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Ahí viene la bola

Ernesto Molinet
Ernesto Molinet, segunda base regular de La Habana, se recupera de una operación

Menos de cinco meses después que La Habana alzara por primera vez en  su historia una Copa de campeón de la Serie Nacional de la pelota  cubana, los mismos equipos—no necesariamente los mismos jugadores—, la  misma estructura y los ¿mismos? fanáticos están ya listos  para—ojalá—disfrutar de la 49 edición del torneo más importante del  deporte en la Isla.

Finalmente los directores de las 16 selecciones se reunieron con la  Comisión Nacional y quedaron dilucidados algunos asuntos que,  supuestamente, todavía preocupaban. En realidad hubo pocos cambios y  aquí les comento ideas que me llamaron la atención:

1) Como esperábamos, Industriales se reforzó con los mejores jugadores  de Metropolitanos de la Serie anterior; pero ¿10 peloteros? Es una  cifra enorme. Entonces, que nadie se sorprenda cuando los Metros  terminen en la última posición de Occidente, con menos de 30  victorias. Cada vez parecen más lejanos los tiempos en que ambos  equipos capitalinos eran competitivos.
2) Me preocupa la situación de los estadios, sobre todo porque la  grama de muchos de ellos daba lástima y esto, por favor, se llama mal  trabajo administrativo, no intentemos echarle la culpa a los problemas  económicos. Leí un artículo en el diario Granma del respetado periodista Sigfredo Barros donde aparece que en la reunión de los  directores hubo preocupación por los estadios Guillermón Moncada  (Santiago de Cuba) y Capitán San Luis (Pinar del Río).

Realmente no entiendo cómo es posible que las sedes de dos de los  equipos de más tradición en Cuba tengan problemas con el césped.  Tampoco puedo entender que el estadio donde juega Granma, el “Mártires  de Barbados”, todavía no tenga acolchonadas sus paredes. ¿Es tan  grande la inversión económica?

3) El horario de comienzo de los partidos me parece bien: siete de la  noche y en el lugar donde esté la televisión, entonces a las ocho;  aunque se ratificó, dolorosamente, que Industriales jugaría una parte  de la temporada—no se dijo qué cantidad de desafíos—en horas de la  tarde, por los “problemas con las luces del Latinoamericano”. En  momentos en que se hacen llamados para aprovechar mejor la jornada  laboral ¿Cuántos fanáticos tendrán tiempo de asistir, entre martes y  viernes, al Latino a la 1 y media de la tarde? Creo que no muchos, yo  entre ellos.

4) Por todas partes decimos que el béisbol, en especial la Serie  Nacional, es un espectáculo, pero ¿qué hacemos para que esta frase se  convierta en realidad? Hasta ahora, muy poco.

Una de los primeros elementos para reforzar al espectáculo es lograr  una mayor divulgación. Por ejemplo, durante un tiempo albergué la  esperanza de tener varias transmisiones televisivas de forma  simultánea. Bueno, ese sueño mío seguirá siendo eso, un sueño. Creí  que las televisoras provinciales podrían hacer un mayor esfuerzo para  cubrir a sus equipos, tal vez sin tanta calidad como la producción de  la televisión nacional; sin embargo, nadie podrá negarme que prefiere  ver en su televisor el partido de su equipo que no el que escoja—no  siempre con tino—la Redacción Deportiva del Instituto Cubano de Radio  y Televisión (ICRT).

5) La idea de acortar el tiempo de duración de los desafíos es  excelente; aunque falta por ver cómo aplicarán los árbitros las reglas  que establecen apenas 12 segundos entre cada lanzamiento y solo dos  minutos para que los equipos ingresen al terreno luego del final de  cada capítulo. Veremos…

Por último, vuelve a doler que la pelota cubana no pueda recibir el  millón de dólares que ganó en el segundo Clásico Mundial. La actuación  no fue la que esperábamos, pero el hecho de estar en la segunda fase y  haber ganado el grupo en México significaba una cifra cercana a los  siete dígitos. ¿Cuántas cosas se pudieran hacer con ese dinero? Se me  ocurren muchísimas, solo que el bloqueo norteamericano se  interpone, otra vez, en las legítimas ganancias obtenidas por un equipo  cubano.

