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Cuba derrotó a Guatemala, pero dijo adiós al Mundial de fútbol

Alain Cervantes, de regreso a la alineación regular, fue de los cubanos más destacados
Alain Cervantes, de regreso a la alineación regular, fue de los cubanos más destacados

Los ensordecedores gritos de los miles de fanáticos guatemaltecos que se trasladaron desde ese país hasta La Habana no parecían tener fin. En las gradas del estadio “Pedro Marrero” ellos eran la mayoría. Quizás pocas veces en la historia del fútbol un equipo visitante haya podido contar con más apoyo que los locales.
Muchos presagiaban una goleada; aunque desde el banco, el director técnico cubano Raúl González Triana había asegurado que su selección saldría dispuesta a obtener sus primeros puntos en la eliminatoria de la Confederación de Norte, Centroamérica y el Caribe (CONCACAF) rumbo al Mundial Sudáfrica 2010.


Las palabras de González Triana se cumplieron al pie de la letra en la primera mitad del partido porque Cuba mostró su mejor nivel del torneo y tuvo múltiples oportunidades de abrir el marcador. Una vez más faltó el toque final; pero la imagen complacía a todos, al menos a los cubanos.
Desde la banda, Alain Cervantes aportó su talento y la excelente condición física de Roberto Linares puso en peligro, en más de una ocasión, a la defensa rival. Era un equipo diferente al que cayó por goleada en sus últimos dos partidos: 1-4 frente a Guatemala y 1-6 contra Estados Unidos; aunque sí se mantuvieron las entradas fuertes de los cubanos que obligaron al árbitro jamaicano Campbell a mostrar cuatro tarjetas amarillas en apenas veinte minutos.
El premio a la insistencia llegó en los instantes finales de la primera mitad cuando, sobre un tiro libre, un defensor cometió una falta dentro del área y Jaime Colomé, recuperado de sus problemas físicos, confundió por completo al portero y cobró de una excelente forma el penal que silenció a la entusiasta afición centroamericana.
Presionados por obtener un resultado que los mantuviera con vida en la eliminatoria, los guatemaltecos salieron dispuestos a cambiar el tono del partido y solo la mala suerte impidió que llegara un rápido empate. Tres disparos desde larga distancia, en un breve intervalo de tiempo, chocaron caprichosamente contra el palo. En las gradas, los fanáticos no lo podían creer.

A menos de diez minutos del final, un error defensivo cubano le puso la pelota en los pies a Marcos Pappa y su tiro no pudo ser detenido por el portero Odelín Molina. El juego estaba igualado.
El árbitro Campbell, errado en múltiples ocasiones, no vio una clara falta de Cervantes sobre el capitán guatemalteco Carlos Ruiz que merecía la tarjeta roja directa y esto calentó el ambiente del desafío. El nerviosismo de ambos lados creció y los pelotazos predominaron por encima del orden táctico.
La igualada perjudicaba a los dos onces, por lo que los ataques arreciaron en los últimos cinco minutos. El gol podía caer en cualquier momento. La suerte esta vez fue favorable a Cuba. Un tiro de esquina cobrado por Cervantes encontró la cabeza de Aliagni Urgellés, quien había sustituido a Colomé,  y la pelota burló todas las defensas, entró en la portería rival y desató una alegría pocas veces vista en un terreno de fútbol cubano.
Cuando Campbell señaló el centro del campo, los jugadores cubanos corrieron a abrazarse y luego fueron a saludar al público que los apoyó; mientras, la alegría inicial de los fanáticos guatemaltecos contrastaba ahora con una desoladora tristeza.

Después del triunfo definitivo, sobrevino una paciente espera por el resultado del otro desafío del grupo A, entre Estados Unidos y Trinidad y Tobago. Si los norteños vencían, entonces se mantenían vivas las esperanzas cubanas. Sin embargo, los norteamericanos presentaron a un segundo equipo y los trinitarios, con un gol de su veterana estrella Dwight Yorke, vencieron por dos a uno.
La victoria de los trinitarios los dejó en la segunda posición del grupo A, con ocho puntos, tres más que Guatemala y eliminó a Cuba. No obstante, la jornada conclusiva de las eliminatorias será muy tensa porque los centroamericanos se lo jugarán todo contra Estados Unidos y cruzarán los dedos para que los cubanos muestren un nivel similar frente a Trinidad y Tobago como visitantes.
El Mundial de Sudáfrica 2010 ya es historia para el fútbol cubano; pero la imagen dejada en su última presentación, ante su público resultó alentadora. La táctica empleada por el entrenador González Triana funcionó. Sus declaraciones fueron elocuentes: “había que cambiar la cara. Hablamos con los jugadores y dijimos que sí podíamos ganar. Este equipo no perdía cuatro partidos seguidos hacía muchos años. Le dimos la confianza de que podían alegrar a su afición”. Y realmente lo hicieron.

Publicado en la revista digital Cubahora (www.cubahora.cu)

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