Menos de cinco meses después que La Habana alzara por primera vez en su historia una Copa de campeón de la Serie Nacional de la pelota cubana, los mismos equipos—no necesariamente los mismos jugadores—, la misma estructura y los ¿mismos? fanáticos están ya listos para—ojalá—disfrutar de la 49 edición del torneo más importante del deporte en la Isla.
Finalmente los directores de las 16 selecciones se reunieron con la Comisión Nacional y quedaron dilucidados algunos asuntos que, supuestamente, todavía preocupaban. En realidad hubo pocos cambios y aquí les comento ideas que me llamaron la atención:
1) Como esperábamos, Industriales se reforzó con los mejores jugadores de Metropolitanos de la Serie anterior; pero ¿10 peloteros? Es una cifra enorme. Entonces, que nadie se sorprenda cuando los Metros terminen en la última posición de Occidente, con menos de 30 victorias. Cada vez parecen más lejanos los tiempos en que ambos equipos capitalinos eran competitivos.
2) Me preocupa la situación de los estadios, sobre todo porque la grama de muchos de ellos daba lástima y esto, por favor, se llama mal trabajo administrativo, no intentemos echarle la culpa a los problemas económicos. Leí un artículo en el diario Granma del respetado periodista Sigfredo Barros donde aparece que en la reunión de los directores hubo preocupación por los estadios Guillermón Moncada (Santiago de Cuba) y Capitán San Luis (Pinar del Río).
Realmente no entiendo cómo es posible que las sedes de dos de los equipos de más tradición en Cuba tengan problemas con el césped. Tampoco puedo entender que el estadio donde juega Granma, el “Mártires de Barbados”, todavía no tenga acolchonadas sus paredes. ¿Es tan grande la inversión económica?
3) El horario de comienzo de los partidos me parece bien: siete de la noche y en el lugar donde esté la televisión, entonces a las ocho; aunque se ratificó, dolorosamente, que Industriales jugaría una parte de la temporada—no se dijo qué cantidad de desafíos—en horas de la tarde, por los “problemas con las luces del Latinoamericano”. En momentos en que se hacen llamados para aprovechar mejor la jornada laboral ¿Cuántos fanáticos tendrán tiempo de asistir, entre martes y viernes, al Latino a la 1 y media de la tarde? Creo que no muchos, yo entre ellos.
4) Por todas partes decimos que el béisbol, en especial la Serie Nacional, es un espectáculo, pero ¿qué hacemos para que esta frase se convierta en realidad? Hasta ahora, muy poco.
Una de los primeros elementos para reforzar al espectáculo es lograr una mayor divulgación. Por ejemplo, durante un tiempo albergué la esperanza de tener varias transmisiones televisivas de forma simultánea. Bueno, ese sueño mío seguirá siendo eso, un sueño. Creí que las televisoras provinciales podrían hacer un mayor esfuerzo para cubrir a sus equipos, tal vez sin tanta calidad como la producción de la televisión nacional; sin embargo, nadie podrá negarme que prefiere ver en su televisor el partido de su equipo que no el que escoja—no siempre con tino—la Redacción Deportiva del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
5) La idea de acortar el tiempo de duración de los desafíos es excelente; aunque falta por ver cómo aplicarán los árbitros las reglas que establecen apenas 12 segundos entre cada lanzamiento y solo dos minutos para que los equipos ingresen al terreno luego del final de cada capítulo. Veremos…
Por último, vuelve a doler que la pelota cubana no pueda recibir el millón de dólares que ganó en el segundo Clásico Mundial. La actuación no fue la que esperábamos, pero el hecho de estar en la segunda fase y haber ganado el grupo en México significaba una cifra cercana a los siete dígitos. ¿Cuántas cosas se pudieran hacer con ese dinero? Se me ocurren muchísimas, solo que el bloqueo norteamericano se interpone, otra vez, en las legítimas ganancias obtenidas por un equipo cubano.
