“El que le gane a Almendares se muere”. Quizás esta sea una de las frases más recordadas de la pelota profesional en Cuba; aunque lamentablemente la historia del club que inspiró esa expresión popular se pierda en la memoria de aquellos que tuvieron la oportunidad de ver jugar a los llamados Alacranes azules, uno de los equipos con mayor cantidad de fanáticos en todo el país.
La pelota llegó a Cuba en la década del sesenta del siglo XIX y en 1874 se desarrolló el primer juego oficial; aunque esta fecha todavía genera diversas polémicas, como reconoce Félix Julio Alfonso en su ensayo “La esfera y el tiempo”.
Cuatro años después de aquel partido se creó la Liga cubana de béisbol, la primera de América Latina y entre los tres equipos que intervinieron en la versión inaugural del torneo más importante del país por cerca de setenta años estuvo Almendares.
Este club fue fundado en 1878, por iniciativa de los hermanos Carlos y Teodoro Zaldo quienes también eran jugadores. Desde sus inicios los almendaristas se identificaron con el color azul del uniforme y en esos años adoptaron al alacrán como su mascota, por lo que no era raro que los fanáticos los denominaran “alacranes azules”.
La sede del equipo estuvo al principio en un terreno ubicado en Tulipán, en el Cerro; pero en 1882 se produjo un cambio en la directiva y los nuevos dueños decidieron trasladar al club para un lugar más céntrico y con ese objetivo arrendaron un terreno en la calle Carlos III, situado dentro de los límites de la Quinta de los Molinos, explica el periodista Jorge Alfonso. Allí se construyó el mítico “Almendares Park”, el estadio más famoso de Cuba hasta 1930.
No obstante su popularidad, los Alacranes fueron dominados por sus rivales más encarnizados, los Leones del Habana, en las primeras versiones de la Liga y solo en la temporada de 1893-94 Almendares logró su primer título, bajo el mando de Ramón Gutiérrez.
El dominio fue tan grande que el Habana ganó 12 de los 14 campeonatos iniciales; sin embargo, esa realidad cambió radicalmente en el siglo XX y las estadísticas muestran que en los 71 torneos realizados hasta 1961, los Leones acumularon 30 títulos, por 25 los Alacranes. Una simple cuenta matemática indica que en las últimas cinco décadas de la Liga, Almendares obtuvo 23 coronas, por 18 los habaneros.
En la larga y fructífera historia de los azules se pudieran señalar varios momentos inolvidables; aunque dos sobresalen por encima del resto. El primero fue en la temporada de 1946-47, cuando vinieron de atrás y barrieron en tres partidos consecutivos a los Leones del Habana para obtener el triunfo final; mientras, el otro fue el debut como representante cubano en la Serie del Caribe.
En 1946 los Alacranes fueron dirigidos por uno de los peloteros más famosos y polémicos de la pelota nacional: Adolfo Luque. Los Leones del Habana tenían en el banco a otra gloria: Miguel Ángel González, el primer latinoamericano en comandar a un equipo en las Grandes Ligas norteamericanas.
Desde el mismo comienzo los Leones tomaron la delantera en la tabla de posiciones y Almendares solo inició su repunte a mediados de diciembre de 1946, ayudados por el traspaso del zurdo norteamericano Max Lanier, proveniente de los Tigres del Marianao. Luque tenía un equipo más ofensivo, con Santos “El Canguro” Amaro y Roberto Ortiz en los jardines y una magnífica defensa con Héctor Rodríguez como tercera base; además, se sumaban Avelino Cañizares en el campo corto y Andrés Fleitas en la receptoría.
En el cuerpo de lanzadores del Almendares destacaban dos zurdos: Lanier y Agapito Mayor. A ellos se unían los derechos Lázaro Salazar, conocido como El Príncipe de Belén y Tomás de la Cruz. Para el final de la temporada Luque adicionó a su staff al genial Conrado Marrero.
La reacción de los Alacranes resultó tan grande que redujeron la diferencia de seis juegos a solo medio. Entonces la escena quedó lista para el partido decisivo entre los dos equipos más fuertes. El que ganara tenía prácticamente asegurada la Liga.
