lunes, diciembre 23Un espacio para todos los deportes

La tecnología reconfigura al deporte

La tecnología y el deporte...cada vez más cercanos
La tecnología y el deporte...cada vez más cercanos

La 49 edición de la Serie Nacional de béisbol comenzó de la misma  manera en que terminó la temporada anterior: con un triunfo de los  campeones habaneros sobre Villa Clara y aunque en el partido no hubo  jugadas polémicas, al menos en una ocasión las repeticiones  televisivas mostraron que los árbitros, tal vez, cometieron un error.  ¿Qué hubiera sucedido si ellos recurrieran a la cámara lenta para  revocar o sostener su decisión?

El uso de las nuevas tecnologías en el deporte es uno de los temas que  más se discute en la actualidad en el universo atlético. Los  especialistas y fanáticos se ubican en tres grandes y bien definidos  grupos: los que abogan por un empleo masivo en todas las modalidades;  aquellos que reconocen las ventajas de las repeticiones, pero  mantienen las dudas sobre una expansión y, por último, los que se  niegan rotundamente a aceptarlas.
Cada uno de los grupos defiende con vehemencia sus ideas y es poco  probable que se alcance un consenso en los próximos meses; no  obstante, el número de modalidades que ya utilizan las repeticiones  televisivas ha aumentado notablemente en los últimos dos años.

Por ejemplo, desde 2008 en el béisbol de las Grandes Ligas los  árbitros pueden recurrir a la cámara lenta para determinar, por el  momento, tres cosas: si un cuadrangular pasó por zona buena o foul, si  una bola realmente abandonó el estadio y si existió la interferencia  de un espectador.

En el baloncesto de la NBA, las repeticiones determinan si un balón  fue lanzado antes de que sonara el pitazo final de un cuarto o del  partido y también el valor de una canasta—dos o tres puntos— en el  caso de que el jugador pisara la línea.

Uno de los primeros deportes que implementó el uso de las repeticiones  fue el fútbol americano, donde los entrenadores principales pueden  solicitar hasta dos revisiones de jugadas. Incluso, en los dos minutos  conclusivos de cada mitad, los árbitros automáticamente acuden a los  diferentes ángulos que ofrece la transmisión televisiva para adoptar  la decisión correcta.

Las experiencias se extienden al tenis, el hockey sobre hielo, el  rugby, a los deportes con motor. Entre las ventajas que señalan los  especialistas está la posibilidad de corregir errores de los árbitros  que puedan afectar el desenlace de un desafío.

Mientras, los detractores argumentan que el uso excesivo de las nuevas  tecnologías entorpece las acciones de los juegos, aumenta la extensión  de los mismos, deshumaniza al deporte y establece nuevas brechas entre  los países y modalidades que sí cuentan con los presupuestos para  invertir en los caros sistemas de repetición.

Entonces, ¿quién tiene la razón? Las dos posiciones poseen puntos a  favor. Es cierto que antes no se utilizaban las repeticiones en el  deporte; pero lo mismo podríamos decir de otras tecnologías que han  reconfigurado las formas en que afrontamos hoy todas nuestras  actividades diarias. Por tanto, darle la espalda a las tecnologías no  parece la solución; tampoco depender exclusivamente de ellas.

También es cierto que las revisiones televisivas demoran un poco más  los espectáculos deportivos; aunque ¿qué es peor? ¿Un juego retardado  o una mala decisión que eche por tierra el esfuerzo individual o de  todo un equipo?

Los apresuramientos tampoco son aconsejables ¿Qué sucedería si, de un  día para otro, los directores pudieran solicitar una revisión  televisiva de cada decisión en el terreno? Sería el caos. Por eso las  diferentes ligas donde se emplean las repeticiones establecieron  rigurosas reglas que limitan el número de reclamaciones. En el tenis,  el jugador recibe hasta tres oportunidades, en el fútbol americano,  dos, y en las Mayores, por el momento, solo se acude a la cámara lenta  en los tres escenarios ya explicados.

En un detalle sí existe consenso: los árbitros de todos los deportes  sienten más presión al ejercer su función, porque saben que, a través  de las constantes repeticiones, los fanáticos juzgan su labor. No es  nada fácil determinar, en menos de dos segundos, si un hombre llegó a  la base antes que el tiro de un defensor; mientras, desde la comodidad  de los hogares, las personas, luego de observar una y otra vez los  diferentes ángulos de una jugada, ofrecen su veredicto final.

Encontrar un punto medio entre los que piden—a veces por intereses  comerciales—implementar las repeticiones en los deportes y los que se  oponen a su uso no es imposible. Solo que sería desatinado aplicar el  mismo patrón en todas partes, especialmente porque las condiciones  económicas no son las mismas.

Las polémicas indudablemente continuarán. Nuevos deportes podrían  sumarse a los que ya apuestan por utilizar a las nuevas tecnologías en  los partidos. Algunos quizás revisen sus regulaciones actuales y las  amplíen, como el béisbol de Grandes Ligas que está sometido a una gran  tensión por los serios desaciertos de los árbitros en los play offs.

¿Qué hacer? Apliquemos lo que tenemos a nuestra disposición y así  ahorraremos tiempo en largas discusiones de directores y técnicos con  los jueces, dirían muchos especialistas y fanáticos; otros creen que  los errores de los jugadores forman parte del juego…y los de los  árbitros también.

