No han jugado ningún gran torneo en los últimos meses, quizás con la única excepción del paso fugaz de Maritza Arribas por el Campeonato Mundial; tampoco han crecido notablemente sus coeficientes ELO; sin embargo, las cinco mujeres que conforman la selección nacional cubana que jugará en la próxima edición de la Olimpiada Mundial en Dresde, Alemania, intentarán repetir la actuación de cuatro años atrás cuando concluyeron en el puesto 16.
Una vez más la campeona nacional Arribas defenderá el primer tablero. Ya no es el primer ELO del país; pero todavía es una jugadora en la que se puede confiar y aunque no pudo pasar de la primera ronda del Mundial—un resultado esperado—sus nueve incursiones en olimpiadas constituyen un aval suficiente para otorgarle la titularidad.
Maritza comenzó su historia olímpica en la edición de Salónica, Grecia, en 1988 y acumula 53 puntos en 97 partidas, la mayoría de ellas contra las jugadoras más fuertes de los equipos rivales.
El segundo tablero lo ocupará una debutante: la Maestra Internacional (MI) pinareña Lisandra Ordaz, número uno del ranking cubano por sus 2306 unidades. Esta joven es una de las grandes promesas del ajedrez en Cuba y aunque la presión sobre ella será inmensa, muchos confían en que pueda cumplir con el reto que significa enfrentar a rivales por encima de 2400 puntos de ELO.
La tercera plaza es para una veterana que no alcanzó el desarrollo augurado: la Gran Maestra granmense Sulennis Piña. En sus cuatro incursiones olímpicas, Piña ha obtenido 22 puntos en 41 partidas, un poco más del 50%. No obstante, posee la necesaria experiencia para sobreponerse a situaciones complejas y si Ordaz fallara en algún momento, entonces Sulennis tomaría su lugar.
En el cuarto tablero aparece otra muchacha que competirá en su primera Olimpiada: la santiaguera Oleiny Linares, con ELO de 2262. Ella y Lisandra son las jóvenes con un progreso más visible en los últimos años y su inclusión en el equipo está muy justificada.
El puesto de suplente pertenece a la MI Yaniet Marrero. En julio de 2007 Marrero alcanzó los 2308 puntos de ELO; luego vino una increíble caída que la llevó hasta los 2260 actuales. En dos olimpiadas archiva 13,5 unidades en 22 partidas, un 61,4% de efectividad. El capitán de la selección, el Gran Maestro Walter Arencibia, la tendrá lista ante un posible descenso en el nivel de juego de las otras jugadoras.
CUBANAS EN OLIMPIADAS
La participación de las ajedrecistas cubanas en olimpiadas comenzó en la cita de 1984, desarrollada en Salónica. Dos años después, en Dubai, Zirka Frómeta logró la única medalla individual; mientras la actuación más sobresaliente del equipo llegó en el reencuentro de la Olimpiada con Salónica, en 1988. Allí las chicas finalizaron en el octavo puesto.
En la última edición, celebrada en Turín, Italia, en 2006, Cuba concluyó en una excelente decimosexta posición. Ucrania, Rusia y China ocuparon el podio por ese orden. La jugadora de más historia, la Gran Maestra Vivian Ramón, posee el récord nacional de 101 partidas en olimpiadas, aunque ahora Maritza Arribas llegará a 10 participaciones y dejará atrás la marca de nueve que compartía con Ramón.
NUEVAS REGLAS Y ROSTROS EN LA OLIMPIADA
Al igual que la versión masculina, la Olimpiada de las mujeres se jugará con un formato diferente. Por primera vez ellas tendrán cuatro tableros, en lugar de tres y el número de rondas se reduce a 11. Las selecciones que ganen los matches recibirán dos puntos, llamados “puntos de match”; mientras en los duelos que concluyan empatados, cada equipo sumará un punto y los derrotados no adicionan unidades.
Las principales estrellas confirmaron su presencia. La recién coronada campeona mundial, la rusa Alexandra Kosteniuk, será el primer tablero de la escuadra rusa y la niña prodigio de solo 14 años, Yifan Hou, comandará a las chinas. Una vez más Judit Polgar, quien posee un impresionante ELO de 2711, jugará entre los hombres, como segundo tablero de Hungría, por detrás de Peter Leko. Como curiosidad, tal vez la jugadora española Natalia Parés Viva sea una de las que mayor atención mediática despierte en territorio alemán.
La razón del inusitado interés hacia una persona con un ELO normal y sin resultados sobresalientes es sencilla: en la década de los ochenta, Natalia se llamaba Josep y bajo ese nombre fue subcampeón juvenil de España en 1973 y 1975 e incluso disputó el Campeonato del Mundo para menores de 20 años, efectuado en Manila, Filipinas. Josep abandonó el ajedrez en 1998, regresó después como Natalia y hoy es la mejor ajedrecista española. Este es el primer caso de un transexual que compite en una Olimpiada de ajedrez.
Para Cuba, la Olimpiada de Dresde promete ser una de las más difíciles de todos los tiempos. El roce internacional de las muchachas es pobre y el nivel en el mundo ha aumentado mucho en solo un lustro. Un lugar entre los veinte primeros en la tabla final de posiciones podría considerarse un resultado aceptable.
Publicado en la revista digital Cubahora