Más de 30 mil personas asistieron al decisivo encuentro en el Gran Stadium del Cerro. Los habaneros fueron visitadores. Todos esperaban un juego lleno de emociones; sin embargo, la ofensiva de Almendares se encargó de echar por tierra todo el dramatismo y cayó con rapidez sobre los envíos del lanzador abridor Lázaro Medina. El triunfo final de 9 carreras por 2 les dio el título a los Alacranes.
La euforia por el triunfo almendarista se extendió por toda la capital y llegó a varias regiones del país. La bandera azul, con el Alacrán en el medio, comenzó a ondear en el jardín izquierdo del Coloso del Cerro.
Otro momento de gloria de Almendares ocurrió en 1949. Los azules eran los campeones de la Liga y, por tanto, ganaron el derecho de representar a Cuba en la primera edición de la Serie del Caribe que tuvo lugar en La Habana.
Los Alacranes de 1949 eran dirigidos por Fermín Guerra, un manager muy controvertido y que años más tarde guió a Occidentales en la versión inicial de la Serie Nacional.
La nómina de los Alacranes estaba conformada por muchas estrellas, sobre todo en el área de picheo. La rotación incluía a hombres tan importantes como el zurdo Agapito Mayor y el Guajiro de Laberinto, Conrado Marrero, junto a los norteamericanos Morris Martin y Eddie Wright.
En el cuadro destacaban la tercera base Héctor Rodríguez y los versátiles Willy Miranda y Avelino Cañizares; mientras en los jardines se agrupaba el poder ofensivo del equipo. Allí estaban los norteamericanos Al Giofrido, «El Sambo» Jethroe, Monte Irvin junto al cubano Santos «El Canguro» Amaro.
El 25 de febrero de 1949 los Alacranes derrotaron a la selección panameña Spur Cola 5 carreras por 2 y se proclamaron campeones de la Serie de forma invicta, al acumular seis triunfos.
La historia de los Alacranes de Almendares terminó en 1961, con el fin del profesionalismo y de la Liga. Los números de los Azules fueron impresionantes: el equipo intervino, junto al Habana, en las 71 ediciones de la Liga y a sus 25 títulos se agregaron 24 subcampeonatos, solo 14 terceros puestos y apenas en ocho ocasiones los almendaristas culminaron en el cuarto y último lugar. En total ganaron 1 522 partidos y perdieron 1 304, para un excelente promedio de 539.
“El que le gane a Almendares se muere”, así repetían los fanáticos azules, en alusión al peligro que representaba el veneno del alacrán. Los Azules picaron muchas veces a sus rivales y aunque una vez más la desmemoria pretenda desvirtuar los recuerdos, los Alacranes de Almendares forman parte inseparable de la pelota cubana.
Publicado en Habana Radio
Que bueno oir historias como estas pues uno por su edad y por la escaza literatura al respecto no puede llegar a conocer. Gracias
Yudivián, gracias por el comentario. Desde mi sección de crónicas en Habana Radio y el programa que escribo y conduzco en esa emisora los domingos a las 7 y media de la noche, he tratado de recorrer algunos de esos caminos, muy interesantes, de la Liga profesional cubana de béisbol. Te sugiero entonces que visites:
http://www.habanaradio.cu/viewcat_/?secc=19&subsecc=19
y ahí podrás encontrar las historias de Alacranes, Elefantes, Tigres y Leones, así como de varias de las principales estrellas, desde Agapito Mayor hasta Adolfo Luque.
Migue confieso que no había tenido la oportunidad de ver tu sitio y me he quedado encantada, es un tesoro lo que tienes en información, me alegro muchísimo de contar con tus historias.
Euda ! Mil gracias, he trabajado bastante con el blog amiga y siempre es reconfortante tener comentarios de los que lo visitan, ahora lo acabo de presentar al concurso de periodismo deportivo, veremos qué pasa….
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Sabe si algún familiar de Avelino Cañizares aún vive, en Cuba o em México?