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Maratones extremos: un reto a la imaginación

Nadie duda que los maratones sean uno de los eventos más interesantes que se celebran en el mundo, por lo que cada vez que las decenas, a veces miles de atletas, se lanzan a las calles—a veces desiertos o en el hielo— a recorrer largas distancias en pos de no solo ganar, sino también de demostrar que pueden cumplir con los exigencias físicas de las carreras, es muy normal que el interés también despierte la curiosidad y surjan interrogantes como estas: ¿por qué el nombre de “maratón”? ¿Cuánto hay de realidad y leyenda en sus orígenes? ¿Qué tipos de maratones se corren hoy? Más adelante les comentaré sobre los llamados “maratones extremos”, una de las modalidades más interesantes de la actualidad.

La leyenda y la historia real encuentran caminos comunes cuando se escribe acerca de la génesis de la maratón. Cuenta la historia que el ejército griego logró una brillante victoria sobre sus enemigos persas, en las arenas de la ciudad de Maratón, en el año 490 antes de nuestra era. Emocionado por el triunfo, el  general ateniense Miltiades envió al soldado Filípides para que informara a toda Atenas sobre la hazaña del ejército y aquí comienza la leyenda, embellecida por el historiador Plutarco.

Filípedes recorrió los más de 40 kilómetros que separaban a Maratón de Atenas en poco tiempo y fue tanto el esfuerzo que al llegar apenas pudo pronunciar: ¡Niké! ¡Niké! y cayó desvanecido. Niké es el nombre de la diosa griega de la victoria y es por esto que la gran transnacional norteamericana Nike, líder actual en la elaboración de ropa deportiva, eligió ese nombre para la compañía.

Filípides pudo transmitir la buena nueva a los atenienses, pero no se recobró y murió pocos minutos después. Hasta aquí la leyenda.
Muchos creen que la distancia actual que se recorre en cada maratón, es decir, 42 kilómetros y 195 metros, representa la separación entre Atenas y Maratón; pero en realidad no es así. Como ya le había comentado, tal separación era de un poco más de 40 kilómetros y nunca se supo con precisión.

Hasta 1921 no existió una medida arbitraria para los maratones y cualquier carrera de aproximadamente 40 kilómetros podía ser vista como una maratón. Ni siquiera las Olimpiadas contaban con una unidad para normar esta competencia. Por ejemplo, en la cita de París, en 1900, se recorrieron 40,2 kilómetros. Ocho años después, en Londres 1908, se implementó, por primera vez, los 42 kilómetros y 195 metros. Esta era la distancia desde el castillo Windsor hasta el palco real, ubicado en el estadio londinense de  Wembley. Ya a partir de 1921 se instituye como distancia oficial los 42 kilómetros y 195 metros que se mantiene hoy.

LOS MARATONES EXTREMOS
Lo primero que llama la atención es el nombre: extremo, porque en realidad el solo hecho de correr 42 kilómetros merecería el calificativo de “extremo”; pero en el mundo hay hombres que han querido “elevar su listón” y por eso participan en este tipo de maratones donde se recorren muchísimos más kilómetros y a diferencia de los “normales”, los atletas atraviesan superficies realmente complicadas, por ejemplo en el frío del Antártico o sobre las dunas de un desierto.

Una de las grandes estrellas de los “maratones extremos” es Modestino Preziosi quien es considerado el campeón mundial de 2009 de la modalidad. Preziosi tuvo la iniciativa de fundar la Federación de Maratón Extremo de Antarcticland y defiende los colores del Estado de Antarcticland. La modalidad tal vez no haya recibido toda la atención que seguramente merece; sin embargo; no se puede negar que existen muchas personas interesadas en probarse a sí mismas que pueden completar las fortísimas exigencias de estas carreras.

Por lo pronto, Preziosi y otro grupo de entusiastas emprendedores pretenden— ¡ojalá lo consigan!—encontrar patrocinadores para el Maratón del Hielo en Antarcticland 2010.

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