Una base por bolas con las almohadillas repletas de jugadores villaclareños. De esta triste forma concluyó la aventura de Santiago de Cuba en la 49 edición de la Serie Nacional.
Mientras celebraba con mi familia el tan esperado éxito de Villa Clara en los play offs, las imágenes de la televisión me devolvían a un equipo santiaguero diezmado, cabizbajo que felicitaba a sus contrarios. Realmente tuve sentimientos encontrados: en primer lugar la alegría de ver a mi selección de siempre envuelta en otra final oriental; pero por otro lado comprendí que ese podría ser el final de una generación de buenos peloteros que impulsó a Santiago a la cima del béisbol cubano.
Durante más de una década, entre 1998 y 2008, ningún otro equipo en Cuba ha sido superior a Santiago de Cuba. Primero lograron tres coronas consecutivas, con Higinio Vélez al frente de una poderosísima alineación encabezada por Antonio Pacheco, Orestes Kindelán, Gabriel Pierre, Fausto Álvarez, Rolando Meriño, Rey Isaac, Reutilio Hurtado, Manuel Benavides, Pedro Poll. Sencillamente no había lanzador que los resistiera. Batearon a sus anchas y recibieron la denominación de la “aplanadora”. Impusieron múltiples marcas, entre ellas la de ganar 11 partidos consecutivos en una postemporada.
Luego vino el retiro de los grandes y muchos pensamos que los santiagueros descenderían. Por un tiempo fue así; sin embargo, desde que Antonio Pacheco asumió la dirección del equipo en 2005 los fanáticos orientales volvieron a sonreír; aunque también tuvieron momentos muy amargos, como la muerte en un accidente de su receptor titular, Frank Tamayo. En su primera campaña Pacheco logró el título nacional; lo cedió un año más tarde ante Industriales y en 2007 lo recuperó.
La nueva generación, con su flamante estrella, Alexei Bell, junto a jóvenes talentos como Héctor Olivera, José Julio Ruiz, Ronnier Mustelier, Luis Miguel Navas, Adeinys Hechevarría, acompañados por veteranos como Pedro Poll y Meriño parecía que podría mantener a flote al equipo de esa provincia. Desde el montículo, uno de los mejores lanzadores de todos los tiempos en Cuba, Norge Luis Vera, seguía empecinado en dominar a todos; mientras Osmel Cintras, Reinier Roibal, Félix Rivera, Yaumier Sánchez garantizaban la estabilidad de un cuerpo de pitcheo que, aunque nunca fue muy profundo, sí frenaba a los rivales.
Todo esto cambió en menos de doce meses. Deserciones, lesiones y hasta accidentes pusieron en jaque la clasificación a la postemporada de Santiago de Cuba. José Julio, Mustelier, Roibal, Adeinys y otros jugadores más jóvenes ya no estaban; Yaumier Sánchez se unió a la larga lista de talentosos lanzadores que afrontaron lesiones en su brazo y, para colmo de males, Norge Luis Vera recibió un golpe en el rostro que le impidió trabajar en la mayor parte de la 49 edición de la Serie.
A pesar de todos estos problemas, los santiagueros, dirigidos por Pacheco, como tanto repite el grupo SurCaribe en su fantástico tema “Añoranza por la Conga”, siguieron adelante. Estuvieron contra la pared ante Las Tunas y lograron ganar, como visitantes, los dos partidos decisivos.
Después, ya en la semifinal, frente a su “bestia negra”, Villa Clara, el único equipo que ha podido eliminarlos de los play offs orientales, los santiagueros parecían absolutamente derrotados. Dos nokouts consecutivos en Santa Clara; más tarde, un tercer revés en el noveno capítulo, al que llegaron con ventaja de una anotación. Todo apuntaba a una cómoda barrida. Grave error. Santiago ganó dos encuentros consecutivos y llegó al estadio Sandino, la sede villaclareña, con más deseos. Estuvieron debajo en el marcador, pero lucharon hasta empatar y entonces vino el fatídico final del noveno inning, cuando su lanzador relevista Carlos Manuel Portuondo no resistió la presión y concedió las bases por bolas que propiciaron la victoria de los naranjas.