Vea además:
Pocos cambios y algunas incongruencias en el béisbol cubano
Nombres extravagantes en la pelota cubana
su historia una Copa de campeón de la Serie Nacional de la pelota
cubana, los mismos equipos—no necesariamente los mismos jugadores—, la
misma estructura y los ¿mismos? fanáticos están ya listos
para—ojalá—disfrutar de la 49 edición del torneo más importante del
deporte en la Isla.
Finalmente los directores de las 16 selecciones se reunieron con la
Comisión Nacional y quedaron dilucidados algunos asuntos que,
supuestamente, todavía preocupaban. En realidad hubo pocos cambios y
aquí les comento ideas que me llamaron la atención:
1) Como esperábamos, Industriales se reforzó con los mejores jugadores
de Metropolitanos de la Serie anterior; pero ¿10 peloteros? Es una
cifra enorme. Entonces, que nadie se sorprenda cuando los Metros
terminen en la última posición de Occidente, con menos de 30
victorias. Cada vez parecen más lejanos los tiempos en que ambos
equipos capitalinos eran competitivos.
2) Me preocupa la situación de los estadios, sobre todo porque la
grama de muchos de ellos daba lástima y esto, por favor, se llama mal
trabajo administrativo, no intentemos echarle la culpa a los problemas
económicos. Leo un artículo en Granma del respetado—también polémico y
eso está bien—periodista Sigfredo Barros que en la reunión de los
directores hubo preocupación por los estadios Guillermón Moncada
(Santiago de Cuba) y Capitán San Luis (Pinar del Río).
Realmente no entiendo cómo es posible que las sedes de dos de los
equipos de más tradición en Cuba tengan problemas con el césped.
Tampoco puedo entender que el estadio donde juega Granma, el “Mártires
de Barbados”, todavía no tenga acolchonadas sus paredes. ¿Es tan
grande la inversión económica?
3) El horario de comienzo de los partidos me parece bien: siete de la
noche y en el lugar donde esté la televisión, entonces a las ocho;
aunque se ratificó, dolorosamente, que Industriales jugaría una parte
de la temporada—no se dijo qué cantidad de desafíos—en horas de la
tarde, por los “problemas con las luces del Latinoamericano”. En
momentos en que se hacen llamados para aprovechar mejor la jornada
laboral ¿Cuántos fanáticos tendrán tiempo de asistir, entre martes y
viernes, al Latino a la 1 y media de la tarde? Creo que no muchos, yo
entre ellos.
4) Por todas partes decimos que el béisbol, en especial la Serie
Nacional, es un espectáculo, pero ¿qué hacemos para que esta frase se
convierta en realidad? Hasta ahora, muy poco.
Una de los primeros elementos para reforzar al espectáculo es lograr
una mayor divulgación. Por ejemplo, durante un tiempo albergué la
esperanza de tener varias transmisiones televisivas de forma
simultánea. Bueno, ese sueño mío seguirá siendo eso, un sueño. Creí
que las televisoras provinciales podrían hacer un mayor esfuerzo para
cubrir a sus equipos, tal vez sin tanta calidad como la producción de
la televisión nacional; sin embargo, nadie podrá negarme que prefiere
ver en su televisor el partido de su equipo que no el que escoja—no
siempre con tino—la Redacción Deportiva del Instituto Cubano de Radio
y Televisión (ICRT).
5) La idea de acortar el tiempo de duración de los desafíos es
excelente; aunque falta por ver cómo aplicarán los árbitros las reglas
que establecen apenas 12 segundos entre cada lanzamiento y solo dos
minutos para que los equipos ingresen al terreno luego del final de
cada capítulo. Veremos…
Por último, vuelve a doler que la pelota cubana no pueda recibir el
millón de dólares que ganó en el segundo Clásico Mundial. La actuación
no fue la que esperábamos, pero el hecho de estar en la segunda fase y
haber ganado el grupo en México significaba una cifra cercana a los
siete dígitos. ¿Cuántas cosas se pudieran hacer con ese dinero? Se me
ocurren muchísimas, solo que el bloqueo, esta vez sí externo, se
interpone otra vez en las legítimas ganancias obtenidas por un equipo
cubano.