La 49 edición de la Serie Nacional de béisbol comenzó de la misma manera en que terminó la temporada anterior: con un triunfo de los campeones habaneros sobre Villa Clara y aunque en el partido no hubo jugadas polémicas, al menos en una ocasión las repeticiones televisivas mostraron que los árbitros, tal vez, cometieron un error. ¿Qué hubiera sucedido si ellos recurrieran a la cámara lenta para revocar o sostener su decisión?
El uso de las nuevas tecnologías en el deporte es uno de los temas que más se discute en la actualidad en el universo atlético. Los especialistas y fanáticos se ubican en tres grandes y bien definidos grupos: los que abogan por un empleo masivo en todas las modalidades; aquellos que reconocen las ventajas de las repeticiones, pero mantienen las dudas sobre una expansión y, por último, los que se niegan rotundamente a aceptarlas.
Cada uno de los grupos defiende con vehemencia sus ideas y es poco probable que se alcance un consenso en los próximos meses; no obstante, el número de modalidades que ya utilizan las repeticiones televisivas ha aumentado notablemente en los últimos dos años.
Por ejemplo, desde 2008 en el béisbol de las Grandes Ligas los árbitros pueden recurrir a la cámara lenta para determinar, por el momento, tres cosas: si un cuadrangular pasó por zona buena o foul, si una bola realmente abandonó el estadio y si existió la interferencia de un espectador.
En el baloncesto de la NBA, las repeticiones determinan si un balón fue lanzado antes de que sonara el pitazo final de un cuarto o del partido y también el valor de una canasta—dos o tres puntos— en el caso de que el jugador pisara la línea.
Uno de los primeros deportes que implementó el uso de las repeticiones fue el fútbol americano, donde los entrenadores principales pueden solicitar hasta dos revisiones de jugadas. Incluso, en los dos minutos conclusivos de cada mitad, los árbitros automáticamente acuden a los diferentes ángulos que ofrece la transmisión televisiva para adoptar la decisión correcta.
Las experiencias se extienden al tenis, el hockey sobre hielo, el rugby, a los deportes con motor. Entre las ventajas que señalan los especialistas está la posibilidad de corregir errores de los árbitros que puedan afectar el desenlace de un desafío.
Mientras, los detractores argumentan que el uso excesivo de las nuevas tecnologías entorpece las acciones de los juegos, aumenta la extensión de los mismos, deshumaniza al deporte y establece nuevas brechas entre los países y modalidades que sí cuentan con los presupuestos para invertir en los caros sistemas de repetición.
Entonces, ¿quién tiene la razón? Las dos posiciones poseen puntos a favor. Es cierto que antes no se utilizaban las repeticiones en el deporte; pero lo mismo podríamos decir de otras tecnologías que han reconfigurado las formas en que afrontamos hoy todas nuestras actividades diarias. Por tanto, darle la espalda a las tecnologías no parece la solución; tampoco depender exclusivamente de ellas.
También es cierto que las revisiones televisivas demoran un poco más los espectáculos deportivos; aunque ¿qué es peor? ¿Un juego retardado o una mala decisión que eche por tierra el esfuerzo individual o de todo un equipo?
Los apresuramientos tampoco son aconsejables ¿Qué sucedería si, de un día para otro, los directores pudieran solicitar una revisión televisiva de cada decisión en el terreno? Sería el caos. Por eso las diferentes ligas donde se emplean las repeticiones establecieron rigurosas reglas que limitan el número de reclamaciones. En el tenis, el jugador recibe hasta tres oportunidades, en el fútbol americano, dos, y en las Mayores, por el momento, solo se acude a la cámara lenta en los tres escenarios ya explicados.
En un detalle sí existe consenso: los árbitros de todos los deportes sienten más presión al ejercer su función, porque saben que, a través de las constantes repeticiones, los fanáticos juzgan su labor. No es nada fácil determinar, en menos de dos segundos, si un hombre llegó a la base antes que el tiro de un defensor; mientras, desde la comodidad de los hogares, las personas, luego de observar una y otra vez los diferentes ángulos de una jugada, ofrecen su veredicto final.
Encontrar un punto medio entre los que piden—a veces por intereses comerciales—implementar las repeticiones en los deportes y los que se oponen a su uso no es imposible. Solo que sería desatinado aplicar el mismo patrón en todas partes, especialmente porque las condiciones económicas no son las mismas.
Las polémicas indudablemente continuarán. Nuevos deportes podrían sumarse a los que ya apuestan por utilizar a las nuevas tecnologías en los partidos. Algunos quizás revisen sus regulaciones actuales y las amplíen, como el béisbol de Grandes Ligas que está sometido a una gran tensión por los serios desaciertos de los árbitros en los play offs.
¿Qué hacer? Apliquemos lo que tenemos a nuestra disposición y así ahorraremos tiempo en largas discusiones de directores y técnicos con los jueces, dirían muchos especialistas y fanáticos; otros creen que los errores de los jugadores forman parte del juego…y los de los árbitros también.
