lunes, marzo 25Un espacio para todos los deportes

Corriendo junto a Terry Fox

Terry Fox, un gran ejemplo
Terry Fox, un gran ejemplo

Los deportistas a lo largo de la historia se han convertido en símbolos para la humanidad. Sus hazañas en los escenarios de juego y actitudes fuera de los estadios han servido de inspiración para millones de personas.

A Jim Thorpe, el indio que impresionó con sus brillantes éxitos en el pentatlón y el decatlón en la Olimpiada de Londres 1912, le retiraron todas sus medallas porque había jugado béisbol semiprofesional, y esto violaba la condición de amateur que exigían las Olimpiadas. Detrás de esta decisión se escondieron criterios racistas, pues a muchos les costaba aceptar que un indio fuera considerado como el atleta más completo. Por setenta años decenas de miles de voces se alzaron en distintos lugares para reclamar una rectificación con Thorpe.

No fue hasta 1982 que el Comité Olímpico Internacional le devolvió a Thorpe las medallas que había ganado limpiamente y llevó de regreso sus récords a los libros. El indio había muerto treinta años antes. Hoy su nombre es sinónimo de la lucha contra las diferencias raciales que todavía persisten en el mundo deportivo.

Otro atleta cuyo nombre ha trascendido a sus múltiples triunfos sobre un cuadrilátero de boxeo es el de Muhammad Alí.

Cassius Clay, años más tarde Muhammad Alí, lanzó al río su medalla de oro ganada en la Olimpiada de Roma como protesta porque no lo dejaron entrar a un bar ya que ese lugar estaba prohibido para los hombres negros. Un tiempo después se rehusó a ingresar en el Ejército norteamericano que combatía en Vietnam. Esto le costó ser llamado desertor y las autoridades del boxeo profesional le retiraron su corona mundial de los pesos súper pesados. Alí estuvo tres años sin combatir; pero finalmente ganó su pleito judicial y pudo regresar a los cuadriláteros. Desde 1984 padece del Mal del Parkinson; sin embargo, eso no le ha impedido continuar sus aportes a la lucha contra esta enfermedad.

Earvin “Magic” Johnson lideró a los Lakers de Los Ángeles que dominaron el baloncesto profesional norteamericano de la década de los ochenta del siglo pasado. Sus duelos personales en el terreno contra Larry Bird, de los Celtics de Boston, llamaron la atención de todo el mundo. Gracias a su aporte, los Lakers ganaron cinco campeonatos. En 1991 Magic sorprendió a todos cuando anunció que había dado positivo al Síndrome de Inmunodeficiencia Humana y, por tanto, se retiraba de los Lakers.

Pero la vida deportiva de Magic no estaba terminada. En 1992 Magic fue invitado a participar en el primer y realmente único “equipo soñado” del baloncesto norteamericano que arrasó en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

En la Ciudad Condal, el público aplaudió la presencia en la cancha de Magic y este respondió con brillantes jugadas y con el carisma que siempre lo caracterizó.

Magic quiso seguir jugando; sin embargo, los prejuicios en contra de la enfermedad pudieron más y el magnífico escolta de los Lakers se convirtió en  portavoz nacional para la prevención e información del SIDA y creó una fundación para promover la investigación sobre la enfermedad. En el mismo 1992 publicó el libro What You Can Do to Avoid AIDS.

Cuba también ha tenido varios atletas que no solo han brillado en los terrenos. El ejemplo más claro es el de Ana Fidelia Quirot. En los Panamericanos de Indianápolis y La Habana, la Quirot ganó los 400 y 800 metros, con excelentes registros. En Barcelona, Ana Fidelia finalizó en la tercera plaza. Nada parecía capaz de detener el paso en las pistas de la cubana. Sin embargo, en 1993, un accidente casero casi le cuesta la vida a la corredora. Durante varios meses se debatió entre la vida y la muerte; pero pudo más su voluntad.

Ana Fidelia despertó la admiración de todos cuando corrió en los 800 metros de los Centroamericanos de Ponce. En su rostro podían apreciarse claramente las huellas del accidente. Prácticamente no podía mover la cabeza y las diversas operaciones le impedían coordinar el movimiento de sus brazos. A pesar de las dificultades, Ana Fidelia corrió y finalizó en la segunda posición.

La fantástica corredora se resistió al retiro. Su cuerpo fue sometido a más operaciones y ella mantuvo su esperanza de retornar a las pistas. Durante dos años Ana Fidelia realizó un gran entrenamiento y en el Mundial de Gotemburgo ganó la medalla de oro, en la Olimpiada de Atlanta la de plata y repitió el oro mundial en la cita de Atenas, en 1997. Todavía hoy en el rostro de Ana Fidelia quedan las marcas del accidente; mientras en su vitrina personal se exhiben más de veinte títulos en las más importantes competencias internacionales.

Entre los atletas cuyas hazañas han trascendido al deporte, un nombre sobresale: Terry Fox.

Terry Fox nació en Canadá en 1958 y durante 19 años vivió una vida similar a la de cualquier joven. Pero en 1977 los médicos le detectaron un tumor maligno en la pierna derecha. De la noche a la mañana, todo cambió para Terry. Los médicos tuvieron que amputarle la pierna por encima de la rodilla. 

Lejos de sentarse a llorar su desgracia, Terry encontró las fuerzas necesarias para iniciar en 1980 un largo recorrido por Canadá. A pesar de su prótesis, de las inclemencias del tiempo y de la incomprensión inicial de algunos, Terry siguió adelante y fue ganando adeptos a su causa. Días tras día se levantaba y comenzaba su recorrido de aproximadamente 40 kilómetros. Corría para recaudar fondos que ayudaran a financiar las investigaciones sobre el cáncer y para mostrarle al mundo que era posible enfrentarse al cáncer y salir victorioso.
Después de 143 días consecutivos de carrera y más de 5 mil kilómetros recorridos, la enfermedad atacó nuevamente al cuerpo de Terry.
El cáncer se extendió hasta sus pulmones y le impidió continuar la carrera. En el mismo 1980 recibió varias condecoraciones. Un año después, gracias a su ejemplo, cada ciudadano canadiense donó al menos un dólar para la lucha contra el cáncer. La vida de Terry terminó el 28 de junio de 1981 luego que los tratamientos no dieron resultado. En su honor, el gobierno canadiense decretó duelo nacional e  izó la bandera a media asta. Uno de los picos de las Montañas Rocosas lleva su nombre y Terry fue considerado uno de los canadienses más influyentes del siglo XX.

Poco después de su muerte se creó la carrera Terry Fox que se ha extendido a más de 100 países en el mundo y que además de recaudar fondos para la lucha contra el cáncer, intenta llamar la atención sobre la proliferación de distintos tipos de cáncer que afectan a la humanidad.
 
Frase de Terry Fox:
«Me gustan los retos y no voy a abandonar. Cuando decidí hacerlo sabía que estaba yendo hasta el final. No había nada que se interpusiera en mi camino».              

Publicado en Habana Radio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *