lunes, diciembre 23Un espacio para todos los deportes

Barry Bonds y su amigo Mark McGwire

Ya Barry Bonds no es noticia, pues a ninguno de los equipos de las Grandes Ligas se le ocurriría contratarlo, ni siquiera a los Reales de Kansas City, por un contrato de liga menor para intentar atraer público a su estadio. Entonces no comprendo por qué cada vez que el hombre que impresionó a muchos—seguí muy de cerca las temporadas de 2001 y 2002, sobre todo esta última porque quería que los Gigantes ganaran la Serie Mundial—aparece en público, lo convierten en noticia.

Ahora Bonds se reunió con los miembros de los Gigantes, campeones del oeste de la Liga Nacional en 2000, y allá fue la prensa a preguntarle por lo mismo de siempre. ¿Qué esperaban? Imagino que declaraciones explosivas y por lo menos obtuvieron las palabras de elogio de Bonds hacia Mark McGwire. El ex-jardinero de San Francisco dijo sentirse orgulloso de Mark; solo que olvidó aclarar (¿o no le preguntaron?) de qué se sentía orgulloso: si de la gran cantidad de jonrones de McGwire o de sus declaraciones al inicio de la temporada sobre su amplio, extendido, intenso consumo de anabolizantes.

En fin, que Bonds alabó a McGwire y reconoció que estuvo ayudando a Ryan Howard en los entrenamientos primaverales. Ojalá el fornido primera base de los Phillies solo siga los consejos ofensivos del gran bateador que fue Bonds y lo pongo en pasado porque creo que es evidente que ya no jugará más; aunque Bonds tiene una idea diferente y afirma que ha bajado de peso y está listo para jugar. Sí, claro, está listo desde la última vez que pisó un terreno de forma oficial, en 2007; pero nadie ha mordido el anzuelo. Así que la cifra de 762 cuadrangulares (¿cuántos con la ayuda de esteroides?) permanecerán inalterable hasta que…Alex Rodríguez lo sobrepase en un lustro (es mi imaginación la que controla el teclado).

McGwire al menos tuvo un momento de honestidad, después de una década de mentiras y declaró lo que no era un secreto para nadie: que había utilizado sustancias prohibidas durante varias temporadas, especialmente la de 1998, en la que impuso la marca de 70 cuadrangulares que solo duró tres años, pues Bonds disparó 73 en 2001.

Todavía sigo esperando por el “mea culpa” de Bonds; pero realmente no tengo esperanzas de que llegue algún día, o quizás sí. En McGwire el puesto de entrenador de bateo funcionó como un incentivo para que se decidiera a “hablar del pasado”, tal vez por las cosas de la vida, a Bonds también le aparezca ese “incentivo” y decida contarnos.

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