sí se ganó el favor de un grupo gay francés que lo nombró el “Jugador más sexy de la Copa Mundial”. Ronaldo no aceptó el premio y esto molestó, y mucho, a los directivos de una organización de homosexuales de su país.
El fútbol es pasión en los más diversos lugares del planeta, una pasión que quedó reflejada en una encuesta realizada en 1998 a los hombres británicos quienes expresaron que preferían mirar los partidos de la Copa del Mundo… antes que tener relaciones sexuales con la chica de sus sueños.
Y una de las declaraciones amorosas más originales fue la que se le ocurrió a Manú, un enamorado argentino quien frente a las cámaras de la televisión, en Saint Etienne, durante un partido del seleccionado de su país contra Inglaterra, en 1998, enseñó una gran pancarta en la que podía leerse: Vivian, ¿te quieres casar conmigo?
Publicado en Habana Radio
en este largo tiempo han ocurrido muchísimos hechos interesantes, más
allá de goles y triunfos de brasileños, italianos, alemanes o
argentinos.
La primera versión de la Copa Mundial de fútbol se efectuó en 1930, en
Uruguay, y los organizadores tenían previsto que todos los partidos se
desarrollaran en un único estadio, que se construiría especialmente
para el evento. Sin embargo, las condiciones meteorológicas por poco
echan a perder esos planes, pues los torrenciales aguaceros que
cayeron durante un largo período sobre Montevideo impidieron que la
construcción del estadio, llamado “Centenario”, terminara en tiempo.
Ante este serio problema, los uruguayos tuvieron que recurrir a otras
instalaciones más pequeñas. Por suerte las lluvias cesaron y al sexto
día se pudo finalmente inaugurar el “Centenario”, donde de seguro los
más de 93 mil fanáticos que asistieron al encuentro por el título
salieron complacidos, pues Uruguay venció a Argentina, por 4 goles a 2
y entró a los libros como el primer campeón mundial de la historia.
Si en Uruguay hubo lluvias, las cosas fueron peores para sus vecinos
de Chile. En 1956 la Asociación de fútbol de ese país solicitó y
recibió la sede de la octava Copa Mundial; sin embargo, en 1960, dos
años antes del pitazo inicial, un fortísimo terremoto que provocó más
de 50 mil muertes y cerca de 2 millones de damnificados puso en
peligro la organización del Mundial. No obstante, el fuerte trabajo de
los chilenos se combinó con la ayuda internacional y pudieron
prepararse otras sedes que posibilitaron el desarrollo de la Copa,
ganada por Brasil.
La violencia también ha estado presente en los Mundiales y quizás uno
de los ejemplos más recordados sea la “Batalla de Santiago”, un
desafío que tuvo poco de fútbol y sí mucho de boxeo, protagonizado por
Italia y Chile, en la Copa de 1962.
La prensa italiana había sido muy crítica con la situación
socioeconómica chilena, especialmente de su capital y un reportaje
titulado “Santiago, el confín del mundo”, fue republicado en un
periódico nacional y caldeó los ánimos en la sede. Para complicar más
el asunto, el calendario ubicó a chilenos e italianos en el mismo
grupo eliminatorio.
El partido entre ambas selecciones se esperaba con mucha expectación.
Los jugadores italianos, cuando entraron al estadio, lanzaron claveles
blancos al público, en clara señal de paz; pero el gesto no fue bien
recibido por los fanáticos quienes no aceptaron las flores y las
devolvieron al terreno, en medio de una enorme rechifla. Lo que
vendría después sería un desastre, uno de los más grandes en las
Copas.
Apenas a los siete minutos, el delantero europeo Giorgio Ferrini
golpeó a un defensor chileno y el árbitro inglés Ken Aston lo expulsó
de inmediato. Ahí no terminaron los problemas porque Ferrini se negó a
abandonar el terreno y tuvieron que intervenir los policías quienes
arrestaron al iracundo jugador italiano. Esta fue la única forma de
sacarlo de la cancha.
Más adelante hubo otros encontronazos que el juez Aston se hizo de la
vista gorda, porque los jugadores intercambiaron jabs, rectos de
izquierda y derecha, como en una pelea de boxeo y para completar el
desagradable espectáculo, también aparecieron las patadas. Al final
ganó Chile 2 a 0 y esta “batalla” es recordada como uno de los
partidos más violentos en la historia del fútbol.
Ocho años después, en 1970, en el Mundial de Ciudad México, no se
produjo ni una sola expulsión. La única vez que esto ha sucedido en
las décadas de Copas y estuvo muy a tono con la calidad futbolística
de ese torneo, considerado por especialistas y fanáticos como uno de
los mejores de todos los tiempos.
En los Mundiales también se han vivido historias menos dramáticas y un
tanto más divertidas. Por ejemplo, en Francia 1998, la gran sensación
era el delantero brasileño Ronaldo Luiz Nazario de Lima quien había
asegurado que marcaría 13 goles y llevaría a Brasil al título. En
realidad Ronaldo no pudo cumplir ninguna de esas promesas; pero sí se
ganó el favor de un grupo gay francés que lo nombró el “Jugador más
sexy de la Copa Mundial”. Ronaldo no aceptó el premio y esto molestó,
y mucho, a los directivos de una organización de homosexuales de su
país.
El fútbol es pasión en los más diversos lugares del planeta, una
pasión que quedó reflejada en una encuesta realizada en 1998 a los
hombres británicos quienes expresaron que preferían mirar los partidos
de la Copa del Mundo… antes que tener relaciones sexuales con la chica
de sus sueños.
Y una de las declaraciones amorosas más originales fue la que se le
ocurrió a Manú, un enamorado argentino quien frente a las cámaras de
la televisión, en Saint Etienne, durante un partido del seleccionado
de su país contra Inglaterra, en 1998, enseñó una gran pancarta en la
que podía leerse: Vivian, ¿te quieres casar conmigo?