Publicado en Cubasí

La 49 edición de la Serie Nacional de béisbol comenzó de la mismamanera en que terminó la temporada anterior: con un triunfo de los

campeones habaneros sobre Villa Clara y aunque en el partido no hubo

jugadas polémicas, al menos en una ocasión las repeticiones

televisivas mostraron que los árbitros, tal vez, cometieron un error.

¿Qué hubiera sucedido si ellos recurrieran a la cámara lenta para

revocar o sostener su decisión?

El uso de las nuevas tecnologías en el deporte es uno de los temas que

más se discute en la actualidad en el universo atlético. Los

especialistas y fanáticos se ubican en tres grandes y bien definidos

grupos: los que abogan por un empleo masivo en todas las modalidades;

aquellos que reconocen las ventajas de las repeticiones, pero

mantienen las dudas sobre una expansión y, por último, los que se

niegan rotundamente a aceptarlas.

Cada uno de los grupos defiende con vehemencia sus ideas y es poco

probable que se alcance un consenso en los próximos meses; no

obstante, el número de modalidades que ya utilizan las repeticiones

televisivas ha aumentado notablemente en los últimos dos años.

Por ejemplo, desde 2008 en el béisbol de las Grandes Ligas los

árbitros pueden recurrir a la cámara lenta para determinar, por el

momento, tres cosas: si un cuadrangular pasó por zona buena o foul, si

una bola realmente abandonó el estadio y si existió la interferencia

de un espectador.

En el baloncesto de la NBA, las repeticiones determinan si un balón

fue lanzado antes de que sonara el pitazo final de un cuarto o del

partido y también el valor de una canasta—dos o tres puntos— en el

caso de que el jugador pisara la línea.

Uno de los primeros deportes que implementó el uso de las repeticiones

fue el fútbol americano, donde los entrenadores principales pueden

solicitar hasta dos revisiones de jugadas. Incluso, en los dos minutos

conclusivos de cada mitad, los árbitros automáticamente acuden a los

diferentes ángulos que ofrece la transmisión televisiva para adoptar

la decisión correcta.

Las experiencias se extienden al tenis, el hockey sobre hielo, el

rugby, a los deportes con motor. Entre las ventajas que señalan los

especialistas está la posibilidad de corregir errores de los árbitros

que puedan afectar el desenlace de un desafío.

Mientras, los detractores argumentan que el uso excesivo de las nuevas

tecnologías entorpece las acciones de los juegos, aumenta la extensión

de los mismos, deshumaniza al deporte y establece nuevas brechas entre

los países y modalidades que sí cuentan con los presupuestos para

invertir en los caros sistemas de repetición.

Entonces, ¿quién tiene la razón? Las dos posiciones poseen puntos a

favor. Es cierto que antes no se utilizaban las repeticiones en el

deporte; pero lo mismo podríamos decir de otras tecnologías que han

reconfigurado las formas en que afrontamos hoy todas nuestras

actividades diarias. Por tanto, darle la espalda a las tecnologías no

parece la solución; tampoco depender exclusivamente de ellas.

También es cierto que las revisiones televisivas demoran un poco más

los espectáculos deportivos; aunque ¿qué es peor? ¿Un juego retardado

o una mala decisión que eche por tierra el esfuerzo individual o de

todo un equipo?

Los apresuramientos tampoco son aconsejables ¿Qué sucedería si, de un

día para otro, los directores pudieran solicitar una revisión

televisiva de cada decisión en el terreno? Sería el caos. Por eso las

diferentes ligas donde se emplean las repeticiones establecieron

rigurosas reglas que limitan el número de reclamaciones. En el tenis,

el jugador recibe hasta tres oportunidades, en el fútbol americano,

dos, y en las Mayores, por el momento, solo se acude a la cámara lenta

en los tres escenarios ya explicados.

En un detalle sí existe consenso: los árbitros de todos los deportes

sienten más presión al ejercer su función, porque saben que, a través

de las constantes repeticiones, los fanáticos juzgan su labor. No es

nada fácil determinar, en menos de dos segundos, si un hombre llegó a

la base antes que el tiro de un defensor; mientras, desde la comodidad

de los hogares, las personas, luego de observar una y otra vez los

diferentes ángulos de una jugada, ofrecen su veredicto final.

Encontrar un punto medio entre los que piden—a veces por intereses

comerciales—implementar las repeticiones en los deportes y los que se

oponen a su uso no es imposible. Solo que sería desatinado aplicar el

mismo patrón en todas partes, especialmente porque las condiciones

económicas no son las mismas.

Las polémicas indudablemente continuarán. Nuevos deportes podrían

sumarse a los que ya apuestan por utilizar a las nuevas tecnologías en

los partidos. Algunos quizás revisen sus regulaciones actuales y las

amplíen, como el béisbol de Grandes Ligas que está sometido a una gran

tensión por los serios desaciertos de los árbitros en los play offs.

¿Qué hacer? Apliquemos lo que tenemos a nuestra disposición y así

ahorraremos tiempo en largas discusiones de directores y técnicos con

los jueces, dirían muchos especialistas y fanáticos; otros creen que

los errores de los jugadores forman parte del juego…y los de los

árbitros también.

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