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La despedida del campeón

Fredy Asiel dominó en tres ocasiones a los campeones
Fredy Asiel dominó en tres ocasiones a los campeones

Los seguidores santiagueros probablemente no estén de acuerdo o quizás no quieran escuchar más del tema; pero el sorpresivo triunfo de Villa Clara en siete juegos sobre el campeón y favorito equipo de Santiago de Cuba fue la noticia más sobresaliente de la primera parte de los play offs de la Serie Nacional que, lamentablemente, no estuvieron al nivel que muchos esperaban.

Pocos, muy pocos, se atrevieron a pronosticar un triunfo de Villa Clara sobre Santiago y los argumentos del favoritismo oriental lucían convincentes: los villaclareños tuvieron un pésimo final de la temporada regular, hubo ausencias en la nómina y algunos de los mejores peloteros de la selección central sufrieron lesiones, en especial el receptor Ariel Pestano.
Si a esto agregamos la desproporción en la ofensiva, muy favorable a los santiagueros, junto a un cuerpo de lanzadores que parecía superior, encabezado por Norge Luis Vera— ¿por qué no abrió el juego decisivo?—, quedaba claro el favoritismo.

Pero una vez más los villaclareños mostraron que son el equipo que más resistencia opone a los santiagueros y después de cuatro años de continuas derrotas en la postemporada, lograron el éxito definitivo. Varios fueron los factores que impulsaron a la selección dirigida por Eduardo Martín Saura: las tres excelentes demostraciones del lanzador Fredy Asiel Álvarez, el bateo oportuno de jugadores como Yuniet Flores y Ramón Lunar, los relevos de Yulexis Ulacia y, sobre todo, las correctas decisiones que tomó el director.

No obstante la rivalidad, el play off entre villaclareños y santiagueros no fue reñido. Tal vez esto pudiera parecer una contradicción. ¿Y los siete juegos? Si tomamos en cuenta que hubo dos fuera de combate, apenas un desafío se decidió por dos carreras y no se produjo ningún cambio de líder luego del cuarto episodio, es decir, el equipo que tomó la delantera en la primera parte del desafío nunca la perdió, entonces estos lucen como elementos suficientes para considerar que el enfrentamiento fue extenso; pero sin grandes emociones.

Estas características de la última serie play off de cuartos de finales también fueron visibles en los otros tres duelos. Ciego de Ávila ganó por barrida a Holguín y resultaron impresionantes los dos repuntes ofensivos avileños que permitieron remontar grandes distancias en el marcador. A esto contribuyó la pobre utilización de los lanzadores del mentor holguinero Héctor Hernández quien mantuvo, en dos ocasiones, demasiado tiempo en el montículo a Luis Miguel Rodríguez, sin dudas una de sus estrellas, aunque después del Clásico Mundial no pudo ganar un partido en la Serie.

Roger Machado, en su segunda campaña al frente de Ciego de Ávila, ha cambiado notablemente a su equipo. Son los mismos jugadores, solo que ahora muestran una combatividad y entrega que faltó en años anteriores. Ellos son los favoritos para avanzar a la final; no obstante, deberán tener mucho cuidado: lo mismo se decía de Santiago de Cuba y los orientales ya descansan hasta el próximo campeonato.

En el occidente Sancti Spíritus decepcionó a todos aquellos que esperaban ver un play off cerrado frente a Pinar del Río. Muchos recordaban el polémico duelo de la pasada campaña; sin embargo, en esta ocasión todo le salió bien a los pinareños y el triunfo fue más fácil de lo esperado.

El play off terminó para la Isla de la Juventud en el primero juego frente a La Habana, en el estadio Nelson Fernández. Dos outs, nadie en base, ventaja de una carrera. Suficiente para asegurar el triunfo inicial. No pudo ser. Los habaneros marcaron dos anotaciones, gracias a la pobre defensiva y al mal manejo de los lanzadores de la Isla. La frase de Yogi Berra sigue vigente: el juego no se acaba hasta que se acaba.

En el tercer partido la Isla descontó gracias a su éxito en casa; pero los habaneros mostraron un oportuno bateo, ganaron los dos siguientes y el duelo ante los pinareños, en la final occidental, promete ser muy interesante.

Ojalá lo sea porque el público prefiere las series cerradas. Los números pocas veces mienten: de los 21 desafíos efectuados en los cuartos de finales, solo cuatro se decidieron por margen de una carrera, se propinaron tres nokouts, ninguno se extendió más allá del noveno capítulo y el dato más revelador: en apenas tres encuentros hubo un nuevo líder después del sexto inning. ¿Buena labor de los relevistas? Poco creíble. En realidad abundaron las grandes diferencias en el marcador y esto no beneficia al espectáculo.

Las transmisiones televisivas mostraron que no todos los estadios tuvieron llenos completos. Incluso en el Guillermón Moncada santiaguero, sede de los campeones, se pudieron apreciar vacíos en varias partes de las gradas durante el esperado séptimo juego. Las excepciones en la asistencia de los fanáticos ocurrieron en Pinar del Río y Ciego de Ávila y esto no es fortuito. Las dos selecciones parecen las favoritas para protagonizar una final inédita en la Serie Nacional.

Publicado en Cubasí

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