Esa base por bolas quizás haya sido la última acción sobre un terreno de jugadores emblemáticos como Pedro Poll, Reutilio Hurtado, Rolando Meriño, incluso Norge Luis Vera. Ellos anunciaron en algún momento que esta sería su última temporada en activo. Tal vez no todos cumplan con esa declaración. Ojalá, porque me preocupa que el relevo no esté garantizado, quizás con la excepción de la receptoría, donde Alexis Durruthy al menos parece tener físico y talento. No puede decirse lo mismo de las otras posiciones.
El vuelo de las avispas ya se detuvo en 2010; pero dejaron una imagen aceptable. A diferencia de otros equipos, como Guantánamo y Sancti Spíritus, que decepcionaron ampliamente a sus seguidores.
QUE PASO CON LA BRONCA ENTRE STI SPIRITUS E INDUSTRALES??..ESAS IMAGENES LE DIERON LA VUELTA AL MUNDO…
yo soy santiaguero del caney , y pienso que como mismo llegaron jose julio adeinis henrry abbad mustelier y otros jovenes que ya no estan con el equipo ,siempre santiago tendra buenos peloteros , y se pasara trabajo uno o dos a~nos pero al siguiente los resultados seran buenos por que el santiaguero tiene la sangre de puro pelotero, y no es hora de cojer lastima es hora de ir preparandose.
grasias
Saludos…Sin dudas la tradición beisbolera de Santiago de Cuba es enorme; pero me preocupa muchísimo el estado de ese equipo para próximas temporadas, sobre todo porque Vera tiene el retiro muy anunciado; mientras el brazo de Yaumier no está en buenas condiciones, al igual que sucedió con Félix Rivera. Reutilio Hurtado y Meriño también anunciaron retiro. Entonces, el trabajo desde las categorías inferiores tiene que mejorar, mucho y rápido.
Creo q el título y la esencia del artículo revelan únicamente las preferencias del autor , más que hacer apreciaciones constructivas e inteligentes. Decir que es el final de las avispas en la pelota sería negar la tradición, preparación y talento de los atletas santiagueros demostrada en toda la historia del béisbol. Opiniones como estas son equivalentes a decir que Villa Clara hizo un mal papel en la final enfrentándose a un equipo que en pronósticos no llegaba a ninguna parte, sin embargo ese no es el análisis, sino que cada equipo dio lo mejor de si, y no es el final de la pelota para nadie, como no lo ha sido para guantánamo o cienfuegos, equipos q nadie creyó verlos desplegando talento y empuje durante la 49 serie nacional.
Gracias
Saludos Beatriz y gracias por tu comentario. En realidad no entiendo en qué parte quedó reflejada «la preferencia del autor», pero ese es su criterio y que hay que respetárselo. Cuando coloqué ese título (y si leyó el artículo completo pues imagino habrá comprendido que lo escribí con admiración hacia esa selección) es porque considero que sí concluyó la época dorada de las avispas, cuando eran la «Aplanadora», por múltiples motivos, sobre todo la retirada de sus grandes estrellas. Si analizamos la alineación ganadora de 2000, hoy solo queda Norge Luis Vera quien ha anunciado varias veces que se retirará (ojalá no lo haga, porque demostró en la 49 Serie que todavía está en buenas condiciones físicas). Tampoco se pueden olvidar las deserciones, no solo de varios de los mejores peloteros, sino también de prospectos importantes. Por supuesto que no es el fin del béisbol santiaguero ni mucho menos, eso nunca lo expresé y sería tonto y completamente errado decirlo. Sucedió algo similar con Villa Clara en los noventa, luego con Industriales, también con Pinar del Río. Ahora, no vislumbro en un futuro cercano a Santiago en una final nacional. Quizás la vida me demuestre lo contrario; pero lo importante ahora es que los entrenadores de la base trabajen fuerte, que aprovechen el conocimiento de los estelares que siguen viviendo allí, que retomen las experiencias de Braudilio Vinent, que trabajen sobre todo con el cuerpo de lanzadores que fue extremadamente deficiente en la 49 Serie. El béisbol cubano necesita que Santiago de Cuba muestre un equipo competitivo. Ojalá resurjan las avispas santiagueras y no como un mero nombre de mascota.