Vea además:
Pocos cambios y algunas incongruencias en el béisbol cubano
Nombres extravagantes en la pelota cubana

Menos de cinco meses después que La Habana alzara por primera vez en

su historia una Copa de campeón de la Serie Nacional de la pelota

cubana, los mismos equipos—no necesariamente los mismos jugadores—, la

misma estructura y los ¿mismos? fanáticos están ya listos

para—ojalá—disfrutar de la 49 edición del torneo más importante del

deporte en la Isla.

Finalmente los directores de las 16 selecciones se reunieron con la

Comisión Nacional y quedaron dilucidados algunos asuntos que,

supuestamente, todavía preocupaban. En realidad hubo pocos cambios y

aquí les comento ideas que me llamaron la atención:

1) Como esperábamos, Industriales se reforzó con los mejores jugadores

de Metropolitanos de la Serie anterior; pero ¿10 peloteros? Es una

cifra enorme. Entonces, que nadie se sorprenda cuando los Metros

terminen en la última posición de Occidente, con menos de 30

victorias. Cada vez parecen más lejanos los tiempos en que ambos

equipos capitalinos eran competitivos.

2) Me preocupa la situación de los estadios, sobre todo porque la

grama de muchos de ellos daba lástima y esto, por favor, se llama mal

trabajo administrativo, no intentemos echarle la culpa a los problemas

económicos. Leo un artículo en Granma del respetado—también polémico y

eso está bien—periodista Sigfredo Barros que en la reunión de los

directores hubo preocupación por los estadios Guillermón Moncada

(Santiago de Cuba) y Capitán San Luis (Pinar del Río).

Realmente no entiendo cómo es posible que las sedes de dos de los

equipos de más tradición en Cuba tengan problemas con el césped.

Tampoco puedo entender que el estadio donde juega Granma, el “Mártires

de Barbados”, todavía no tenga acolchonadas sus paredes. ¿Es tan

grande la inversión económica?

3) El horario de comienzo de los partidos me parece bien: siete de la

noche y en el lugar donde esté la televisión, entonces a las ocho;

aunque se ratificó, dolorosamente, que Industriales jugaría una parte

de la temporada—no se dijo qué cantidad de desafíos—en horas de la

tarde, por los “problemas con las luces del Latinoamericano”. En

momentos en que se hacen llamados para aprovechar mejor la jornada

laboral ¿Cuántos fanáticos tendrán tiempo de asistir, entre martes y

viernes, al Latino a la 1 y media de la tarde? Creo que no muchos, yo

entre ellos.

4) Por todas partes decimos que el béisbol, en especial la Serie

Nacional, es un espectáculo, pero ¿qué hacemos para que esta frase se

convierta en realidad? Hasta ahora, muy poco.

Una de los primeros elementos para reforzar al espectáculo es lograr

una mayor divulgación. Por ejemplo, durante un tiempo albergué la

esperanza de tener varias transmisiones televisivas de forma

simultánea. Bueno, ese sueño mío seguirá siendo eso, un sueño. Creí

que las televisoras provinciales podrían hacer un mayor esfuerzo para

cubrir a sus equipos, tal vez sin tanta calidad como la producción de

la televisión nacional; sin embargo, nadie podrá negarme que prefiere

ver en su televisor el partido de su equipo que no el que escoja—no

siempre con tino—la Redacción Deportiva del Instituto Cubano de Radio

y Televisión (ICRT).

5) La idea de acortar el tiempo de duración de los desafíos es

excelente; aunque falta por ver cómo aplicarán los árbitros las reglas

que establecen apenas 12 segundos entre cada lanzamiento y solo dos

minutos para que los equipos ingresen al terreno luego del final de

cada capítulo. Veremos…

Por último, vuelve a doler que la pelota cubana no pueda recibir el

millón de dólares que ganó en el segundo Clásico Mundial. La actuación

no fue la que esperábamos, pero el hecho de estar en la segunda fase y

haber ganado el grupo en México significaba una cifra cercana a los

siete dígitos. ¿Cuántas cosas se pudieran hacer con ese dinero? Se me

ocurren muchísimas, solo que el bloqueo, esta vez sí externo, se

interpone otra vez en las legítimas ganancias obtenidas por un equipo

cubano.

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