Su personalidad no llama la atención como la de Víctor Mesa. No le gritan desde las gradas, no gesticula constantemente ni se mueve inquieto por el banco; tampoco realiza continuos cambios a la defensa; aunque los jugadores ya parecen acostumbrados a la forma de dirigir de Eduardo Martín Saura, el hombre que ha guiado a Villa Clara a uno de los inicios más espectaculares en la Serie Nacional de béisbol.
Cuando a comienzos del mes de octubre de 2008 se anunció que, por primera vez en una década, Víctor Mesa no estaría al frente del equipo al que entregó 20 años como pelotero y luego condujo siempre a los play offs, los seguidores de la selección naranja creyeron que la 48 Serie sería una de las peores temporadas de la historia. Se equivocaron.
Víctor Mesa partió hacia México, como parte de un convenio de colaboración, y allí dirigió a los Cafeteros de Córdoba de la Liga Invernal Veracruzana. Con ellos terminó en la segunda posición de la zona centro y luego, en la postemporada, ganó la primera serie por tres juegos a uno a los Chileros de Xalapa; sin embargo, en la final de la zona, los Cafeteros cayeron en siete partidos frente a los Gallos de Santa Rosa. Así concluyó la primera experiencia de Víctor en territorio mexicano.
Ante la partida de Víctor, Martín Saura recibió la dirección del equipo. Todos recordaban su excelente conducción en la Serie de 1983, cuando Villa Clara ganó 18 desafíos consecutivos al inicio de la campaña y terminó como campeón con una impresionante marca de 41 y 8. Años más tarde, Saura formó parte del cuerpo de dirección con Víctor al frente; no obstante, quedaba la duda sobre cómo sería el retorno del Doctor en ciencias Martín Saura al mando de una selección.
La nómina de Villa Clara era muy similar a la del año pasado, cuando el equipo ganó el desaparecido grupo C de la zona Oriental; aunque la deserción del tercer bate abrió un espacio muy difícil de llenar en la alineación ofensiva. Además, faltaba por ver el estado de los brazos de dos de los principales lanzadores: Luis Borroto y Robelio Carrillo y, sobre todo, la manera en que los jugadores se adaptarían a un estilo de dirección completamente diferente al que impuso Víctor por casi una década.
Todas las interrogantes encontraron respuestas en las dos primeras semanas de la Serie. Al igual que en 1983, Villa Clara comenzó muy bien, logró una cadena de 14 triunfos consecutivos y ha mantenido un paso muy estable, al punto de perder solo un enfrentamiento particular y liderar, ampliamente, la fortísima zona Oriental.
Varios han sido los aciertos de Martín Saura. Tal vez algunos consideraron que los peloteros no lo seguirían de la misma forma que a Víctor; pero la actuación del muy joven Aledmis Díaz, quien defendió el campo corto ante la ausencia temporal de Paret y pasó más tarde a la tercera base, ha sido buena; Leonis Martin luce más confiado en el jardín central y su justa inclusión en la preselección cubana al II Clásico Mundial pudiera funcionar como un estímulo; Yorkis la Rosa produce más que en temporadas anteriores; Ariel Borrero sigue siendo el cuarto bate indiscutible; mientras en el área de los lanzadores, Saura tiene una rotación de seis abridores, uno para cada partido de la semana. Pocos equipos pueden decir esto.
Yuliet López, Luis Borroto, Robelio Carrillo, Fredy Asiel Álvarez, Juan Yasser Serrano, Yosvani Pérez y ahora Alaín Sánchez conforman un grupo de abridores que no cuenta con una gran historia en las Series; sin embargo, este año han cumplido su papel. En el relevo, Saura, a diferencia de la inmensa mayoría de los directores en el béisbol cubano, tiene bien definido a sus hombres intermedios y cerradores.
El zurdo Misael Siverio ha estado impresionante y Yolexis Ulacia—incluido también en la preselección—vuelve a demostrar esta campaña que es efectivo contra bateadores derechos y que tiene el valor y la experiencia para afrontar situaciones complicadas, como las que de seguro enfrentará Cuba en el Clásico.
En el resultado actual de Villa Clara también está el aporte de Víctor Mesa. Sus críticos se empeñan en negarlo y abundan las comparaciones entre ambos directores sobre sus estrategias de juego y confianza depositada en los jugadores; pero sería injusto no reconocer el papel que desempeño Victor en la formación de los peloteros, en la inspiración y energía que les transmitía desde el banco. Solo así se puede explicar que un equipo sin grandes figuras en los últimos años no haya faltado a un play off.
Hasta ahora todo marcha bien para el equipo de Martín Saura y su presencia en la postemporada no la discute nadie; aunque es probable que el impresionante paso no se mantenga durante toda la campaña y que la pausa por el Clásico pueda afectar, en alguna medida, la cohesión en el juego villaclareño; pero este es un problema con el que tendrán que lidiar todos los directores.
El enigma de Martín Saura parece resuelto. El alejamiento del banquillo no lo ha afectado y la excelente estrategia trazada con su cuerpo de dirección está ofreciendo rápidos y sobresalientes resultados. Quizás este sea el año de Villa Clara, al menos eso esperan sus seguidores, ansiosos por otro título después de más de una década sin subir a lo más alto del podio de la Serie Nacional.
Publicado en Cubasí
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Permitanme, darle un gran saludo y felicitaciones a ese gran amigo Eduardo Martín Saura, el mejor manager que llegó a Córdoba y que dejó buenas enseñanzas en este Departamento, haciendo a los equipos locales Campeones nacionales. El mejor estratega, que ha pisado esta tierra. Villa Clara, tiene un gran dirigente.
profesor eduardo martin saura; no se si se acuerda de mi soy mauricio ruiz, ud fue mi entrenador de la seleccion cordoba cuando estuvo en monteria colombia.me gustaria comunicarme con ud, estoy trabajando en la universidad de cordoba colombia dando la catedra de beisbol y softbol y me gustaria que me brindara algunos lineamientos y me colaborara para gestionar una especializacion en cuba. de ante mano le agradezco su colaboracion. Dios lo bendiga