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El Káiser de la velocidad

El piloto más exitoso de todos los tiempos regresó a las pistas de la Fórmula Uno y la noticia, como se esperaba, ha provocado diversas reacciones, desde los aplausos de algunas escuderías y directivos de este deporte, felices por la publicidad recibida, hasta fuertes críticas de la prensa italiana que, incluso, llamó a Michael Schumacher el “campeón de la arrogancia”.

En los meses finales de la temporada 2009 de la F1, Schumacher anunció que después de tres años de ausencia, retornaría a Ferrari, el equipo con el que obtuvo sus siete coronas. Esta afirmación sorprendió a muchos, quizás porque el alemán solo entraría como reemplazo del brasileño Felipe Massa, quien había sufrido múltiples lesiones en un accidente.

Un multicampeón como suplente. Había algo raro detrás de todo eso; pero de cualquier forma no se pudo concretar el regreso, pues una lesión en el cuello de Schumi le impidió correr. Sin dudas la presencia del llamado “Káiser de la velocidad” habría ayudado a una de las temporadas más aburridas de los últimos tiempos, ganada por el británico Button sin una gran oposición.
Algunos meses más tarde, ya recuperado de sus problemas físicos, Schumacher reapareció en los titulares. Su regreso era seguro, solo que habría un cambio: en lugar de Ferrari, el germano correría para una nueva escudería: Mercedes GP, dirigida por un viejo amigo del káiser, Ross Brawn.

¿Qué motivos tuvo Michael Schumacher para retornar a la Fórmula Uno? Esta es una interrogante que muchos han intentado responder; aunque, por supuesto, el único que realmente conoce sus razones es el propio Schumi quien ha declarado que continúa sintiendo la necesidad de correr; aunque no todos quedaron satisfechos con su respuesta.

Un primer argumento de lo especialistas: quiere ampliar sus logros deportivos. El historial del alemán es extraordinario, porque acumula siete títulos mundiales—supera en dos al argentino Juan Manuel Fangio— y en sus 16 años en la F1 ha triunfado en 91 carreras, amplio líder.

A los 41 años y con un nuevo carro, parece muy poco probable que Schumi pueda con el empuje de otros jóvenes quienes ya saben lo que es ganar un campeonato como Fernando Alonso—la flamante adquisición de Ferrari y que ya demostró en la temporada que está dispuesto a conseguir su tercera corona— y también los británicos Lewis Hamilton y Jenson Button, ambos de McClaren.

Un hombre que a todas luces jugó un rol determinante en la vuelta de Schumacher fue Ross Brawn. Ambos se conocen hace muchísimo tiempo. Brawn fue uno de los principales ingenieros que desarrolló los modelos de Benetton, con los que el káiser ganó sus primeras dos campañas, 1994 y 1995, y luego también trabajó con los carros de Ferrari que le permitieron a Schumi reinar en los años iniciales de la primera década del siglo XXI.

En 2009 Brawn creó su propia escudería y su diseño fue tan efectivo que propició el triunfo del piloto Button. Un poco más tarde, Brawn decidió formar otra escudería, nombrada Mercedes GP, en la que se utilizará un modelo muy similar al del año pasado. Por tanto, aunque la nueva propuesta de Ferrari haya recibido excelentes críticas, Schumacher corre en un potente carro, solo que sus rivales, tal vez, estén en mejores condiciones.

Otro elemento interesante es el del dinero. No se han revelado muchos datos sobre el acuerdo del alemán con Mercedes GP; pero probablemente la suma que le ofrezca Brawn, por los dos años de contrato, no se acerque a las elevadas cifras que recibía Schumi de Marlboro, compañía que paga los salarios de los pilotos de Ferrari; no obstante, la presencia de Schumacher en las pistas significa mucho dinero en publicidad para la Fórmula Uno y este deporte necesita cada vez más de ella.

Ante los fracasos de 2009, los directivos introdujeron varios cambios para la actual temporada, con el objetivo de hacerla más competitiva y atraer a más patrocinadores. La crisis económica de la industria automotriz afectó notablemente a la F1, lo que se pudo apreciar en la reducción de presupuestos para los modelos de carros y también en la desaparición de escuderías.

Entonces, era imprescindible introducir reformas en los reglamentos y, además, contar con pilotos que llamaran la atención. Schumi luce como una de las principales atracciones, junto a Bruno Senna, el sobrino del piloto brasileño Ayrton Senna, tricampeón mundial fallecido en un accidente en 1994.

Entre los cambios más importantes para 2010 en la F1 está la eliminación de la recarga de combustible durante la carrera, por lo que los carros tendrán que llevar todo el que emplearán desde el inicio. Como promedio cada modelo consume cerca de 240 litros, lo que representa un aumento de 100 kilos con relación al peso inicial en 2009.

A esto se adiciona una variación en el sistema de puntación, pues si antes el triunfador de la carrera recibía 10 unidades, el segundo 8 y hasta la octava plaza obtenía un punto, en 2010, con la novedosa reglamentación, el vencedor es premiado con 25 unidades, su más cercano perseguidor con 18 y serán 10 los carros que alcancen al menos una unidad.

En este panorama que intenta ser cada vez más competitivo, Michael Schumacher afronta el reto de no defraudarse a sí mismo y complacer a sus seguidores y al equipo de Ross Brawn; pero no tendrá un camino fácil. Por lo pronto, la prensa deportiva italiana, que tanto lo elogió cuando corría para Ferrari—lógicamente, una escudería de ese país—ya la emprendió con Schumi y lo llamó “campeón de la arrogancia”. La arrogancia nunca le ha faltado al alemán, solo que antes la correspondía con victorias, ¿qué sucederá ahora?

Publicado en Cubasí

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