El rugby retorna a Cuba

El rugby para siete jugadores ya es un deporte olímpico; sin embargo, todavía no aparece reconocido de forma oficial en Cuba, una realidad que muchos esperan cambiar con la mayor brevedad y para lograrlo el torneo internacional que reunió a equipos de varios países en La Habana resultó un excelente primer paso.

La salida del béisbol del programa oficial de competencias de las citas estivales nos continúa doliendo, porque nada parece más importante en el universo deportivo cubano que las bolas y los strikes; pero es necesario afrontar el hecho e interiorizar que, al menos hasta 2020, la pelota estará fuera de las Olimpiadas. Su lugar fue ocupado por el golf y el rugby siete, así que darle la espalda a estas modalidades no luce una solución sensata.
En Cuba no se tienen grandes conocimientos sobre el rugby. Muchos, incluso, lo confunden con el fútbol americano, quizás por la gran carga mediática audiovisual que recibimos, proveniente sobre todo de Estados Unidos y la escasa cobertura que recibe el rugby. En la Isla se practicó el fútbol americano desde los primeros años del siglo XX y durante casi medio siglo se organizaron torneos en los que intervinieron decenas de jugadores. Algunos clubes, como Varsity y Caribes, conformados en su mayoría por estudiantes de la Universidad de La Habana, alcanzaron prestigio.

Las huellas del fútbol americano en Cuba fueron desapareciendo a partir de los años finales de la década del cincuenta hasta extinguirse por completo. Cuarenta años después es probable que a no pocos les haya sorprendido ver sobre el terreno del estadio universitario “Juan Abrantes” a unos muchachos que jugaban a algo “raro”: el rugby. En 1993 se creó el primer equipo cubano, los Indios Caribe y luego se unieron otros como “Los Giraldillos”, en 1997 y el club “José Martí”, en 1999.

No obstante, la práctica era irregular y por lo general sin cobertura periodística. Estas selecciones jugaban el rugby de 15 jugadores por cada bando, en un campo con las dimensiones reglamentarias, es decir 100 metros de largo por 60 de ancho. La modalidad demanda de una excelente preparación física para soportar los intensos minutos en el terreno, los golpeos—sin accesorios rígidos de protección— y corridas, con el objetivo de llevar el ovoide hasta la línea final del equipo contrario.

El rugby es un deporte muy popular en Latinoamérica, especialmente en Argentina, Uruguay y Chile; pero la modalidad de 15 jugadores no atraía al Comité olímpico internacional (COI) porque iba en contra de uno de los argumentos esgrimidos para sacar al béisbol: la cantidad de atletas participantes que aumentaban los presupuestos de las ciudades organizadoras.

Los directivos del rugby decidieron presentar una propuesta más atractiva: solo siete jugadores, que es el formato más propicio para torneos cortos, de una semana de duración, justo lo que necesitaba el COI. Además, el tiempo de los partidos de esta modalidad es muy inferior al de 15. Mientras en el llamado rugby unión los desafíos se extienden por 80 minutos, en el de siete apenas se juegan entre 14 o 20 minutos, otro punto muy bien recibido por el COI. No hubo más barreras y el golf y el rugby siete estarán en la próxima cita estival.

El primer torneo internacional de rugby celebrado en Cuba reunió a equipos de diversos países: Canadá, Estados Unidos, Perú México, Venezuela y Cuba. Estas tres últimas naciones presentaron a sus equipos nacionales. El debut pudiera considerarse como muy bueno para los locales, porque solo cayeron en el partido final.

¿Existen posibilidades para el desarrollo del rugby en Cuba? Todo parece indicar que sí: no es un deporte caro, pues solo se necesita un balón y en cuanto a los atletas, ellos tienen que ser rápidos e inteligentes para ejecutar las mejores acciones en la cancha. Estas características lucen muy similares a las exigidas por el fútbol y para nadie es un secreto que el más universal de los deportes se encuentra muy atrasado en la Isla. Entonces, ¿por qué podría ser diferente la situación con el rugby?

Más de cien naciones practican el rugby; sin embargo, la cifra no puede compararse con las más de 200 asociaciones afiliadas a la todopoderosa Federación internacional de fútbol; además, no en todos los países, aunque cuenten con su federación acreditada, se juega masivamente el rugby. Tampoco puede desestimarse la buena preparación física que, por lo general, muestran los deportistas cubanos. Les faltaría la técnica y el roce con equipos de nivel, pero eso se adquiere con el tiempo.

Por lo pronto, el torneo internacional sirvió para presentar al equipo nacional de rugby siete. Bajo la lluvia, en medio del fango, los jugadores ofrecieron su mayor esfuerzo, un esfuerzo que ojalá, más temprano que tarde se vea recompensando con el imprescindible reconocimiento oficial de este deporte.

Publicado en Cubasí