Publicado en Cubasí
campeones habaneros sobre Villa Clara y aunque en el partido no hubo
jugadas polémicas, al menos en una ocasión las repeticiones
televisivas mostraron que los árbitros, tal vez, cometieron un error.
¿Qué hubiera sucedido si ellos recurrieran a la cámara lenta para
revocar o sostener su decisión?
El uso de las nuevas tecnologías en el deporte es uno de los temas que
más se discute en la actualidad en el universo atlético. Los
especialistas y fanáticos se ubican en tres grandes y bien definidos
grupos: los que abogan por un empleo masivo en todas las modalidades;
aquellos que reconocen las ventajas de las repeticiones, pero
mantienen las dudas sobre una expansión y, por último, los que se
niegan rotundamente a aceptarlas.
Cada uno de los grupos defiende con vehemencia sus ideas y es poco
probable que se alcance un consenso en los próximos meses; no
obstante, el número de modalidades que ya utilizan las repeticiones
televisivas ha aumentado notablemente en los últimos dos años.
Por ejemplo, desde 2008 en el béisbol de las Grandes Ligas los
árbitros pueden recurrir a la cámara lenta para determinar, por el
momento, tres cosas: si un cuadrangular pasó por zona buena o foul, si
una bola realmente abandonó el estadio y si existió la interferencia
de un espectador.
En el baloncesto de la NBA, las repeticiones determinan si un balón
fue lanzado antes de que sonara el pitazo final de un cuarto o del
partido y también el valor de una canasta—dos o tres puntos— en el
caso de que el jugador pisara la línea.
Uno de los primeros deportes que implementó el uso de las repeticiones
fue el fútbol americano, donde los entrenadores principales pueden
solicitar hasta dos revisiones de jugadas. Incluso, en los dos minutos
conclusivos de cada mitad, los árbitros automáticamente acuden a los
diferentes ángulos que ofrece la transmisión televisiva para adoptar
la decisión correcta.
Las experiencias se extienden al tenis, el hockey sobre hielo, el
rugby, a los deportes con motor. Entre las ventajas que señalan los
especialistas está la posibilidad de corregir errores de los árbitros
que puedan afectar el desenlace de un desafío.
Mientras, los detractores argumentan que el uso excesivo de las nuevas
tecnologías entorpece las acciones de los juegos, aumenta la extensión
de los mismos, deshumaniza al deporte y establece nuevas brechas entre
los países y modalidades que sí cuentan con los presupuestos para
invertir en los caros sistemas de repetición.
Entonces, ¿quién tiene la razón? Las dos posiciones poseen puntos a
favor. Es cierto que antes no se utilizaban las repeticiones en el
deporte; pero lo mismo podríamos decir de otras tecnologías que han
reconfigurado las formas en que afrontamos hoy todas nuestras
actividades diarias. Por tanto, darle la espalda a las tecnologías no
parece la solución; tampoco depender exclusivamente de ellas.
También es cierto que las revisiones televisivas demoran un poco más
los espectáculos deportivos; aunque ¿qué es peor? ¿Un juego retardado
o una mala decisión que eche por tierra el esfuerzo individual o de
todo un equipo?
Los apresuramientos tampoco son aconsejables ¿Qué sucedería si, de un
día para otro, los directores pudieran solicitar una revisión
televisiva de cada decisión en el terreno? Sería el caos. Por eso las
diferentes ligas donde se emplean las repeticiones establecieron
rigurosas reglas que limitan el número de reclamaciones. En el tenis,
el jugador recibe hasta tres oportunidades, en el fútbol americano,
dos, y en las Mayores, por el momento, solo se acude a la cámara lenta
en los tres escenarios ya explicados.
En un detalle sí existe consenso: los árbitros de todos los deportes
sienten más presión al ejercer su función, porque saben que, a través
de las constantes repeticiones, los fanáticos juzgan su labor. No es
nada fácil determinar, en menos de dos segundos, si un hombre llegó a
la base antes que el tiro de un defensor; mientras, desde la comodidad
de los hogares, las personas, luego de observar una y otra vez los
diferentes ángulos de una jugada, ofrecen su veredicto final.
Encontrar un punto medio entre los que piden—a veces por intereses
comerciales—implementar las repeticiones en los deportes y los que se
oponen a su uso no es imposible. Solo que sería desatinado aplicar el
mismo patrón en todas partes, especialmente porque las condiciones
económicas no son las mismas.
Las polémicas indudablemente continuarán. Nuevos deportes podrían
sumarse a los que ya apuestan por utilizar a las nuevas tecnologías en
los partidos. Algunos quizás revisen sus regulaciones actuales y las
amplíen, como el béisbol de Grandes Ligas que está sometido a una gran
tensión por los serios desaciertos de los árbitros en los play offs.
¿Qué hacer? Apliquemos lo que tenemos a nuestra disposición y así
ahorraremos tiempo en largas discusiones de directores y técnicos con
los jueces, dirían muchos especialistas y fanáticos; otros creen que
los errores de los jugadores forman parte del juego…y los de los
árbitros también.