Dos partidos más y el sueño de regresar a un Mundial comenzará otra espera de cuatro años; pero las matemáticas indican que todavía la selección cubana de fútbol tiene posibilidades, muy remotas, de concluir en la segunda posición del grupo A de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe (CONCACAF). La fórmula es sencilla: ganar ambos desafíos y esperar por los resultados del equipo norteamericano.
Los cuatro reveses consecutivos, los últimos dos por goleada, no despiertan entusiasmo entre los seguidores del fútbol en Cuba. Desde un inicio pocos consideraron que el once nacional tuviera grandes oportunidades de avanzar hasta la hexagonal final; no obstante, se esperaba un avance en el nivel de los jugadores y en el pensamiento táctico después de las publicitadas giras por países europeos.
El terreno de juego, como casi siempre ocurre, pronunció la sentencia final: la actuación del equipo ha sido pésima. Pocos goles, una defensa que continúa cometiendo errores infantiles—tres anotaciones en Washington pudieron evitarse con un mejor trabajo de los centrales— y, para colmo de males, fuertes faltas que provocaron la expulsión de Roberto Linares y de Yoel Colomé.
A pesar de las malas noticias, no todo está perdido. El grupo lo lidera el ya clasificado Estados Unidos, con marcador perfecto de 12 puntos y un solo gol permitido—el espectacular tiro de Hensy Muñoz—; mientras Guatemala y Trinidad y Tobago acumulan cinco unidades.
Si los cubanos triunfaran en los dos encuentros restantes, entonces llegarían a seis puntos, aunque ni siquiera esto bastaría. Para avanzar sería necesario que los estadounidenses mantuvieran su dominio sobre guatemaltecos y trinitarios. La segunda opción luce posible; sin embargo, las victorias de Cuba no están en los planes de muchos.
El estadio habanero “Pedro Marrero” acogerá a su tercer duelo de la eliminatoria y en este recinto los locales han dejado una mejor imagen que en el extranjero. En la alineación regular contra Guatemala de seguro estará de regreso el delantero Roberto Linares, el hombre que marcó el gol inicial en el “Mateo Flores” y luego recibió la tarjeta roja directa, durante el primer desafío entre ambos onces.
Más de mil fanáticos guatemaltecos arribarán a La Habana para apoyar a su equipo, también necesitado de un triunfo. Un empate sería casi una derrota, por lo que se puede predecir un juego abiertamente ofensivo y muchos goles. La pregunta es en cuál portería caerán.
FANZ, SOLO UN ASESOR
Como sucede en todos los deportes, y el fútbol en especial, los directores técnicos pagan por sus errores y también por las pifias de los atletas. Los catorce goles y la columna de los puntos en cero resultan razones más que suficientes para que alemán Reinhold Fanz no encabece el colectivo de dirección y sea solo un “asesor” en el banquillo. Una vez más Raúl González Triana ocupa el puesto principal, pero no se le puede pedir milagros a un hombre que tomó las riendas de la selección en Washington una semana atrás.
Las esperanzas de una mejoría en el juego del equipo por la conducción de un veterano técnico extranjero se desvanecieron con demasiada rapidez. El experimento no funcionó, aunque tal vez el sabor sea más amargo que el dejado por el peruano Miguel Company.
Después del desafío ante Guatemala, la selección se despedirá—o quizás no—de la eliminatoria de CONCACAF cuando devuelva la visita a Trinidad y Tobago, en lo que promete ser también un partido muy tenso. Luego llegará el imprescindible análisis sobre el desempeño general del equipo y la dirección técnica. Lástima que el final de este artículo se parezca tanto al de otros escritos sobre el futuro del fútbol cubano.