Cuando el cubano Yulieski Gourriel conectó el fácil roletazo que puso fin al partido por el título y desató la alegría entre los jugadores surcoreanos sobre el terreno de Wukesong, muchos comprendieron que, tal vez, habían presenciado el último out del béisbol en un torneo olímpico.
Unas horas antes de que Corea del Sur derrotara a Cuba en un cerrado desafío que promete ser recordado por un largo tiempo, desde las gradas del principal estadio chino—que afortunadamente no será derrumbado—el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, lució muy interesado en las explicaciones que le ofrecía Harvey Schiller, máximo dirigente del béisbol en el mundo.
¿De qué hablarían? Quizás solo las personas con la habilidad de leer los labios pudieron comprender la animada charla; pero las declaraciones posteriores de Rogge, ese mismo día, despejaron las dudas sobre el contenido de la conversación: si el béisbol desea retornar a las Olimpiadas como deporte oficial, necesita que los mejores peloteros participen en los Juegos.
En otras palabras: si los dueños de los equipos de las Grandes Ligas norteamericanas no le otorgan el permiso a sus jugadores, cualquier intento de reingreso por la Federación Internacional (IBAF, por sus siglas en inglés), sería en vano.
Esto no es nada nuevo. Dos años atrás fue la justificación principal esgrimida por el COI para dejar fuera a la pelota de la cita estival de Londres, en 2012. Curiosamente, también quedó excluido el softbol, una modalidad donde sí juegan las principales atletas del mundo. Entonces, ¿importa solo que los dueños de las Mayores decidan ignorar olímpicamente a los Juegos o detrás de la exclusión se esconden otros intereses?
Aquellos que no quieren el retorno del béisbol saben que al incluir en la mesa de negociación el tema de los peloteros de Grandes Ligas—los que aparecen en las nóminas regulares— tienen en su mano una carta ganadora. Nadie ignora que en el mes de agosto, fecha en la que se celebran por lo general las Olimpiadas, las Mayores están en una etapa decisiva de su temporada regular. Por tanto, los dueños no detendrían nunca el campeonato durante quince días porque la acción les provocaría grandes pérdidas económicas—en ventas de entradas y publicidad—, ni tampoco cederían a sus estrellas, por el temor a posibles lesiones.
Ante estas realidades, no faltaron variantes que buscaban abrir diversas posibilidades a los jugadores: un torneo olímpico de solo una semana y apenas cinco juegos. La respuesta fue negativa. No obstante, el presidente Schiller, quien mantiene una estrecha relación con la pelota organizada estadounidense, en varios momentos ha hecho pública su confianza en el regreso y ha intentado eliminar algunos problemas que, supuestamente, también condujeron a la salida del béisbol del programa de 2012.
Uno de estos problemas es la extensa duración de los partidos que resulta poco atractiva a la televisión. Otros deportes han pasado por la misma situación y decidieron cambiar las reglas, no siempre con resultados positivos—la lucha grecorromana y libre lo demuestran. La idea de Schiller para acortar los desafíos a partir de la cita de Beijing fue muy polémica y los directores expresaron su inconformidad con colocar a dos hombres en circulación en el onceno capítulo.
La llamada “regla Schiller” se puso en práctica en tres ocasiones en el evento olímpico, solo que en el instante de su aplicación, cada juego sobrepasaba las tres horas y media, una cifra poco aceptable en las cadenas televisivas. ¿Por qué no se agregó un acápite que redujera la demora entre los innings? No se atrevieron porque este es el tiempo de los anuncios publicitarios.
Un segundo problema está relacionado con el poco interés de Europa hacia el béisbol. El voto de los miembros europeos del COI—quienes conforman la mayoría de la organización— resultará muy importante en la reunión de octubre de 2009, cuando se discutan los deportes que conformarán el programa de la cita de 2016. La IBAF pretende aumentar la divulgación de la pelota en los países del Viejo continente y una de las primeras medidas fue la selección de las sedes de la Copa Mundial del año próximo, con una gran final en Roma.
El tan esperado segundo Clásico Mundial, previsto para celebrarse en marzo de 2009, ha sido promocionado como una excelente oportunidad de mostrar, una vez más, cuánto significa el béisbol; sin embargo, pudiera convertirse en un arma de doble filo. De seguro el espectáculo será grandioso, dejará grandes ganancias monetarias y se podría presentar como un éxito en la reunión del COI en octubre; pero allí podría surgir el mismo tema, tan difícil de superar: si lo hicieron en marzo, ¿por qué no en agosto?
El experimentado y también polémico director norteamericano Davey Johnson parece tener una respuesta a la interrogante. Johnson ocupó varios titulares en los Juegos de Beijing. Primero acusó al lanzador cubano Pedro Luis Lazo de golpear intencionalmente a la segunda base Jason Nix; luego aseguró que prefería al equipo de Cuba en la ronda semifinal y esa elección se convirtió en una derrota de 10 carreras por dos y, por último, su opinión sobre el futuro del béisbol olímpico, no pudo ser más clara: el béisbol es un deporte, pero para muchos es solo un negocio.
Muy buen análisis, y mejor con el cafecito de la mañana.
Me parece muy acertado.
Lo que dices de Europa es tal cual lo comentas. Yo tengo 8 años viviendo en España y el béisbol es visto como «muy yankee», por eso es que no termina de «cuajar» en el viejo continente. Lo increible es que no pasa lo mismo con el basketball que para mi tambien es «muy yankee».
Ironías aparte, los «señores» del COI pretenden que los dueños de equipos (MLB) detengan su competición en agosto, cuando la lucha por los playoffs se pone más intensa, para que el COI haga su dinerito a costillas de las mega estrellas.
¿Por qué el COI no exige, por poner un ejemplo, que en el fútbol olímpico tambien vayan las super estrellas en vez de la sub-23 (o algo así)?
Según el COI todos los deportes son iguales y los tratan por igual, es decir, que tienen que ir los mejores o los echan de las olímpiadas (aunque pague los platos el sóftbol). Pero claro, para el COI hay deportes más iguales que otros.
Saludos, y te felicito nuevamente por este excelente post. Muy bien ilustrado sobre lo que sucede con el béisbol y el sóftbol olímpico.