Una derrota, tal vez el equipo tuvo un mal día. Dos reveses, quizás una racha adversa; pero tres fracasos consecutivos en partidos decisivos representan una preocupante tendencia y esto es lo que sucede con la selección nacional cubana de béisbol que acaba de perder otra vez contra Estados Unidos en la final de la Copa Mundial.
Varios fueron los problemas con los que tuvo que lidiar el director Esteban Lombillo en el torneo más extenso de las últimas décadas: el bateo quedó muy por debajo de lo esperado, la defensa cometió 15 errores en igual cantidad de desafíos y para completar el poco favorable panorama, el cuerpo de lanzadores, que lució muy bien en toda la Copa, falló cuando no podía hacerlo.
De los tres departamentos de juego, sin dudas el peor resultó la ofensiva. ¿Qué sucedió? En el segundo Clásico Mundial el argumento—muy valido, por cierto—fue que nos enfrentamos a lanzadores japoneses de un excelente nivel; pero en esta Copa ese “argumento” no funcionó, porque al analizar las nóminas de los rivales es fácil comprender que, con la excepción de dos o tres equipos, los otros realmente lucían inferiores.
La poca oportunidad de peloteros claves como Yuliesky Gourriel, Frederich Cepeda y Yoennis Céspedes obligó a Lombillo a mover constantemente su alineación y aunque descendió a Gourriel de su habitual tercer turno, en realidad el equipo nunca pudo estabilizarse.
Si a esto agregamos que Leonys Martín, a pesar de su buena defensa, solo conectó tres indiscutibles y el campo corto Luis Miguel Nava apenas se acercó a los 250 de average, entonces es comprensible que Cuba sufriera para vencer a España, Nicaragua, Gran Bretaña y sufriera tres derrotas: una ante Puerto Rico y dos frente a Estados Unidos.
El punto más alto de la selección fue el granmense Alfredo Despaigne quien implantó un impresionante récord para Copas, con sus 11 cuadrangulares. En medio de tantas malas noticias, la actuación de Despaigne lo confirma como el cuarte bate que durante tanto tiempo—desde el retiro de Orestes Kindelán—esperaba la selección nacional.
La defensa flaqueó en los momentos decisivos. El primer error de Héctor Olivera en la final costó una carrera y, luego, la pelota que no pudo sostener Ariel Borrero en la inicial abrió las puertas al enorme rally de seis carreras de los estadounidenses.
Un análisis más completo merece el cuerpo de lanzadores. Antes de que comenzara el evento muchos opinaron que nueve hombres para 15 desafíos parecía una cifra muy pequeña. Y lo fue. ¿Por qué no llevaron a un relevista zurdo?
Más allá de estos detalles, el trabajo de los lanzadores fue el que condujo a Cuba hasta la discusión del título. Mientras los bateadores intentaban—en la mayoría de las ocasiones de forma infructuosa—anotar carreras, desde el montículo los hombres entrenados por Javier Gálvez contuvieron, casi siempre, a los rivales.
La Copa 2009 pudiera considerarse como el torneo consagratorio del zurdo Yulieski González, brillante en sus tres triunfos; también el evento de presentación por todo lo alto de Freddy Asiel Álvarez y de Miguel Alfredo González, aunque este, en un inusual trabajo como relevista, no pudo contra los estadounidenses. Otros no estuvieron muy bien, en especial el zurdo Maikel Folch, ni tampoco Vladimir García quien necesita mejorar su selección de lanzamientos, pues el poseer una aterradora velocidad no garantiza el éxito.
Los dos lanzadores con más entradas acumuladas en torneos internacionales necesitan un comentario aparte. Norge Luis Vera logró tres victorias en las que lució imbateable; sin embargo, el santiaguero de 37 años permitió dos cuadrangulares norteamericanos. En su rescate entró Pedro Luis Lazo. La decisión tomada por la dirección fue correcta; pero, de seguro nadie esperaba que Lazo, acostumbrado a situaciones tensas, tuviera, quizás, su peor desempeño en eventos fuera de Cuba.
Esteban Lombillo contó con el asesoramiento de Eduardo Martín Saura y ambos recibieron críticas por las pocas oportunidades para Yosvani Peraza y Eriel Sánchez y por el movimiento de los lanzadores relevistas; sin embargo, los análisis más profundos probablemente debieran redirigirse hacia el área de los entrenadores. ¿Cómo explicar el notable descenso ofensivo? ¿Demasiados juegos de preparación? ¿Cuántos días de descanso, en el año, disfrutan los peloteros del equipo principal?
Las críticas a la actuación cubana en la Copa Mundial prometen ocupar un gran espacio mediático y, sobre todo, entre los millones de fanáticos en esta Isla que respira béisbol. Para nadie era un secreto que a este campeonato no asistieron los mejores peloteros de la mayoría de las naciones, ni siquiera Estados Unidos convocó a los principales talentos de Triple A. Por tanto, la derrota duele más. Si en el segundo Clásico, a pesar de los comentarios adversos, quedaba el “consuelo” de caer frente a grandes estrellas, ahora, tal vez, ese sentimiento no sea el mismo.
Cuba cedió en la final de la Copa de 2007, perdió la corona en la Olimpiada de Beijing y no pudo avanzar a la ronda decisiva del Clásico 2009. El último título de importancia de la pelota cubana fue el de la Copa Intercontinental, celebrada en Taipei de China, en 2006. Tres años sin subir a lo más alto del podio es un tiempo muy largo.
La selección cubana alcanzó 12 victorias en la Copa y quedó a solo una de las 300 en la larga y fructífera historia del béisbol nacional en Mundiales. Nada hubiera sido mejor que lograrla frente al rival más empedernido de todos los tiempos. No pudo ser. Los títulos parecen cada vez más elusivos.
Publicado en Cubasí
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…Los deportistas cubanos necesitan mas incentivos para producir mas,,,,,deberian dejar jugar a los peloteros en las ligas profesionales y asi aumentar su nivel del juego…mejor preparacion fisica…mas corpulencia…..mejor tecnica …en fin necesitan una revolucion en los deportes…..hace rato..de ahi los resultados..
Estamos perdiendo muchos talentos en el beisbol, quizas por falta de estimulo y se debe analizar la correlacion entrenamiento, serie nacional y descanso