Cuando cayó el último out en el estadio “Cristóbal Labra” y se convirtió en un hecho real lo que mucho ya temíamos, es decir, la eliminación de Industriales de los play offs de la 48va Serie Nacional tal vez muchos fanáticos en todo el país sonrieron y recordaron, no sin razón a veces, las “ventajas” que reciben los capitalinos: múltiples cambios de peloteros con Metropolitanos, una mayor cobertura mediática, unido a una supuesta parcialidad hacia ellos de directivos y periodistas.
Pero otros miles de fanáticos, también localizados por todo el país, lamentamos que el equipo de más historia en la pelota cubana no esté en la postemporada. ¿Qué pasó este año? La lista de problemas sería enorme: importantes bajas de jugadores (cinco en total, incluidos tres de los mejores lanzadores abridores del equipo), una enorme cantidad de lesiones (prácticamente todos los titulares estuvieron ausentes al menos una vez en el campeonato) y también, en ocasiones, poca combatividad sobre el terreno.
El debut como director de Germán Mesa al frente de Industriales ciertamente no fue el más agradable. Las lesiones y ausencias pesaron; pero yo esperaba más entrega hacia una camiseta que han vestido varios de los mejores jugadores cubanos de todos los tiempos. Desde 1995 los azules no se perdían una postemporada. Ahora tendrán que observar los partidos por televisión. El estadio Latinoamericano quedará a oscuras. Triste hecho. Bien por la Isla de la Juventud, sin dudas una excelente noticia para un territorio que necesita, tal vez ahora más que nunca, disfrutar de algunos momentos de regocijo.
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Lo que más influyó, a mi parecer, es el trabajo en la base, sobre todo en el pitcheo. A pesar de haber muchos jóvenes que vienen de la categoría juvenil con excelentes resultados, no están preparados psicológicamente para asumir la gran responsabilidad que se les requirió debido a los problemas que tú bien planteaste en tu trabajo; eso, descontando la ninguna experiencia en series nacionales que tienen. Creo, además, que la selección de Lázaro Valle como entrenador de pitcheo fue desasertada por completo. Desde los primeros juegos se vieron deficiencias en los lanzadores, pero nuestra esperanza era que con el transcurso de la Serie mejoraran el control. Pero eso no fue una realidad hasta el último tercio del campeonato cuando entró a trabajar con los lanzadores, Julio Romero. La decisión de no contar con este entrenador y con Elósegui, por parte de Germán Mesa, no la entendió nadie. Por otra parte, la dirección de Germán, en cuanto al juego diario, no merece que se le critique, pues hizo su mayor esfuerzo con los peloteros que tuvo, en su mayoría, provenientes de la Liga de Desarrollo. Considerar mala su actuación en la dirección del equipo, como he escuchado por ahí, no merece comentarios. Esos, ni siquiera siguieron el juego diario, pegados a la radio. Esos, son los que esperan que el equipo clasifique para luego dárselas de azules en el estadio como si por sus venas de verdad fluyera sangre añil. Germán merece, en mi opinión la oportunidad de resarcir sus errores, que digo, el mayor desacierto fue en la selección de los entrenadores de pitcheo, donde se pudo observar su condición de ser humano al reconocer su error y volver a contar con uno de los entrenadores anteriores. La combatividad de los jugadores, es cierto que no fue la mejor, aspecto en el que tendrán que trabajar mejor, sobre todo en la mecánica del juego, ya sea ala defensa como a la ofensiva. Lo más fundamental es la concentración, pues en ocasiones demostraron desconcierto. No creo, para finalizar, que todos los problemas, más allá de las ausencias consbidas, sean de la entera responsabilidad del mentor azul. Hay que trabajar, pero trabajar de verdad, ya sea en la academia o en las categorías inferiores, pero hay que trabajar y hacer las cosas de corazón, como cuando en los inicios de nuestras Series Nacionales, donde llegó a quererse nuestros clásicos como se querían los campeonatos profesionales, como lo quisieron esos peloteros que dejaban el pellejo en el terreno.
Yo los vi hace unas semanas en el Latino. Daban pena. Sólo Tabares merecía vestir el uniforme azul aquel día.