Anatoly Karpov y Garry Kasparov dominaron el mundo del ajedrez durante las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado. Grandes contrarios sobre el tablero, enemigos supuestamente irreconciliables fuera de los escenarios de juego, ambos tomaron caminos separados después que se enfrentaron por última vez, en 1990, en un match por el título del orbe.
Ahora ellos regresan a los titulares de los medios porque volverán a chocar en un duelo a 12 partidas que recordará su primer encuentro, efectuado 25 años atrás, en Moscú. La ciudad española de Valencia—aunque ya se habla de una posible gira mundial, con escenarios en París y Nueva York—acogerá al match; pero muchos dudan, y con razón, sobre el nivel de juego que mostrarán los dos jugadores.
Karpov descendió por primera vez en su historia de la lista de los 100 mejores ajedrecistas, según el coeficiente ELO; mientras Garry Kasparov, alejado de los tableros desde 2005, continúa su polémica carrera política, donde han abundado las críticas a los últimos gobernantes rusos.
Por tanto, no sería arriesgado decir que en Valencia lo más importante no será la calidad de las partidas, sino el hecho de ver una vez más, frente a frente, a las dos K más famosas del ajedrez. El match durará tres días y está pactado a 12 encuentros, de ellos cuatro con 25 minutos en el reloj y ocho del denominado “ajedrez relámpago”, pues los jugadores cuentan con solo cinco minutos.
El pretexto para reunir a dos hombres que durante su período de mayor antagonismo no se dirigían la palabra y apenas se saludaban antes del inicio de cada partida—aunque esa rivalidad parece haber quedado en el pasado—es el de recordar el enfrentamiento de 1984, considerado como uno de los más complejos de todos los tiempos.
En aquel controvertido match, Karpov quien era el campeón desde 1975, llegó a tener una amplia ventaja de cinco victorias—el ganador debía alcanzar seis—; pero el joven Kasparov, de 21 años, logró una admirable recuperación y colocó el marcador cinco a tres. En esa situación intervino el entonces presidente de la Federación Internacional (FIDE), el filipino Florencio Campomanes. El directivo decidió interrumpir el match porque consideró que ya se extendía por demasiado tiempo—casi seis meses y 48 partidas—y el nivel no era el mismo.
Los dos rivales se sintieron perjudicados, en especial Kasparov quien había ganado los últimos dos encuentros. El nuevo match se efectuó siete meses más tarde y el “Ogro de Bakú”, como llamaban a Kasparov, venció a Karpov y mereció el título de campeón mundial.
El resto de la historia es conocida. En el siguiente quinquenio, las dos K jugaron otros tres matches por la corona y Kasparov siempre triunfó; aunque en 1987—el más reñido—el resultado final fue un empate a 12 puntos; pero el “Ogro” retuvo la corona.
Después del duelo de 1990, cuando Kasparov incluso se negó a tener a su lado la bandera de la Unión Soviética, nunca más volvieron a enfrentarse en un match; sin embargo, sí chocaron en varios torneos. El “Ogro” dividió al ajedrez cuando creó, en 1993, una organización paralela a la FIDE por sus desavenencias con Campomanes que comenzaron en 1984.
Esta división hizo que el mundo tuviera a dos titulares y Kasparov jamás volvió a jugar un match auspiciado por la FIDE. Después del retiro del “Ogro”, en 2005, las dos coronas quedaron reunificadas un año más tarde y como dato curioso, otra famosa K, Vladimir Kramnik, se erigió como campeón.
K vs K: una comparación
Las discusiones sobre cuál de las dos K fue mejor ocuparon grandes espacios en publicaciones especializadas y en los comentarios de los fanáticos; aunque al realizar una revisión por las cifras de ambos, los datos favorecen al “Ogro”.
Kasparov fue campeón mundial por 15 años, desde que tenía 22 hasta los 37; mientras, Karpov estuvo una década en la cúspide (1975-1985). De los cinco matches jugados, el “Ogro” venció en cuatro y uno quedó sin decisión. En esos enfrentamientos—144 partidas en total—acumuló 73 puntos, por 71 Karpov. En los torneos, la ventaja de Kasparov es mayor sobre su rival, pues alcanzó 16 puntos, frente a nueve de Karpov.
Nada de esto importará en Valencia. Los patrocinadores invirtieron grandes sumas de dinero en el duelo. Solo así pudieron convencer al “Ogro”, pues él, además de su carrera como político, únicamente ha participado en los últimos cuatro años en exhibiciones de partidas y en la presentación de sus exitosos libros “Mis predecesores”. Para Karpov, quien visitó a La Habana en dos ocasiones, 2004 y 2008, el match tal vez le permita recordar los tiempos de gloria, en los inicios de los años ochenta, cuando nadie se atrevía a cuestionar su liderazgo.
Publicado en Cubahora
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