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El Rey Carlsen espera a su retador

En Kazán hubo bostezos y no pocas críticas. Dos años después, en Londres se vivió una de las finales  más emocionantes de un evento ajedrecístico en el siglo XXI. ¿Qué podemos esperar ahora del Torneo de Candidatos, en Khanty-Mansiysk, del que saldrá el retador de Magnus Carlsen? A pesar de algunas ausencias, la nómina es impresionante y, con la entrada en vigor de la regla contra las tablas rápidas, no es difícil pronosticar que la tensión podría mantenerse hasta la última ronda, tal y como sucedió en la capital británica.

Antes de que se mueva la primera pieza en la casi siempre gélida urbe rusa ya muchos lamentan la no inclusión en el certamen de tres de los mejores jugadores del momento: el italiano Fabiano Caruana, con un ELO de 2783 puntos y quinto lugar del ranking mundial, el ruso Alexander Grischuk (2777, sexto escaño) y el estadounidense Hikaru Nakamura (2772, séptimo). Ellos no pudieron aprovechar los tres mecanismos implementados por la Federación internacional (FIDE, por sus siglas en francés) para seleccionar a los candidatos, así que tendrán que esperar al menos un año más.

La FIDE determinó que el primer integrante del torneo sería el perdedor del anterior match por el título. Esta plaza le correspondió al indio Viswanathan Anand quien fue aplastado por el prodigio noruego en el duelo celebrado en Chennai, donde no pudo vencer ni siquiera en una partida. La participación de Anand en el certamen se mantuvo en duda durante un largo período, porque no era un secreto que el “Tigre de Madrás”—como lo llaman—estaba muy lejos de su mejor nivel. A pesar de esto, Anand decidió intervenir, quizás porque podría ser su última oportunidad de volver a disputar el título.

Además, la FIDE estableció tres criterios para elegir a los jugadores. El primero de ellos fue el promedio del ELO, en una etapa señalada por la organización. Por este mecanismo entraron el armenio Levon Aronian (2830) y el ruso Sergey Karjakin (2766). Otra variante utilizada fue clasificar a los dos finalistas de la Copa Mundial de Tromso, el ruso Vladimir Kramnik (2787) y su coterráneo Dmitry Andreikin (2709); también aseguraron su puesto los dos primeros lugares de la serie Grand Prix, el búlgaro Veselin Topalov (2785) y el azerí Shakhriyar Mamedyarov (2757). Por último, los organizadores recibieron la potestad de invitar a un ajedrecista. La ciudad sede es rusa, así que nadie quedó sorprendido cuando Peter Svidler (2758) obtuvo el octavo boleto.

El torneo se jugará por el sistema de todos contra todos, a doble vuelta. Las tablas en pocos movimientos están prohibidas y, para evitar cualquier “sospecha” de posible acuerdo previo en las partidas, la FIDE estableció en el calendario que los jugadores rusos se enfrenten en las primeras rondas. La bolsa de premios es alta, 600 mil euros en total, de ellos 135 mil para el ganador; aunque Garry Kasparov, en su ofensiva mediática contra la directiva de la FIDE—recordemos, el “Ogro de Bakú” quiere ser presidente—asegura que el ajedrez no se comercializa “de la mejor manera”.

¿Favoritos? Dos jugadores resaltan por encima del resto: Levon Aronian y Vladimir Kramnik. Carlsen y Aronian son los únicos ajedrecistas con un ELO superior a los 2800 puntos. El del campeón es asombroso, 2881 puntos; mientras, el armenio está en 2830, su máximo acumulado histórico. El convincente triunfo en el Tata Steel, en Wijk aan Zee, demostró que Aronian estaba en un nivel superior. Si lograra mantener la calma, sería el candidato ideal para enfrentar al “Mozart del ajedrez”.

En 2013, Kramnik estuvo muy cerca de protagonizar la gran sorpresa en Londres. Su sorpresivo revés, en la ronda del adiós, le permitió a Carlsen convertirse en el retador de Anand. De seguro el ruso todavía lamenta ese desliz y, aunque no ha estado muy activo en los últimos tiempos, sin dudas está entre los tres principales favoritos.

En la pequeña lista de candidatos con mayores posibilidades podría entrar también el ruso Sergey Karjakin. El Gran Maestro más joven de todos los tiempos—logró el título con 12 años y siete meses—no ha logrado un triunfo realmente impactante en su carrera, más allá de la victoria en el súper torneo de Noruega, en 2013; sin embargo, el talento sigue allí.

Quizás su nombre no se mencione tanto como antes; pero lo cierto es que Veselin Topalov tiene condiciones e historial para incluirse entre los favoritos. El búlgaro estuvo bien en la serie Grand Prix, entre 2012 y 2013, y su experiencia en torneos cerrados y matches—inolvidable su duelo contra Kramnik, en 2006—lo convierte en un jugador muy peligroso.

Los otros tres participantes parecen tener menos opciones; aunque, lógicamente, en un certamen tan largo— ¡14 rondas!—, cualquier cosa pudiera suceder. Mamedyarov siempre ha sido, al igual que Topalov, un jugador que trata de eludir las tablas. Este “espíritu de lucha” sería de mucha ayuda en Khanty-Mansiysk. Svidler llega como invitado y en 2014 todavía no ha efectuado su primera partida oficial. ¿Significa esto que pasó todo el tiempo, como Kramnik, “preparándose”? Dudosamente.

Todo el mundo ha destinado el octavo lugar para el ruso Dmitry Andreikin. En realidad, es el jugador con menos experiencia y menor ELO, “apenas” 2709 unidades, con las que aparece en la posición 42 del listado universal; sin embargo, sería un gravísimo error subestimarlo. En la Copa Mundial de Tromso nadie contó con él y logró avanzar al match final, donde solo cedió por la mínima frente a Kramnik. En Khanty-Mansiysk no tiene nada que perder y precisamente eso lo hace un adversario complicado.

Mientras estos ocho hombres se disputan el puesto de “retador”, el rey Carlsen continúa “divirtiéndose”. Celebró su cumpleaños 23 con un saque de honor en el estadio Santiago Bernabéu, en un partido del Real Madrid; además, tuvo tablero por medio a gurús de las nuevas tecnologías, como Mark Zuckenberg—el “creador” de Facebook— y Bill Gates; también viajó a Brasil, para “garantizar” cuatro boletos a la final de la Copa Mundial de fútbol…y ganó de manera impresionante el torneo de Zúrich, el de mayor ELO en la historia del ajedrez. El rey Carlsen espera tranquilo a su oponente. Nada parece preocuparlo; pero, aunque probablemente no lo diga en público, tendrá puesta gran parte de su atención a lo que suceda en Khanty-Mansiysk.

Publicado en CubaSí

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